Francisco Rodríguez / Índice Político
“¿Para que someter a la veleidad del voto la decisión que ya tomó el señor Presidente?”, bromeaba ese gran reportero de la TV que fuera Agustín Granados, cuyo ingenio se extraña ante tanta insulsa banalidad. Y sí, ¿para qué invitar a emitir el voto si, a final de cuentas, el sufragio se va a comprar como una mercancía más?
Poco importan los ciudadanos en México. Su voto tiene precio. ¿Quién da más?
Con 500, mil o mil 500 pesos en el bolsillo, los electores ya no juegan.
El juego real está en las cúpulas gobernantes y en sus extensiones partidistas.
Y como aconsejaba Juan Pirulero… cada cual está en el propio.
Para empezar, el juego del señor Felipe Calderón quien en su animosidad y hasta odio por el PRI es capaz de sacrificar a su candidato a la gubernatura de Guerrero para unir recursos económicos con los ya aportados –¿hasta quedar exangües?– por el gobierno de Marcelo Ebrard. Todo para que el tricolor pierda su reconquista del estado sureño, y deje de avanzar hacia Los Pinos en 2012. ¿En serio, en serio, gana Calderón con el triunfo de Ángel Aguirre, un ex priísta que en el fondo es priísta?
El juego del propio Marcelo Ebrard –apadrinado, como siempre, por Manuel Camacho– para ganar la candidatura de la pseudo izquierda mexicana, que hoy por hoy tiene en Andrés Manuel López Obrador a su mejor carta y, en torno al tabasqueño, la mejor organización. No en balde, es al “mejor alcalde del mundo” a quien se atribuye el triunfo, aún por sobre las dirigencias partidistas del PRD, PT y Convergencia. ¿De verdad gana Ebrard con este discutido triunfo que es presentado como derrota de AMLO?
Está también el doble juego de los priístas.
Sabido es que Ángel Aguirre era el prospecto que el factótum del tricolor, Enrique Peña Nieto, proponía como abanderado del PRI en esta reciente contienda, y que coyunturalmente aceptó que fuese desplazado por Manuel Añorve apoyado por Manlio Fabio Beltrones. De hecho, el gobernador mexiquense se deslindó oportunamente de esta campaña priísta. El resultado es que hoy no sólo Añorve, también Beltrones, son presentados como “los grandes derrotados” ¿Gana Peña con la aaprente derrota de Beltrones?
Hay otros juegos no menores todos ellos bien atendidos como aconseja el personaje de la tonadilla, el señor Pirulero.
El del gobernador saliente –¿también perdidoso?—Zeferino Torreblanca.
El del cacique Rubén Figueroa Jr., que también jugó en dos frentes.
El de Beatriz Paredes, que asimismo pone una zancadilla a Beltrones.
Jugaron las casas encuestadoras. Y perdieron como ha venido sucediendo a últimas fechas. Y no sólo porque ninguna previó la abismal brecha conocida a través del Programa de Resultados Electorales Preliminares –arriba del 15%–, sino porque en la noche de este último domingo salieron a confirmar el triunfo sin presentar una sola crifra.
Perdieron, sin jugar siquiera, los guerrerenses.
No la oportunidad de cambio, porque a final de cuentas en el verdadero juego ellos ni siquiera estaban contemplados. Porque uno y otro candidato fueron lo mismo. El mismo origen. La misma familia. De la misma famiglia, también. Más de lo mismo.
Perdieron los guerrerenses, como perdimos todos los mexicanos, al no ser sino mero juguete de aquellos que sin parar en mientes, empleando todo tipo de artimañas, luchan por el poder que dan los recursos públicos.
Perdió la democracia que algún día esperábamos empezar a construir.
Índice Flamígero: La visión del psicoanalista social José Antonio Lara Peinado, habla de triunfadores: “Guerrero es un espejo que refleja la triste realidad nacional. En un estado en donde hay una fuerte crisis: económica, educativa y social, dos candidatos del PRI se enfrentaron en algo llamado elecciones. Cinismo, mercadotecnia, mitomanía y megalomanía, fueron los ganadores el día de ayer, el carácter perverso quedo muy alto en las encuestas, ambos candidatos priístas (compitiendo por diferentes partidos), han estado ligados a una historia de impunidad en Guerrero, desde la guerra sucia de los setentas, la muerte de Lucio Cabañas, la matanza de Aguas Blancas, todos ellos agravios para una sociedad guerrerense que votó por dos candidatos que han demostrado que los partidos políticos, son un mero pretexto para acceder al poder y al dinero. Desprovistos de principios, los partidos políticos de este país, son un espejo de la impunidad y el desequilibrio con el cual se mueven. Su ideario político se resume hoy en día en: ‘No importa prostituirnos, no importa el pueblo, lo importante es ganar’. No gano uno y perdió el otro, bien por el contrario, ganaron todos los participantes en el aquelarre del domingo llamado elecciones, todos buscando no un bienestar, buscando una posición con miras a un 2012, que augura, todavía más desequilibrio, enfermedad y perversión de estos políticos que pareciera ser, sonríen y festejan, en tanto el hambre, el desempleo y la pobreza hoy más que nunca se han convertido en lo único real que tenemos.”
