¿A dónde va el pleito TV Azteca vs Carlos Slim?

Rubén Cortés

En política y dinero las casualidades no existen. Por eso la decisión ayer del Grupo Carso de cancelar toda la publicidad que tenía contratada con TV Azteca pudo originarse el lunes, durante el retorno de la conductora Carmen Aristegui al espacio radiofónico 102.5 de FM.

A lo largo de las tres horas, Telcel, empresa del Grupo Carso, transmitió 11 spots de su nuevo equipo telefónico, lo cual no sería raro de no haber sido porque patrocinó un comunicado de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información.

El anuncio, que tenía como objetivo saludar el retorno a la emisora de la polémica conductora, lo que hizo fue criticar a las televisoras de frecuencia abierta, al gobierno federal y a los legisladores por no abrir más espacios.

Tres días antes, Carso había retirado su publicidad de una de las televisoras de frecuencia abierta, Televisa; mientras ayer lo hizo con otra, TV Azteca, lo cual va encarrilado a su expectativa de obtener prontamente un nuevo título de concesión para transmitir televisión.

Lo que sucede es que la empresa del hombre más rico del mundo, Carlos Slim, está pensando en montar su propia red de televisión y desea meter ahí los recursos que hasta ahora invertía en Televisa y TV Azteca.

Una decisión lícita y tecnológicamente plausible, pero pervertida si para ello rompe de manera unilateral con las dos televisoras, sobre todo porque este año se licitarán los primeros bloques de TV digital de alta definición en ciudades.

Parece pérfido porque mientras por un lado Telmex se queja de tarifas discriminatorias, por otro le compraba desde hacía cinco años publicidad a TV Azteca al mismo precio, de cinco por uno: pagaba, digamos, 350 millones de pesos por lo que realmente valía en el mercado unos mil 400 millones.

Le daba liquidez, pero le compraba barato, lo cual es su estrategia de negociación. Ahora TV Azteca le pidió un aumento de 15 por ciento para resarcir un poco lo que dejó de ganar en cinco años: vamos, para actualizar sus precios, como hace todo el mundo. Pero Carso se negó.

Utilizó su poder de compra para mantener un precio fuera del mercado real, apretando a TV Azteca con el argumento de que Telmex no sube tarifas desde hace 11 años.

Pero Carso es mucho más que Telmex o Telcel: tiene constructoras, cadenas comerciales, mineras y otras telefónicas en Latinoamérica, que le compensan de los negocios en los que pierde.

También se queja del intento de condicionamiento de la venta de publicidad a una reducción de las tarifas de interconexión como le propuso TV Azteca.

Sin embargo, el futuro de esto último lo determinará la Corte, que establecerá los principios para precios justos y equitativos.

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