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Cuando el pasado jueves 3 de febrero, Gerardo Fernández Noroña, diputado del Partido del Trabajo (PT), exhibió una manta en la que aludía a la presunta dipsomanía del presidente Felipe Calderón, nadie se imaginaba que por al menos 12 días los reflectores, columnas y titulares de los medios nacionales e internacionales abordarían el tema desde otra óptica: el despido de la periodista Carmen Aristegui de su espacio matutino de noticias “Primera Emisión”, transmitido por MVS Radio. La razón, haber “transgredido el Código de Ética” suscrito entre la conductora y la empresa.
Viernes 4 de febrero. Aristegui Flores daba cuenta de lo sucedido un día antes en la sesión de la Cámara de Diputados, la cual fue suspendida luego de que Fernández Noroña desplegara una manta en la que se cuestionaban los problemas de salud del Ejecutivo federal, pretexto para que la también conductora de CNN en español -según MVS- “diera por válida una presunción”.
Ya para el 6 de febrero, Twitter tenía como parte de sus TrendTopics (TT) a Carmen Aristegui. Primero como un rumor y luego como una confirmación, se decía que la periodista mexicana salía de su espacio en la radio.
Antes del medio día del lunes 7, la empresa encabezada por Joaquín Vargas emitía un comunicado en el que ratificaba la salida de la informadora por “negarse a ofrecer una disculpa pública”.
Después de terminada su relación contractual, el miércoles 9 de febrero, la propia Aristegui daba una conferencia de prensa en la que señalaba que “el grado de equilibrio que tiene un mandatario es importante y la sociedad mexicana tiene derecho a saber ese tipo de información”.
Asimismo, y durante la rueda en la que no admitió pregunta alguna, se mostró reacia a no emitir ninguna disculpa hacia el gobierno, denunciando que su salida obedecía a un acto de autoritarismo.
No obstante, ese mismo día dejaba entrever su disposición para retornar al espacio que había dejado desde el pasado viernes, siempre y cuando, MVS retirase el comunicado y emitiera otro en el que se explicarán con veracidad los hechos.
Por lo anterior, y luego de que la opinión pública se volcará bajo la presunción de que la salida de la también articulista obedecía a una orden directa de la Residencia Oficial de Los Pinos, aunado a la renuncia de los corresponsales del espacio en la Frecuencia Modulada (FM) un día antes, la Presidencia de la República rechazaba, mediante un comunicado, injerencia alguna en el caso, bajo el argumento de que el Gobierno Federal siempre se ha mantenido “escrupulosamente respetuoso de la libertad de expresión”.
Por la noche de ese mismo miércoles, Roberto Gil Zuarth, secretario particular del presidente Calderón, salió a dar una conferencia en la que zanjaba el asunto de salud denostado por Noroña y cuestionado por Aristegui, asegurando que las actividades que el mandatario realiza son reflejo de su buen estado de salud. A esa misma hora, el portal de Noticias MVS era hackeado mediante una acción denominada “Operación Tequila”.
Ya casi para concluir esa semana y a casi ocho días de la salida de la que fuera consejera electoral durante las elecciones del Distrito Federal (DF) en 2007, la periodista y académica Denise Dresser, colaboradora de MVS, enviaba una carta abierta a Joaquín Vargas para que remediara lo que ella llamó “un error”. Dresser condenó que el despido de la comunicadora no debió ser la respuesta a una pregunta incomoda y denunció la probable decisión de Vargas a cambio de que este pudiera ampliar sus concesiones.
Ocho días después de la última transmisión de “Primera Emisión”, con Aristegui a cargo, Emilio Álvarez Icaza, desde su columna publicada en el periódico El Universal, consignaba los hechos y decisiones ocurridas como un acto de censura, toda vez que resulta inadmisible “que tras un cuestionamiento duro, válido y respetuoso, se silencie la voz y los micrófonos”.
Martes 15 de febrero. Desde su cuenta de Twitter (http://twitter.com/avargasmvs), Alejandro Vargas, presidente de MVS Radio, lo hacia oficial: “regresamos el lunes 21 de febrero”. Minutos después, Aristegui volvía a ser TT, esta vez, anunciando, no por ella, sino por varios de sus colegas -Javier Corral y Carlos Urdiales incluidos- su regreso al 102.5 de FM.
Ayer, mediante otro comunicado, esta vez conjunto, MVS y Carmen Aristegui daban a conocer el acuerdo mediante el cual se pactaba su regreso, además de dar a conocer el “Código de Ética” que la periodista transgredió.
Para el próximo lunes 21 de febrero, habrán pasado 17 días desde la ida y vuelta de Aristegui, y 18 de que Fernández Noroña desplegara una manta en la que se leía lo siguiente: "¿Tú dejarías conducir a un borracho tu auto? ¿No, verdad?, ¿Y porqué lo dejas conducir el país?".
