Jenaro Villamil
No existe al momento tema más mencionado en los medios electrónicos –especialmente en las dos grandes televisoras–, en los programas de espectáculos, en las secciones periodísticas y hasta en las redes sociales, que el escándalo en torno de la presunta culpabilidad del cantante Kalimba, aprehendido ayer en Texas, acusado de violación en perjuicio de una menor de edad.
Durante la mañana de este viernes, todos los noticiarios reportaron el ingreso de la exestrella de OV7 al penal de Chetumal y se incrementó la expectación frente al circo mediático ante su posible comparecencia pública este sábado 22.
El caso Kalimba cayó como anillo al dedo en la disputa por el rating de Televisa y TV Azteca, y como experimento de una nueva era de los talks shows: ahora ya no será necesario juntar en un set televisivo a gente humilde para exhibir sus miserias privadas y ser juzgados por la audiencia.
Para eso ya están los expedientes públicos convertidos en tema central mediático, tanto en los noticieros “serios” como en los programas de variedades y los del chismorreo de espectáculos.
Con el Kalimbagate se inaugura una temporada de populismo telegénico, justo en el año electoral más delicado en México, en medio de una ola de violencia y de pánico social que busca salir a través de grandes puestas en escena.
El caso Kalimba se transforma así en un media event con los ingredientes esenciales para ser un talk show por etapas.
La ruta del talk show
Primero se entrevistó al cantante de 28 años por más de 30 minutos en el noticiario matutino Primero Noticias, conducido por Carlos Loret de Mola. El tono inquisitivo del periodista, característico del género de los talk shows, provocó el efecto esperado: la polémica necesaria para convertir el tema en un tópico mediático.
Después, Televisa divulgó mensajes privados por Twitter y entrevistó a la menor Taili y luego a la presunta víctima Daiana. Para coronar la estrategia, la peruana Laura Bozzo presume que en su emisión del próximo lunes 24 abordará el caso Kalimba. Milenio TV, TV y Novelas, TV Notas, las secciones de espectáculos y los programas de radio vinculados a la línea editorial de Televisa se han sumado a este tópico.
TV Azteca no podía quedarse atrás. El jueves 20 divulgó el rostro de la menor Taili, amiga de la demandante de Kalimba, en el programa Cosas de la Vida, conducido por Rocío Sánchez Azuara. Y hasta trabajo en el mundo de la farándula ha conseguido la menor, pues Sánchez Azuara informó que le harán una prueba de actuación a la presunta víctima.
En el programa Ventaneando, de la infaltable Patricia Chapoy, Taili acusó a Daiana, la presunta víctima, de ser mentirosa y de estar “loca”. Sobre su acusación afirmó: “Es completamente falso, hubo un momento donde Daiana sí subió (al cuarto de hotel) y sí estaba con dos de los chavos, pero en el balcón, y la puerta siempre estuvo abierta; ella me vio, no estaba haciendo nada”.
Los ingredientes del talk show ya están dados, adocenados por la guerra entre las dos televisoras: al parecer, cada una asume una versión de la historia. O, en el mejor de los casos, alentarán las contradicciones para que el espectáculo continúe.
Tan sólo para tener una idea de la generalización del talk show en nota periodística, este viernes 21 las secciones de espectáculos de tres periódicos capitalinos tomaron el caso como su nota principal.
Reforma: “Sufre Kalimba crisis nerviosa. Sorprende al artista agilidad que se la ha dado a la demanda que enfrenta por violación”. El Universal despliega una fotografía del cantante con una frase tremendista: “Tras las Rejas”, en color rojo, y le da todo el crédito al procurador quintanarroense Francisco Alor Quezada. La Jornada le da un ángulo más periodístico: “Detienen a Kalimba en Texas; la PGR cumple orden de captura. La defensa del cantante prepara amparo para que no pise la cárcel”.
El procurador de Quintana Roo, Francisco Alor Quezada, se transforma en una estrella mediática, en el momento justo de la transición de gobierno en esta entidad. Su protagonismo en el caso contrasta con otros relacionados con la farándula, como el expediente de Ana Bárbara, que en julio de 2010 atropelló a una turista tabasqueña, Florentina Vázquez Mier, en plena zona hotelera de Cancún y nunca alcanzó la notoriedad mediática del expediente Kalimba.
En Chetumal ven con suspicacia que Alor Quezada no involucre en el expediente a Javier Regalado Hendricks, sobrino del exgobernador Joaquín Hendricks, dueño del Buda Bar, establecimiento que se caracteriza por dar acceso a menores de edad en la capital quintanarroense renombrada como Chetubar.
Tampoco se menciona nada sobre Oscar González, el representante de Kalimba, a quien se le vincula con la agencia de edecanes Ego Style, que recluta a menores de edad a través de redes sociales. González es hijastro de la diputada federal Rosario Ortiz Yeladaqui.
