Raymundo Riva Palacio / Estrictamente Personal
Josefina Vázquez Mota se encuentra ante el dilema de su vida. Quiere ser candidata del PAN a la Presidencia en 2012, pero ese destino atraviesa por un sacrificio del cual puede no salir airosa: ser candidata al gobierno del Estado de México en 2011 en una alianza con el PRD. Ella nunca quiso que sus ambiciones dependieran de esa ecuación, que cada vez parece, sin embargo, inevitable.
"Estoy en el proceso de definición", reconoció Vázquez Mota hace unos días, reflejando su lucha interna.
Hasta finales del año pasado, su decisión estaba tomaba de una manera drástica. Al estado de México no iría como candidata, porque a partir del primer trimestre del año, comenzaría su precampaña para la Presidencia de la República.
El equipo político que la ha acompañado durante una década, se empezó a preparar para brincar, una vez que pidiera licencia en la Cámara de Diputados para ir a su aventura, hacer lo mismo. Pero algo importante sucedió dentro del PAN, porque los planes se pospusieron.
Vázquez Mota ha sido desde hace más de un año la candidata ideal de Los Pinos para el Estado de México. "No quiere irse a esa candidatura, pero la obligaremos a ello", dijo en ese entonces uno de los colaboradores más cercanos del presidente Felipe Calderón. La respuesta de la diputada siempre fue: no.
En público y en privado, Vázquez Mota cuidaba mucho no abrir por completo su aspiración de la candidatura presidencial, pero era tajante sobre su rechazo a la candidatura para el Estado de México. "Eso no está en mis planes", enfatizaba. Pero hoy en día, el tono que utilizó durante todas sus conversaciones en 2010, ha cambiado por el de la incertidumbre.
Vázquez Mota sabe bien lo que quiere, la Presidencia, pero las fuerzas políticas dentro y fuera del PAN la ven como la mejor opción posible hoy en día para enfrentar al PRI en el Estado de México, derrotar a cualquier candidato que coloque el gobernador Enrique Peña Nieto y mostrar las vulnerabilidades de quien hoy es el puntero en las preferencias electorales para el poder supremo.
La presión sobre Vázquez Mota, por tanto, va en aumento. La ven como una gran candidata, con excelente exposición mediática, habilidosa en las discusiones políticas, y una sobreviviente de fuerzas políticas poderosas.
Enfrentó con éxito a dos mujeres que quisieron aplastarla: Martha Sahagún, esposa del presidente Vicente Fox, que quiso implantar una política de beneficencia y caridad al margen de la Secretaría de Desarrollo Social que encabezaba, y la dirigente del magisterio Elba Esther Gordillo, que quiso aplastarla en el gobierno de Felipe Calderón, cuando fue secretaria de Educación.
Se levantó de un conflicto profundo con el equipo íntimo de Calderón, cuando fue candidato a la Presidencia, y fue derrotada y marginada por Juan Camilo Mouriño, quien le arrebató la coordinación de la campaña y el tejido de las alianzas políticas. Vázquez Mota fue maltratada por todo el equipo de Mouriño –hoy encabezado por el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero- durante la primera parte del gobierno de Calderón.
Cuando la arrinconaron al extremo de hacer inviable su futuro político si se mantenía en el gabinete brincó al Congreso, donde derrotó al ex secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, para apoderarse de la coordinación de la bancada del PAN, y desde ahí comenzó a restaurar su relación con el presidente Calderón. "Tengo hoy la mejor relación que jamás haya tenido con el presidente", confió Vázquez Mota hace unas semanas. "Tenemos una comunicación constante".
Esa comunicación incluye no sólo comidas cada miércoles en Los Pinos para revisar estrategias políticas y consultas permanentes sobre temas controvertidos en el Congreso, sino también cruce de opiniones, comentarios y sugerencias a través de sus Blackberry. Calderón ha dejado entrever que se siente satisfecho y contento con lo que ha hecho Vázquez Mota en el Congreso, pero cuando del Estado de México se habla, dicen personas cercanas al presidente, comenta: "No le puedo pedir que acepte la candidatura. Ya le he pedido muchas cosas".
Pero si no es el presidente, sí es su entorno quien la presiona, y figuras dentro del PAN que no son afines al propio Calderón. La ven como la única figura que puede hacer mella en una candidatura del PRI en el Estado de México y meterle el pie a Peña Nieto en su carrera hacia la Presidencia de la República. También consideran que es la única panista con la que se podría forjar una alianza electoral con el PRD en el estado, que no tiene buenos candidatos para ir solos a la elección, y en la escasez de aspirantes, ninguno parece capaz de superar los vetos en el PAN.
El dilema de Vázquez Mota atraviesa por la posibilidad de que si mantiene su negativa a aceptar la candidatura para el Estado de México, el mensaje que transmitirá es que su ambición personal es superior a los intereses del partido, lo que le restará apoyos en la búsqueda de la candidatura presidencial, si no es que en el largo camino de este año para que se decida, quede soslayada por lo que se interpretará –y sus adversarios alimentarán- como un acto egoísta de su parte.
Si la acepta y es aplastada por el candidato del PRI y la maquinaria política de Peña Nieto, Vázquez Mota le dará la razón a sus críticos de que es una política sobredimensionada, que con un piquete se desinfla. En caso contrario, si va al Estado de México y logra cerrar la contienda ante el PRI aunque pierda la elección, se convertirá en una candidata probada ante la mayor fuerza electoral priista en el país, y la aspirante presidencial panista con mayor fortaleza para 2012. Claro, si llegara a ganar en el Estado de México, su sueño presidencial tendría que reposar seis años más, muchos por delante, aún para una mujer que a los 50 años está en la plenitud de su carrera política.
