Generales al borde de un ataque

Jorge Alejandro Medellín

1.- El último laboratorio de la Defensa Nacional para intentar revertir el avance de los cárteles de la droga como los Zetas y el del Golfo, se tambalea.

2.- En la priista Tamaulipas, en donde el narco asentó sus reales hace cuatro décadas o quizá más, los generales que el gobernador emergente, Egidio Torre Cantú, le solicito a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para retomar el control de la seguridad municipal y estatal a partir de un esquema diseñado por el Ejército, se sienten abandonados y amenazan con retirarse de los cargos como secretarios, directores y coordinadores de Seguridad Pública si el congreso local no comienza ya a otorgar los recursos económicos para emprender la hazaña.

3.- Y el primero de ellos es el propio Secretario de Seguridad de Tamaulipas, el general Ubaldo Ayala Tinoco, a quien se le acabó la paciencia hace unos días ante la desatención y la blanda mano del mandatario tamaulipeco para intentar la recuperación del estado mediante la vía armada, golpeando y desarticulando a los Zetas y al Cartel del Golfo (CDG) con choques frontales, capturas de capos y operadores y acciones de alto impacto que incluyan la eliminación de personajes como Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta.

4.- La estrategia de la Sedena en Tamaulipas se mueve en dos vías. La primera descansa sobre el recurso de la ofensiva armada, basada en operaciones de alto impacto, en manejo de inteligencia operativa, en la aeromovilidad de grupos especiales y en el mejor entrenamiento (no mejores armas) de la milicia para abrir fuego sin sufrir las cuantiosas bajas que han tenido los sicarios.

5.- Al mismo tiempo, en la segunda vertiente de la Sedena, el choque frontal de los militares deberá ir acompañado de una acelerada estrategia de limpia y reconstrucción de las estructuras policiales municipales y estatales para que esto permita que en el mediano plazo sean las policías de los tres niveles las que se encarguen de combatir al narco, y no las fuerzas armadas, que no están hechas para eso y que con ello degradan el espíritu de sus misiones originales.

6.- Es en esta última fase en la que los militares siguen encontrando huecos, resistencias, incapacidades y falta de compromiso para llevar adelante la limpia, el adoctrinamiento, el rearme y la especialización de los cuerpos policiacos penetrados o amedrentados por el narco.

7.- Por eso el general Ayala Tinoco dio el ultimátum al noble gobernador Egidio Torre Cantú, mandatario emergente en las luchas intestinas de poder que acaban beneficiando –por ignorancia o complacencia– a los señores de la droga en Tamaulipas.

8.- Ni el general Ayala Tinoco ni los otros 10 mandos de los municipios que el gobernador y la Sedena intentan militarizar para arrancarlos de las manos de Zetas y CDG, van a resistir mucho o van a poder defender la plaza en las actuales condiciones.

Los asesinatos del general Manuel Farfán Carriola, director de Seguridad Municipal Ciudadana en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y del director de Inteligencia del C-5 en Monterrey, Nuevo León, ejecutado hace unos días, subieron las luces del ámbar al rojo intenso en esa entidad.

9.- Sin el apoyo del gobierno estatal y sin acciones certeras y de fondo por parte de la federación, de senadores y diputados federales para obligar a una efectiva rendición de cuentas y saber en qué y cómo se gasta el dinero entregado para combatir al crimen, el experimento de la Sedena derivará en fracaso, un nuevo fracaso como el de Chihuahua.

10.- En este sexenio se ha gastado un promedio de 5 mil a 7 millones de pesos dirigidos al Fondo Nacional de Seguridad, que se suman a otro promedio de unos 3 mil 500 a 4 mil 300 millones de pesos anuales que integran el Subsidio para la Seguridad Pública Municipal.

En el primer caso hablamos de un total a ejercer, a finales del 2011, de 31 mil 956 millones de pesos, y en el segundo caso la cifra será de 19 mil 812 millones de pesos. En total hablamos de 51 mil 768 millones de pesos, cantidad que en los años anteriores ha sido gravemente sub ejercida por varios gobiernos estatales y municipales con las consecuencias que hoy sufrimos todos, principalmente la gente de la Sedena.

11.- En los presupuestos señalados no se incluyen los de Marina y Sedena, dependencia que ejercerá al término del este año 204 mil 357 millones, 091 mil 142 pesos. La cifra, por abultada que parezca, le servirá de poco al general Galván para impulsar la modernización militar y sobre todo, para apoyar a sus generales en conflicto, al borde de algo más que un ataque de nervios en Tamaulipas, bastión que la Sedena y Marina están obligadas a recuperaren el corto plazo para evitar que el narco se adueñe oficialmente del estado.

Más que un ataque de nervios o de pánico, soldados y marinos podrían afrontar un ataque al honor si no reciben el apoyo prometido.

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