Como en 2001
Hace una década, la programación de Televisa y TV Azteca estaba inundada por la primera generación de los talks shows que competían por el rating y la baja calidad: Cosas de la Vida, Hasta en las Mejores Familias y Laura en América, Tómbola.
Hasta en las Mejores Familias, conducido por Carmen Salinas, se transformó en un auténtico circo de fenómenos. La agresión espontánea perdió novedad y pasó a formar parte del paisaje, hasta que Televisa lo canceló.
Cosas de la Vida, de Sánchez Azuara, permaneció en Canal 13 con su infaltable música sensiblera, sus truculentos títulos (“Desde que mamá murió, papá abusa de nosotros”, “Mi mujer está embarazada y me da asco ella y el hijo del otro”, “Horror, estoy casada y mi esposo vende placer sexual”).
Los talks shows se copiaban uno a otro con el mayor descaro, hasta que se convirtió en una obviedad el truco: planteaban “casos de la vida real” para convertirse en sátiras involuntarias de la vida anormal.
El 23 de enero de 2001, exactamente hace un año, los senadores integrantes de la Comisión de Comunicaciones y Transportes de la Cámara alta envió un punto de acuerdo a la Secretaría de Gobernación para que estos programas se cambiaran a horario nocturno “porque atentan contra la unidad familiar”.
La petición legislativa estuvo a tono con el documento enviado por la UNESCO, en junio de 2000, pidiéndole a la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía la modificación del horario de los talks shows.
Laura en América, la emisión que ahora revivirá en Canal 2 de Televisa, incitó al auditorio en su programa del 29 de enero de 2001: “Algunos piensan que este es un programa que no debe estar a esta hora. ¿Usted qué opina?”. Por supuesto, la audiencia predispuesta a apoyar a la conductora peruana dijo que era necesario mantener el horario.
Diez años después, las protagonistas de esta disputa vuelven a la pantalla, en el esquema de una nueva guerra entre Televisa y TV Azteca por generar “escándalos comercialmente rentables”. Y el caso Kalimba se ha transformado en una muestra de hasta dónde pueden fabricar rating a partir del enredo, el tribunal mediático, el escándalo sexual (como ocurrió con el prolongado expediente del caso Gloria Trevi), y con la demagogia de la agresión espontánea.
Esta fórmula, trasladada a la guerra contra el crimen organizado y a la disputa electoral del Estado de México, la plaza comercial clave para ambas televisoras, se aplicará, sin duda alguna. Por lo pronto, ya calentaron motores con el caso Kalimba.
No existe al momento tema más mencionado en los medios electrónicos –especialmente en las dos grandes televisoras–, en los programas de espectáculos, en las secciones periodísticas y hasta en las redes sociales, que el escándalo en torno de la presunta culpabilidad del cantante Kalimba, aprehendido ayer en Texas, acusado de violación en perjuicio de una menor de edad.
Durante la mañana de este viernes, todos los noticiarios reportaron el ingreso de la exestrella de OV7 al penal de Chetumal y se incrementó la expectación frente al circo mediático ante su posible comparecencia pública este sábado 22.
El caso Kalimba cayó como anillo al dedo en la disputa por el rating de Televisa y TV Azteca, y como experimento de una nueva era de los talks shows: ahora ya no será necesario juntar en un set televisivo a gente humilde para exhibir sus miserias privadas y ser juzgados por la audiencia.
Para eso ya están los expedientes públicos convertidos en tema central mediático, tanto en los noticieros “serios” como en los programas de variedades y los del chismorreo de espectáculos.
Con el Kalimbagate se inaugura una temporada de populismo telegénico, justo en el año electoral más delicado en México, en medio de una ola de violencia y de pánico social que busca salir a través de grandes puestas en escena.
El caso Kalimba se transforma así en un media event con los ingredientes esenciales para ser un talk show por etapas.
La ruta del talk show
Primero se entrevistó al cantante de 28 años por más de 30 minutos en el noticiario matutino Primero Noticias, conducido por Carlos Loret de Mola. El tono inquisitivo del periodista, característico del género de los talk shows, provocó el efecto esperado: la polémica necesaria para convertir el tema en un tópico mediático.
Después, Televisa divulgó mensajes privados por Twitter y entrevistó a la menor Taili y luego a la presunta víctima Daiana. Para coronar la estrategia, la peruana Laura Bozzo presume que en su emisión del próximo lunes 24 abordará el caso Kalimba. Milenio TV, TV y Novelas, TV Notas, las secciones de espectáculos y los programas de radio vinculados a la línea editorial de Televisa se han sumado a este tópico.
TV Azteca no podía quedarse atrás. El jueves 20 divulgó el rostro de la menor Taili, amiga de la demandante de Kalimba, en el programa Cosas de la Vida, conducido por Rocío Sánchez Azuara. Y hasta trabajo en el mundo de la farándula ha conseguido la menor, pues Sánchez Azuara informó que le harán una prueba de actuación a la presunta víctima.