Josefina Vázquez Mota se encuentra ante el dilema de su vida. Quiere ser candidata del PAN a la Presidencia en 2012, pero ese destino atraviesa por un sacrificio del cual puede no salir airosa: ser candidata al gobierno del Estado de México en 2011 en una alianza con el PRD. Ella nunca quiso que sus ambiciones dependieran de esa ecuación, que cada vez parece, sin embargo, inevitable.
"Estoy en el proceso de definición", reconoció Vázquez Mota hace unos días, reflejando su lucha interna.
Hasta finales del año pasado, su decisión estaba tomaba de una manera drástica. Al estado de México no iría como candidata, porque a partir del primer trimestre del año, comenzaría su precampaña para la Presidencia de la República.
El equipo político que la ha acompañado durante una década, se empezó a preparar para brincar, una vez que pidiera licencia en la Cámara de Diputados para ir a su aventura, hacer lo mismo. Pero algo importante sucedió dentro del PAN, porque los planes se pospusieron.
Vázquez Mota ha sido desde hace más de un año la candidata ideal de Los Pinos para el Estado de México. "No quiere irse a esa candidatura, pero la obligaremos a ello", dijo en ese entonces uno de los colaboradores más cercanos del presidente Felipe Calderón. La respuesta de la diputada siempre fue: no.
En público y en privado, Vázquez Mota cuidaba mucho no abrir por completo su aspiración de la candidatura presidencial, pero era tajante sobre su rechazo a la candidatura para el Estado de México. "Eso no está en mis planes", enfatizaba. Pero hoy en día, el tono que utilizó durante todas sus conversaciones en 2010, ha cambiado por el de la incertidumbre.
Vázquez Mota sabe bien lo que quiere, la Presidencia, pero las fuerzas políticas dentro y fuera del PAN la ven como la mejor opción posible hoy en día para enfrentar al PRI en el Estado de México, derrotar a cualquier candidato que coloque el gobernador Enrique Peña Nieto y mostrar las vulnerabilidades de quien hoy es el puntero en las preferencias electorales para el poder supremo.
La presión sobre Vázquez Mota, por tanto, va en aumento. La ven como una gran candidata, con excelente exposición mediática, habilidosa en las discusiones políticas, y una sobreviviente de fuerzas políticas poderosas.
Enfrentó con éxito a dos mujeres que quisieron aplastarla: Martha Sahagún, esposa del presidente Vicente Fox, que quiso implantar una política de beneficencia y caridad al margen de la Secretaría de Desarrollo Social que encabezaba, y la dirigente del magisterio Elba Esther Gordillo, que quiso aplastarla en el gobierno de Felipe Calderón, cuando fue secretaria de Educación.
Se levantó de un conflicto profundo con el equipo íntimo de Calderón, cuando fue candidato a la Presidencia, y fue derrotada y marginada por Juan Camilo Mouriño, quien le arrebató la coordinación de la campaña y el tejido de las alianzas políticas. Vázquez Mota fue maltratada por todo el equipo de Mouriño –hoy encabezado por el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero- durante la primera parte del gobierno de Calderón.
Cuando la arrinconaron al extremo de hacer inviable su futuro político si se mantenía en el gabinete brincó al Congreso, donde derrotó al ex secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, para apoderarse de la coordinación de la bancada del PAN, y desde ahí comenzó a restaurar su relación con el presidente Calderón. "Tengo hoy la mejor relación que jamás haya tenido con el presidente", confió Vázquez Mota hace unas semanas. "Tenemos una comunicación constante".
Esa comunicación incluye no sólo comidas cada miércoles en Los Pinos para revisar estrategias políticas y consultas permanentes sobre temas controvertidos en el Congreso, sino también cruce de opiniones, comentarios y sugerencias a través de sus Blackberry. Calderón ha dejado entrever que se siente satisfecho y contento con lo que ha hecho Vázquez Mota en el Congreso, pero cuando del Estado de México se habla, dicen personas cercanas al presidente, comenta: "No le puedo pedir que acepte la candidatura. Ya le he pedido muchas cosas".
Pero si no es el presidente, sí es su entorno quien la presiona, y figuras dentro del PAN que no son afines al propio Calderón. La ven como la única figura que puede hacer mella en una candidatura del PRI en el Estado de México y meterle el pie a Peña Nieto en su carrera hacia la Presidencia de la República. También consideran que es la única panista con la que se podría forjar una alianza electoral con el PRD en el estado, que no tiene buenos candidatos para ir solos a la elección, y en la escasez de aspirantes, ninguno parece capaz de superar los vetos en el PAN.
El dilema de Vázquez Mota atraviesa por la posibilidad de que si mantiene su negativa a aceptar la candidatura para el Estado de México, el mensaje que transmitirá es que su ambición personal es superior a los intereses del partido, lo que le restará apoyos en la búsqueda de la candidatura presidencial, si no es que en el largo camino de este año para que se decida, quede soslayada por lo que se interpretará –y sus adversarios alimentarán- como un acto egoísta de su parte.
Si la acepta y es aplastada por el candidato del PRI y la maquinaria política de Peña Nieto, Vázquez Mota le dará la razón a sus críticos de que es una política sobredimensionada, que con un piquete se desinfla. En caso contrario, si va al Estado de México y logra cerrar la contienda ante el PRI aunque pierda la elección, se convertirá en una candidata probada ante la mayor fuerza electoral priista en el país, y la aspirante presidencial panista con mayor fortaleza para 2012. Claro, si llegara a ganar en el Estado de México, su sueño presidencial tendría que reposar seis años más, muchos por delante, aún para una mujer que a los 50 años está en la plenitud de su carrera política.
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