Cuando el pasado jueves 3 de febrero, Gerardo Fernández Noroña, diputado del Partido del Trabajo (PT), exhibió una manta en la que aludía a la presunta dipsomanía del presidente Felipe Calderón, nadie se imaginaba que por al menos 12 días los reflectores, columnas y titulares de los medios nacionales e internacionales abordarían el tema desde otra óptica: el despido de la periodista Carmen Aristegui de su espacio matutino de noticias “Primera Emisión”, transmitido por MVS Radio. La razón, haber “transgredido el Código de Ética” suscrito entre la conductora y la empresa.
Viernes 4 de febrero. Aristegui Flores daba cuenta de lo sucedido un día antes en la sesión de la Cámara de Diputados, la cual fue suspendida luego de que Fernández Noroña desplegara una manta en la que se cuestionaban los problemas de salud del Ejecutivo federal, pretexto para que la también conductora de CNN en español -según MVS- “diera por válida una presunción”.
Ya para el 6 de febrero, Twitter tenía como parte de sus TrendTopics (TT) a Carmen Aristegui. Primero como un rumor y luego como una confirmación, se decía que la periodista mexicana salía de su espacio en la radio.
Antes del medio día del lunes 7, la empresa encabezada por Joaquín Vargas emitía un comunicado en el que ratificaba la salida de la informadora por “negarse a ofrecer una disculpa pública”.
Después de terminada su relación contractual, el miércoles 9 de febrero, la propia Aristegui daba una conferencia de prensa en la que señalaba que “el grado de equilibrio que tiene un mandatario es importante y la sociedad mexicana tiene derecho a saber ese tipo de información”.
Asimismo, y durante la rueda en la que no admitió pregunta alguna, se mostró reacia a no emitir ninguna disculpa hacia el gobierno, denunciando que su salida obedecía a un acto de autoritarismo.
No obstante, ese mismo día dejaba entrever su disposición para retornar al espacio que había dejado desde el pasado viernes, siempre y cuando, MVS retirase el comunicado y emitiera otro en el que se explicarán con veracidad los hechos.
Por lo anterior, y luego de que la opinión pública se volcará bajo la presunción de que la salida de la también articulista obedecía a una orden directa de la Residencia Oficial de Los Pinos, aunado a la renuncia de los corresponsales del espacio en la Frecuencia Modulada (FM) un día antes, la Presidencia de la República rechazaba, mediante un comunicado, injerencia alguna en el caso, bajo el argumento de que el Gobierno Federal siempre se ha mantenido “escrupulosamente respetuoso de la libertad de expresión”.
Por la noche de ese mismo miércoles, Roberto Gil Zuarth, secretario particular del presidente Calderón, salió a dar una conferencia en la que zanjaba el asunto de salud denostado por Noroña y cuestionado por Aristegui, asegurando que las actividades que el mandatario realiza son reflejo de su buen estado de salud. A esa misma hora, el portal de Noticias MVS era hackeado mediante una acción denominada “Operación Tequila”.
Ya casi para concluir esa semana y a casi ocho días de la salida de la que fuera consejera electoral durante las elecciones del Distrito Federal (DF) en 2007, la periodista y académica Denise Dresser, colaboradora de MVS, enviaba una carta abierta a Joaquín Vargas para que remediara lo que ella llamó “un error”. Dresser condenó que el despido de la comunicadora no debió ser la respuesta a una pregunta incomoda y denunció la probable decisión de Vargas a cambio de que este pudiera ampliar sus concesiones.
Ocho días después de la última transmisión de “Primera Emisión”, con Aristegui a cargo, Emilio Álvarez Icaza, desde su columna publicada en el periódico El Universal, consignaba los hechos y decisiones ocurridas como un acto de censura, toda vez que resulta inadmisible “que tras un cuestionamiento duro, válido y respetuoso, se silencie la voz y los micrófonos”.
Martes 15 de febrero. Desde su cuenta de Twitter (http://twitter.com/avargasmvs), Alejandro Vargas, presidente de MVS Radio, lo hacia oficial: “regresamos el lunes 21 de febrero”. Minutos después, Aristegui volvía a ser TT, esta vez, anunciando, no por ella, sino por varios de sus colegas -Javier Corral y Carlos Urdiales incluidos- su regreso al 102.5 de FM.
Ayer, mediante otro comunicado, esta vez conjunto, MVS y Carmen Aristegui daban a conocer el acuerdo mediante el cual se pactaba su regreso, además de dar a conocer el “Código de Ética” que la periodista transgredió.
Para el próximo lunes 21 de febrero, habrán pasado 17 días desde la ida y vuelta de Aristegui, y 18 de que Fernández Noroña desplegara una manta en la que se leía lo siguiente: "¿Tú dejarías conducir a un borracho tu auto? ¿No, verdad?, ¿Y porqué lo dejas conducir el país?".
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