Gilberto Vivanco González
La imagen y trayectoria que ha tenido a lo largo de su carrera la periodista y conductora de noticias y programas de opinión Carmen Aristegui han sido fundamentales para causar un revuelo en el país, por el cese de su contrato con la empresa MVS, la causa es la misma por la que muchos periodistas fueron callados, perseguidos y en otra situación más lamentable hasta asesinados: atacar la investidura presidencial o al menos ponerla en evidencia. No obstante, ella no hizo nada de eso de manera directa para que fuera despedida de tan influyente medio; lo que plasmó es parte de su profesión: simplemente cuestionar.
La tarea trascendente del llamado cuarto poder ha dado pie para otorgar dos directrices por parte del Ejecutivo nacional a lo largo de los años, así de manera contundente: estás conmigo o estás contra mí. No se permite la crítica, la reflexión, el cuestionamiento a un sistema presidencialista que sigue creyéndose rector de la vida nacional o al menos lucha contra viento y marea para no perder ni un ápice de su emblemática, pero maltratada figura. Total, el poder gubernamental y económico son los amos de México y del mundo.
En la historia del periodismo no han sido pocos quienes se atrevieron a cuestionar las acciones gubernamentales o incluso actitudes personales de los primeros mandatarios, aunque existen quienes opinan que el desenvolvimiento personal o estilo de vida no debe ser tocado por nadie, aunque se olvida que una responsabilidad de tanta importancia, la de mayor jerarquía en el país, no sólo es cuestión de forma sino también de fondo y la vida privada en automático se convierte en pública. Si esto sucede con deportistas y cantantes, con mayor razón con quienes tienen las riendas de una República, y que de sus acciones depende el bienestar o no de millones de personas.
Zabludowsky, su hijo Abraham, quienes eran voceros oficiales y se tenían que cuadrar con el mandamás fueron reconocidos por esos mismos gobiernos, pero cuando tuvieron la osadía de dar un viraje a su estilo de informar, cuando lanzaron ciertas críticas incómodas, simplemente fueron votados de Televisa, lo mismo le sucedió a Ricardo Rocha; esto antes del liderazgo que tomó TV Azteca, cuya empresa fue ganando adeptos porque se atrevía a mover el tapete a ciertos políticos de importancia, eso los llevó a ganarse tele espectadores, pero al rato, por los consabidos compromisos y presiones, dieron su brazo a torcer y ahora se han convertido en comparsas de las clases privilegiadas , aunque presumen de otorgar un lado humano a sus noticieros y campañas altruistas, las cuales sabemos cómo se manipulan en esos menesteres.
La censura gubernamental, que no la autocensura que se hace por conveniencia profesional o hasta de vida o muerte (al evitar tocar temas de nacotrafico por ejemplo) , con mayor o menor grado siempre ha existido en México; sin embargo de unos años hacia acá, han existido momentos de empuje ciudadano que luchan por la libertad de expresión y la apertura democrática, sobre todo después del 88 con el movimiento de Cárdenas como líder social y de Heberto Castillo como líder intelectual, donde podríamos situar al mismo Muñoz Ledo con todo y lo voluble y convenenciero que ha sido.
La Presidencia de la República se espantó, hizo rabieta y casi se desmaya cuando Carmen sólo pidió que los voceros del morador de Los Pinos puntualizaran de manera oficial si era verdad que el señor Calderón tiene problemas de alcoholismo como lo aseguró la manta presentada por el petista Fernández Noroña. Ella lanzó preguntas e interrogantes, mas no afirmaciones. No faltó a la ética porque no aportó argumentos ni a favor ni en contra. Luego entonces por qué no la botaron cuando cuestionaba, en su momento, que si López Obrador era en verdad un peligro para México, que si el líder de los mineros Gómez Urrutia era una ratero y corrupto de primera, cuando se traían en jaque a Santiago Creel por el asunto de su paternidad de la hija de Edith González, y eso que era asunto muy personal… como no era Felipe el acusado ni bronca había.