En el programa Ventaneando, de la infaltable Patricia Chapoy, Taili acusó a Daiana, la presunta víctima, de ser mentirosa y de estar “loca”. Sobre su acusación afirmó: “Es completamente falso, hubo un momento donde Daiana sí subió (al cuarto de hotel) y sí estaba con dos de los chavos, pero en el balcón, y la puerta siempre estuvo abierta; ella me vio, no estaba haciendo nada”.
Los ingredientes del talk show ya están dados, adocenados por la guerra entre las dos televisoras: al parecer, cada una asume una versión de la historia. O, en el mejor de los casos, alentarán las contradicciones para que el espectáculo continúe.
Tan sólo para tener una idea de la generalización del talk show en nota periodística, este viernes 21 las secciones de espectáculos de tres periódicos capitalinos tomaron el caso como su nota principal.
Reforma: “Sufre Kalimba crisis nerviosa. Sorprende al artista agilidad que se la ha dado a la demanda que enfrenta por violación”. El Universal despliega una fotografía del cantante con una frase tremendista: “Tras las Rejas”, en color rojo, y le da todo el crédito al procurador quintanarroense Francisco Alor Quezada. La Jornada le da un ángulo más periodístico: “Detienen a Kalimba en Texas; la PGR cumple orden de captura. La defensa del cantante prepara amparo para que no pise la cárcel”.
El procurador de Quintana Roo, Francisco Alor Quezada, se transforma en una estrella mediática, en el momento justo de la transición de gobierno en esta entidad. Su protagonismo en el caso contrasta con otros relacionados con la farándula, como el expediente de Ana Bárbara, que en julio de 2010 atropelló a una turista tabasqueña, Florentina Vázquez Mier, en plena zona hotelera de Cancún y nunca alcanzó la notoriedad mediática del expediente Kalimba.
En Chetumal ven con suspicacia que Alor Quezada no involucre en el expediente a Javier Regalado Hendricks, sobrino del exgobernador Joaquín Hendricks, dueño del Buda Bar, establecimiento que se caracteriza por dar acceso a menores de edad en la capital quintanarroense renombrada como Chetubar.
Tampoco se menciona nada sobre Oscar González, el representante de Kalimba, a quien se le vincula con la agencia de edecanes Ego Style, que recluta a menores de edad a través de redes sociales. González es hijastro de la diputada federal Rosario Ortiz Yeladaqui.
Como en 2001
Hace una década, la programación de Televisa y TV Azteca estaba inundada por la primera generación de los talks shows que competían por el rating y la baja calidad: Cosas de la Vida, Hasta en las Mejores Familias y Laura en América, Tómbola.
Hasta en las Mejores Familias, conducido por Carmen Salinas, se transformó en un auténtico circo de fenómenos. La agresión espontánea perdió novedad y pasó a formar parte del paisaje, hasta que Televisa lo canceló.
Cosas de la Vida, de Sánchez Azuara, permaneció en Canal 13 con su infaltable música sensiblera, sus truculentos títulos (“Desde que mamá murió, papá abusa de nosotros”, “Mi mujer está embarazada y me da asco ella y el hijo del otro”, “Horror, estoy casada y mi esposo vende placer sexual”).
Los talks shows se copiaban uno a otro con el mayor descaro, hasta que se convirtió en una obviedad el truco: planteaban “casos de la vida real” para convertirse en sátiras involuntarias de la vida anormal.
El 23 de enero de 2001, exactamente hace un año, los senadores integrantes de la Comisión de Comunicaciones y Transportes de la Cámara alta envió un punto de acuerdo a la Secretaría de Gobernación para que estos programas se cambiaran a horario nocturno “porque atentan contra la unidad familiar”.
La petición legislativa estuvo a tono con el documento enviado por la UNESCO, en junio de 2000, pidiéndole a la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía la modificación del horario de los talks shows.
Laura en América, la emisión que ahora revivirá en Canal 2 de Televisa, incitó al auditorio en su programa del 29 de enero de 2001: “Algunos piensan que este es un programa que no debe estar a esta hora. ¿Usted qué opina?”. Por supuesto, la audiencia predispuesta a apoyar a la conductora peruana dijo que era necesario mantener el horario.
Diez años después, las protagonistas de esta disputa vuelven a la pantalla, en el esquema de una nueva guerra entre Televisa y TV Azteca por generar “escándalos comercialmente rentables”. Y el caso Kalimba se ha transformado en una muestra de hasta dónde pueden fabricar rating a partir del enredo, el tribunal mediático, el escándalo sexual (como ocurrió con el prolongado expediente del caso Gloria Trevi), y con la demagogia de la agresión espontánea.
Esta fórmula, trasladada a la guerra contra el crimen organizado y a la disputa electoral del Estado de México, la plaza comercial clave para ambas televisoras, se aplicará, sin duda alguna. Por lo pronto, ya calentaron motores con el caso Kalimba.
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