Electoralmente deducible

Astillero / Julio Hernández López

- Efectismo presupuestal

- "Celebraciones" en Francia


Candil de la educación privada y oscuridad de la pública: Felipe hace fiscalmente deducibles ciertos gastos de colegiaturas mientras la estructura pública se hunde en el control sindical-partidario elbista, el aparato de simulación gubernamental denominado SEP y la corrupción generalizada en esos dos ámbitos (¿en cuál no?). Guiño electorero a un segmento de clase media que será beneficiado por los malabarismos financieros anunciados por el comandante Calderón, quien afirma que con imprecisos "ahorros" cubrirá los faltantes que se producirán el año entrante, el volátil 2002, cuando los contribuyentes dejen de aportar lo que les corresponda.

Primer golpe de efectismo presupuestal con la vista puesta en los comicios venideros. Manzana envenenada para la profesora Elba que ya no es aliada electoral y a la que ahora le surgen sindicatos "independientes" y pedagogía del impuesto. Ya antes se han usado los aparatos policiaco y militar con sentido partidista y electoral y ahora viene la etapa del erario como promotor del voto. Con sentido tragicómico podría decirse que Felipe llevó al país a los peores escenarios durante cuatro años y medio para tratar de componer, o aparentar que compone, las cosas en el último tramo y generar la ilusión óptica de que siempre sí podía el panismo-felipista manejar el país con mínimos resultados aceptables. Hay quienes aseguran que en la bitácora pinolera previa a las urnas podrían caer personajes de primer nivel del narcotráfico, como el universalmente considerado el favorito de los dos sexenios blanquiazules, para así "demostrar" a la corta memoria colectiva que la masacre nacional llega a "buenos" resultados.

Estado claudicante que es incapaz de ofrecer una educación pública aceptable y reconocida y que, en cambio, para menguar el daño causado a los ciudadanos que con razón, legitimidad y recursos optan por lo privado, les ofrece una forma de compensación que en realidad es una aceptación de fracaso institucional (en el vodevil político de cada día, los priistas han planteado que ellos ya habían hecho una propuesta de deducibilidad escolar y que FC se las habría plagiado, a lo que el titular de la Secretaría de Educación Privada, Alonso Lujambio, respondió con música de bolero que eran simples "celos". Así cumple FC aunque sea de manera parcial y sesgada su vocación privatizadora y su animadversión a la educación pública. No sólo está la posición explicable de un gobierno de derecha que privilegia el privatizar, sino viejos enconos personales y revanchismo siempre latente contra las universidades y la escolaridad pública. Sería interesante, en ese proceso de ayudas fiscales a quienes prefieren lo privado, analizar la viabilidad de que los ciudadanos pudieran hacer deducibles los gastos que hicieran para tener un presidente de la República privado y no el que creen que no les sirve.

Increíbles logros del calderonismo en el plano internacional: Francia decidió convertir las celebraciones del Año de México en un foro de protesta por la situación de Florence Cassez y el comandante en jefe de Los Pinos pasó, en el discurso de Nicolás Sarkozy, a formar parte de una disección desdeñosa entre "el pueblo mexicano y determinados dirigentes mexicanos" (en el mismo saldo francés, la ministra de Finanzas, Christina Lagarde, anunció que usará la presidencia del G20 para difundir lo sucedido a la sentenciada a sesenta años). Frente a tal transmutación, FC ha preferido cancelar la participación mexicana en tales "festejos" por no encontrar "condiciones apropiadas".

Por otra parte, los mismos poderes gringos que han tomado control del desastre mexicano han advertido que recortarán los de por sí disminuidos fondos explícitos de apoyo al gobierno calderonista etiquetados como Iniciativa Mérida; unos 250 millones de dólares serán rasurados a las cuentas controladoras, en relación con 2010, según dio a conocer ayer la Casa Blanca. El argumento causa preocupación: "fundamentalmente es la transformación de un programa más enfocado a equipo, a uno de mayor capacidad institucional del gobierno, Estado de Derecho, lo que es inherentemente menos caro". Es decir, precisa Notimex: "una inclinación mayor hacia la construcción de instituciones y entrenamiento en apoyo de instituciones mexicanas". Gulp: el Tío Sam cree que ya no son tan necesarios los juguetes de guerra, sino la enseñanza y corrección de determinados dirigentes e instituciones de México: ¡Niño Felipito, atento a la clase!

Cuando la clase política parece totalmente abatida, hundida en la corrupción y la falta de confianza popular (salvo sus honrosas excepciones, diría un clásico que a su vez constituye una excepción), con los caminos electorales en riesgo de ser aparatosamente cerrados, entre otros factores por la narcoviolencia inducida, reaparece por la vía escritural el subcomandante Marcos para reflexionar sobre la "guerra" que impuso Felipe Calderón y sobre los grandes negocios que a cuenta de tal desgracia están haciendo los promotores y operadores bélicos. Marcos también ha sufrido el desgaste de las figuras públicas de izquierda a cuyas cuentas son cargadas omisiones, indecisiones, vedetismos y silencios sin explicación. Pareciera ir en gran desventaja, como si sus tiempos de gran resonancia y enorme convocatoria hubieran pasado y no hubiera manera de reproducirlos. Pero allí está de nuevo, al menos en el debate escrito, una voz de las que parecieran necesarias para tratar de redefinir el rumbo de una izquierda maltrecha y de una firme movilización social hasta ahora no lograda.

Y, mientras Enrique Peña Nieto parece ir perdiendo delantera, exhibido en sus carencias por ciertos problemas a que se ha ido enfrentando sin red de protección, como el de los asesinatos de mujeres (ayer salió a proponer el delito de feminicidio, aunque su maquinaria de apoyo antes impidió que se declarara una alerta sobre lo que ahora cree necesario legislar) y el de su propia sucesión (ayer, su PRI le autorizó a designar por virtual dedazo al próximo candidato), ¡hasta mañana!

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