A espera de lo que ocurra
En otros países, los mandatarios han sido atacados y puestos casi en guillotina por acciones personales, como es el caso de Berlusconni, quien tiene fama de corrupto, manipulador y amante de prostitutas; a Bill Clinton lo pusieron a sudar (más de lo que quizá logró la célebre Mónica), por tener algunos momentos cachondos y eróticos con la famosa becaria: si esto fue personal para qué lo exhibían tanto que le andaba costando la dejar la Presidencia del vecino del norte, el según perjurio constitucional sólo fue otro factor que legalmente permitió a sus oponentes ponerlo en la silla de los acusados, pero en términos concretos se calificaba su acción personal, que a final de cuentas fue bien manejada porque su esposa, quien públicamente lo perdonó aunque fuera por conveniencia, logró mayor popularidad. No pasa nada en otros países que comprenden y viven la importancia de la auténtica democracia y de proteger la libertad de expresión.
Si Aristegui asegura que puede regresar a trabajar a la empresa que la cesó sin pedir disculpas por “su atrevimiento” y sin que la limiten en sus cotidianas críticas, sería excelente, pero, si por el contrario, llega condicionada y acotada para desarrollar su tarea que le ha dado prestigio social, mejor que ni lo intente, sin embargo, conociendo su paso por la pluma y el micrófono confiamos en que no cederá a esas intenciones que desde luego van a plantearle. Vivilladas considera que la dignidad profesional es primero que integrarse bajo el estigma del contubernio.
Finalmente, más molestia debe darle al gobierno federal el que no ha cumplido con las expectativas prometidas en beneficio del país, que la gente esté más jodida que nunca, que la inseguridad nos traiga de cabeza, que la certeza laboral es una falacia para millones de personas y que la canasta básica anda por las nubes; esto sí debería preocuparles mucho más. Aunque afirmamos que es relevante que un mandatario debe tener calidad moral para conducir los destinos de una nación y la sobriedad, en todas sus manifestaciones, es un punto relevante.
A pesar de todo, para que no haya más bulla, y finalmente dando respuesta a las preguntas de Aristegui, oficialmente ha dicho y aclarado el vocero presidencial que el presidente, al igual que los muertos en la obra de Don Juan Tenorio, goza de cabal salud. Nosotros decimos que con tantos aspavientos y sabiendo cómo se las gastan en comidas y recepciones: “Se espantan con el petate del muerto… y se abrazan de la mortaja”. Hay prioridades más importantes que requieren enderezar. Por lo pronto salud por Carmen Aristegui y la libertad de expresión siempre tratada con firme responsabilidad.
La imagen y trayectoria que ha tenido a lo largo de su carrera la periodista y conductora de noticias y programas de opinión Carmen Aristegui han sido fundamentales para causar un revuelo en el país, por el cese de su contrato con la empresa MVS, la causa es la misma por la que muchos periodistas fueron callados, perseguidos y en otra situación más lamentable hasta asesinados: atacar la investidura presidencial o al menos ponerla en evidencia. No obstante, ella no hizo nada de eso de manera directa para que fuera despedida de tan influyente medio; lo que plasmó es parte de su profesión: simplemente cuestionar.
La tarea trascendente del llamado cuarto poder ha dado pie para otorgar dos directrices por parte del Ejecutivo nacional a lo largo de los años, así de manera contundente: estás conmigo o estás contra mí. No se permite la crítica, la reflexión, el cuestionamiento a un sistema presidencialista que sigue creyéndose rector de la vida nacional o al menos lucha contra viento y marea para no perder ni un ápice de su emblemática, pero maltratada figura. Total, el poder gubernamental y económico son los amos de México y del mundo.
En la historia del periodismo no han sido pocos quienes se atrevieron a cuestionar las acciones gubernamentales o incluso actitudes personales de los primeros mandatarios, aunque existen quienes opinan que el desenvolvimiento personal o estilo de vida no debe ser tocado por nadie, aunque se olvida que una responsabilidad de tanta importancia, la de mayor jerarquía en el país, no sólo es cuestión de forma sino también de fondo y la vida privada en automático se convierte en pública. Si esto sucede con deportistas y cantantes, con mayor razón con quienes tienen las riendas de una República, y que de sus acciones depende el bienestar o no de millones de personas.
Zabludowsky, su hijo Abraham, quienes eran voceros oficiales y se tenían que cuadrar con el mandamás fueron reconocidos por esos mismos gobiernos, pero cuando tuvieron la osadía de dar un viraje a su estilo de informar, cuando lanzaron ciertas críticas incómodas, simplemente fueron votados de Televisa, lo mismo le sucedió a Ricardo Rocha; esto antes del liderazgo que tomó TV Azteca, cuya empresa fue ganando adeptos porque se atrevía a mover el tapete a ciertos políticos de importancia, eso los llevó a ganarse tele espectadores, pero al rato, por los consabidos compromisos y presiones, dieron su brazo a torcer y ahora se han convertido en comparsas de las clases privilegiadas , aunque presumen de otorgar un lado humano a sus noticieros y campañas altruistas, las cuales sabemos cómo se manipulan en esos menesteres.
