“…de pobres resultados”

Francisco Rodríguez / Índice Político

Apenas este primer día de febrero, Carlos Fernández-Vega trajo a cuento las enormes cantidades de numerario que los mexicanos hemos dilapidado los últimos cuatro años en el pago de nóminas a la burocracia federal. En su columna “México SA” del diario La Jornada, el periodista da a conocer las cifras:

“En los hechos, cobran sueldos y prestaciones como si los desquitaran y lo hicieran de maravilla. Cada año la nación gasta una verdadera fortuna para mantenerlos como monarcas (rey el de Los Pinos, príncipes los del gabinetazo y corte el resto de la burocracia). ¿Algún país, con el desastroso resultado que reporta el calderonato, pagaría casi 3 billones de pesos para mantener a esa suerte de monarquía? Lo dudo, pero en México, muy a pesar de sus habitantes, sí.

“Esa es la cantidad mágica: casi 3 billones de pesos de diciembre de 2006 a igual mes de 2010 (información de la Secretaría de Hacienda, sin contar otro tipo de estímulos, prestaciones, ajuares y aceites), es lo que le ha costado oficialmente a quienes pagan impuestos en este país, y sólo en términos monetarios, el mantenimiento del aparato burocrático federal, con el señor de Los Pinos y su círculo de leales amistades a la cabeza, no obstante el desastroso resultado del calderonato…

“Desde luego que esos logros no son presumidos en público, ni forman parte del discurso oficial y mucho menos de la machacona propaganda, pero de que la gozan, sin duda alguna la gozan. Entre otras tantas gracias han procurado, por llamarle así, un crecimiento promedio anual de apenas 0.8 por ciento y la generación de empleo formal en proporciones incluso menores a las del foxiato, lo que ya es decir, pero a la hora de autorizarse y cobrar sueldos, más todo tipo de conexos, parece que esos resultados corresponderían a países verdaderamente miserables y no al México exitoso, con su navío de gran calado que tanto pregonan.

“Casi 3 billones de pesos, y contando, para ofrecer ese tipo de resultados es un verdadero atraco a la nación. Cuando se instaló en Los Pinos, la nómina de la burocracia federal (comenzando por la de la residencia oficial) sumaba poco más de 609 mil millones de pesos (5.5 por ciento mayor en términos reales a la de 2005); para diciembre de 2010 las erogaciones se aproximaron a 800 mil millones. Para dar una idea de qué se trata, en el último año referido por cada peso que se destinó a inversión física directa (generadora de riqueza y empleo, entre otras bondades), se canalizó otro peso más 91 centavos al pago de dicha nómina.”

Estamos, así, no sólo frente a una fallida Administración rica, sino ante dizque funcionarios públicos que se enriquecen vertiginosamente a costa de las contribuciones, impuestos y pago de tarifas y servicios que, “a güevo”, hacemos cotidianamente los mexicanos.

Estamos, así también, ante un verdadero atraco del calderonato a todos los mexicanos. Mantenemos cual si fueran una corte real a los panistas que se apropiaron –“haiga sido como haiga sido”– del aparato burocrático en 2006, y que aún desde antes ya lo habían carcachizado, vuelto prácticamente inservible.

Y los operadores de la carcahizada y fallida Administración se reparten con la cuchara grande. La información de Fernández-Vega es verdaderamente alarmante. Por cada peso invertido, hemos gastado los mexicanos $1.91 para pagarles a los administradores. Por eso el pobre “crecimiento” económico del país en los últimos años. Ni siquiera al uno por ciento. Apenas al 0.8.

¿Podrían Felipe Calderón y sus más cercanos colaboradores trabajar en una empresa privada, devengar esos salarios, cobrar cuanto tipo de bono se les antoje y presentar tan pobres resultados? Definitivamente no. Los hubieron echado a la calle, en la primera junta del Consejo de Administración. Los habrían hasta “boletinado”, para que nadie osara contratarlos, además.

Con esta información puesta a disposición por Fernández-Vega se entiende bien el porqué, la mañana de ayer, el presidente del Senado, Manlio Fabio Beltrones, dijo a Carmen Aristégui que, en México, hoy, tenemos “un gobierno rico, de pobres resultados”.

No sólo eso, senador, padecemos lo que prácticamente todos dicen por ahí. El médico que me atiende. La vendedora de corbatas. El joven que me asea el calzado.

“Es el peor presidente que ha tenido México”. “El actual, es el más malo de todos los sexenios”. “¿Cuánto dice que le falta para terminar?”

Índice Flamígero: Los candidatos al sitial vacante de la Suprema Corte de Justicia provienen de la Universidad LaSalle, la Escuela Libre de Derecho y la UNAM. ¿Adivine usted cuál es el favorito de quien los propuso, también egresado de la segunda institución?

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