Los radicales

Martha Anaya

Sí, somos radicales, aceptó el coordinador del PRD en la Cámara de Diputados, Alejandro Encinas. Y su mirada recorrió los rostros de Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Andrés Manuel López Obrador.

Más allá de ellos –entre el público reunido para la presentación del libro La Vía Radical, de Muñoz Ledo–, se sumaban las figuras de Laura Itzel Castillo, Asa Cristina Laurel, Bernardo Bátiz, Jesús González Schmall, Dante Delgado, Pedro Jiménez, Alberto Montoya, Ruperto Patiño, Lorenzo Meyer, Leonel Durán.

El concepto “radical”, expondría Encinas, siempre ha estado presente pero a veces se desvirtúa. Se trata de una transformación profunda pero con civilidad. Y eso es lo que queremos. Incluso artículos y ensayos de estudiosos de los últimos años proponen vías radicales para superar el ciclo neoliberal.

Ifigenia Martínez ahondaría en el tema: Queremos reformar el Estado. Es la misma batalla que emprendimos en el 88 y que ahora enfrentamos para el 2012. Requerimos liderazgos transparente y con ética, y una auténtica revolución de las conciencias.

No queremos el poder por el poder, insistió la economista retomando la frase de López Obrador, buscamos justicia para las mayorías, abatimiento de la pobreza y de las desigualdades.

Necesitamos tener conciencia de lo que es ser de izquierda, subrayó Ifigenia y congruencia con los principios. Vamos por un cambio profundo y radical; estamos en una lucha por la igualdad y no negociando con los ricos. Esa es la vía radical para el 2012.

López Obrador siguió con la estafeta: “Este régimen ya dio de sí, estamos en un proceso de degradación progresiva, en una decadencia”.

Yo coincido con Porfirio (Muñoz Ledo), indicó el tabasqueño, en el sentido de que la vía radical no es violencia sino organización del pueblo para la transformación del país… “¡Necesitamos cambios, no gatopardismo! No queremos simulación”.

Así se alineaban uno a uno en la vía radical para transformar al país, para buscar los cambios que, consideran, se requieren para sacar adelante al país, para mitigar la desigualdad, para lograr la justicia, para revertir el ciclo neoliberal, para “el renacimiento” de México.

El patio de la Antigua Escuela de Jurisprudencia era el marco de este encuentro convocado por un hombre apasionado, como es Porfirio, que afirma estamos ante un “Estado fallido”, ante lo cual convoca a tomar “la vía radical” para “refundar la República” mediante un acuerdo nacional.

Matices entre unos y otros. Pero a fin de cuentas sumándose todos ellos por un cambio radical porque a estas alturas “ya no hay de otra”.

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