La censura gubernamental, que no la autocensura que se hace por conveniencia profesional o hasta de vida o muerte (al evitar tocar temas de nacotrafico por ejemplo) , con mayor o menor grado siempre ha existido en México; sin embargo de unos años hacia acá, han existido momentos de empuje ciudadano que luchan por la libertad de expresión y la apertura democrática, sobre todo después del 88 con el movimiento de Cárdenas como líder social y de Heberto Castillo como líder intelectual, donde podríamos situar al mismo Muñoz Ledo con todo y lo voluble y convenenciero que ha sido.
La Presidencia de la República se espantó, hizo rabieta y casi se desmaya cuando Carmen sólo pidió que los voceros del morador de Los Pinos puntualizaran de manera oficial si era verdad que el señor Calderón tiene problemas de alcoholismo como lo aseguró la manta presentada por el petista Fernández Noroña. Ella lanzó preguntas e interrogantes, mas no afirmaciones. No faltó a la ética porque no aportó argumentos ni a favor ni en contra. Luego entonces por qué no la botaron cuando cuestionaba, en su momento, que si López Obrador era en verdad un peligro para México, que si el líder de los mineros Gómez Urrutia era una ratero y corrupto de primera, cuando se traían en jaque a Santiago Creel por el asunto de su paternidad de la hija de Edith González, y eso que era asunto muy personal… como no era Felipe el acusado ni bronca había.
A espera de lo que ocurra
En otros países, los mandatarios han sido atacados y puestos casi en guillotina por acciones personales, como es el caso de Berlusconni, quien tiene fama de corrupto, manipulador y amante de prostitutas; a Bill Clinton lo pusieron a sudar (más de lo que quizá logró la célebre Mónica), por tener algunos momentos cachondos y eróticos con la famosa becaria: si esto fue personal para qué lo exhibían tanto que le andaba costando la dejar la Presidencia del vecino del norte, el según perjurio constitucional sólo fue otro factor que legalmente permitió a sus oponentes ponerlo en la silla de los acusados, pero en términos concretos se calificaba su acción personal, que a final de cuentas fue bien manejada porque su esposa, quien públicamente lo perdonó aunque fuera por conveniencia, logró mayor popularidad. No pasa nada en otros países que comprenden y viven la importancia de la auténtica democracia y de proteger la libertad de expresión.
Si Aristegui asegura que puede regresar a trabajar a la empresa que la cesó sin pedir disculpas por “su atrevimiento” y sin que la limiten en sus cotidianas críticas, sería excelente, pero, si por el contrario, llega condicionada y acotada para desarrollar su tarea que le ha dado prestigio social, mejor que ni lo intente, sin embargo, conociendo su paso por la pluma y el micrófono confiamos en que no cederá a esas intenciones que desde luego van a plantearle. Vivilladas considera que la dignidad profesional es primero que integrarse bajo el estigma del contubernio.
Finalmente, más molestia debe darle al gobierno federal el que no ha cumplido con las expectativas prometidas en beneficio del país, que la gente esté más jodida que nunca, que la inseguridad nos traiga de cabeza, que la certeza laboral es una falacia para millones de personas y que la canasta básica anda por las nubes; esto sí debería preocuparles mucho más. Aunque afirmamos que es relevante que un mandatario debe tener calidad moral para conducir los destinos de una nación y la sobriedad, en todas sus manifestaciones, es un punto relevante.
A pesar de todo, para que no haya más bulla, y finalmente dando respuesta a las preguntas de Aristegui, oficialmente ha dicho y aclarado el vocero presidencial que el presidente, al igual que los muertos en la obra de Don Juan Tenorio, goza de cabal salud. Nosotros decimos que con tantos aspavientos y sabiendo cómo se las gastan en comidas y recepciones: “Se espantan con el petate del muerto… y se abrazan de la mortaja”. Hay prioridades más importantes que requieren enderezar. Por lo pronto salud por Carmen Aristegui y la libertad de expresión siempre tratada con firme responsabilidad.
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