“¿Para que someter a la veleidad del voto la decisión que ya tomó el señor Presidente?”, bromeaba ese gran reportero de la TV que fuera Agustín Granados, cuyo ingenio se extraña ante tanta insulsa banalidad. Y sí, ¿para qué invitar a emitir el voto si, a final de cuentas, el sufragio se va a comprar como una mercancía más?
Poco importan los ciudadanos en México. Su voto tiene precio. ¿Quién da más?
Con 500, mil o mil 500 pesos en el bolsillo, los electores ya no juegan.
El juego real está en las cúpulas gobernantes y en sus extensiones partidistas.
Y como aconsejaba Juan Pirulero… cada cual está en el propio.
Para empezar, el juego del señor Felipe Calderón quien en su animosidad y hasta odio por el PRI es capaz de sacrificar a su candidato a la gubernatura de Guerrero para unir recursos económicos con los ya aportados –¿hasta quedar exangües?– por el gobierno de Marcelo Ebrard. Todo para que el tricolor pierda su reconquista del estado sureño, y deje de avanzar hacia Los Pinos en 2012. ¿En serio, en serio, gana Calderón con el triunfo de Ángel Aguirre, un ex priísta que en el fondo es priísta?
El juego del propio Marcelo Ebrard –apadrinado, como siempre, por Manuel Camacho– para ganar la candidatura de la pseudo izquierda mexicana, que hoy por hoy tiene en Andrés Manuel López Obrador a su mejor carta y, en torno al tabasqueño, la mejor organización. No en balde, es al “mejor alcalde del mundo” a quien se atribuye el triunfo, aún por sobre las dirigencias partidistas del PRD, PT y Convergencia. ¿De verdad gana Ebrard con este discutido triunfo que es presentado como derrota de AMLO?
Está también el doble juego de los priístas.
Sabido es que Ángel Aguirre era el prospecto que el factótum del tricolor, Enrique Peña Nieto, proponía como abanderado del PRI en esta reciente contienda, y que coyunturalmente aceptó que fuese desplazado por Manuel Añorve apoyado por Manlio Fabio Beltrones. De hecho, el gobernador mexiquense se deslindó oportunamente de esta campaña priísta. El resultado es que hoy no sólo Añorve, también Beltrones, son presentados como “los grandes derrotados” ¿Gana Peña con la aaprente derrota de Beltrones?
Hay otros juegos no menores todos ellos bien atendidos como aconseja el personaje de la tonadilla, el señor Pirulero.
El del gobernador saliente –¿también perdidoso?—Zeferino Torreblanca.
El del cacique Rubén Figueroa Jr., que también jugó en dos frentes.
El de Beatriz Paredes, que asimismo pone una zancadilla a Beltrones.
Jugaron las casas encuestadoras. Y perdieron como ha venido sucediendo a últimas fechas. Y no sólo porque ninguna previó la abismal brecha conocida a través del Programa de Resultados Electorales Preliminares –arriba del 15%–, sino porque en la noche de este último domingo salieron a confirmar el triunfo sin presentar una sola crifra.
Perdieron, sin jugar siquiera, los guerrerenses.
No la oportunidad de cambio, porque a final de cuentas en el verdadero juego ellos ni siquiera estaban contemplados. Porque uno y otro candidato fueron lo mismo. El mismo origen. La misma familia. De la misma famiglia, también. Más de lo mismo.
Perdieron los guerrerenses, como perdimos todos los mexicanos, al no ser sino mero juguete de aquellos que sin parar en mientes, empleando todo tipo de artimañas, luchan por el poder que dan los recursos públicos.
Perdió la democracia que algún día esperábamos empezar a construir.
Índice Flamígero: La visión del psicoanalista social José Antonio Lara Peinado, habla de triunfadores: “Guerrero es un espejo que refleja la triste realidad nacional. En un estado en donde hay una fuerte crisis: económica, educativa y social, dos candidatos del PRI se enfrentaron en algo llamado elecciones. Cinismo, mercadotecnia, mitomanía y megalomanía, fueron los ganadores el día de ayer, el carácter perverso quedo muy alto en las encuestas, ambos candidatos priístas (compitiendo por diferentes partidos), han estado ligados a una historia de impunidad en Guerrero, desde la guerra sucia de los setentas, la muerte de Lucio Cabañas, la matanza de Aguas Blancas, todos ellos agravios para una sociedad guerrerense que votó por dos candidatos que han demostrado que los partidos políticos, son un mero pretexto para acceder al poder y al dinero. Desprovistos de principios, los partidos políticos de este país, son un espejo de la impunidad y el desequilibrio con el cual se mueven. Su ideario político se resume hoy en día en: ‘No importa prostituirnos, no importa el pueblo, lo importante es ganar’. No gano uno y perdió el otro, bien por el contrario, ganaron todos los participantes en el aquelarre del domingo llamado elecciones, todos buscando no un bienestar, buscando una posición con miras a un 2012, que augura, todavía más desequilibrio, enfermedad y perversión de estos políticos que pareciera ser, sonríen y festejan, en tanto el hambre, el desempleo y la pobreza hoy más que nunca se han convertido en lo único real que tenemos.”
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