Estados Unidos cree que el Ejército egipcio no apoya a Gamal Mubarak, el hijo del presidente Hosni Mubarak, como sucesor, así lo revela un cable de la embajada estadounidense en El Cairo que filtró WikiLeaks.
Washington considera que el aparato policial impediría un cambio violento, según el documento.
El presidente Mubarak cuenta con 1.4 millones de hombres en las fuerzas de seguridad (1.7% de la población), el doble de su tamaño que tenía el ex jefe de Estado asesinado en 1981, Anuar el Sadat, detalla el cable filtrado.
La embajadora de Estados Unidos, Margaret Scobey, informó en 2009 que el presidente egipcio contaba con su ministro del Interior y el servicio de inteligencia para "mantener a la bestia doméstica bajo control y Mubarak no es de aquellos que sufren insomnio con relación a los métodos", afirma en el cable.
Por ello, los diplomáticos de Estados Unidos reportaban al Departamento de Estado de todo tipo de violaciones a los derechos humanos empezando por un empleo sistemático de la tortura, de acuerdo con el cable publicado por El País.
La relación entre Washington y El Cairo es "contradictoria", ya que está marcada por la violación a los derechos humanos, de acuerdo con los cables del sitio de Julian Assange. Pero a su vez, se considera a Mubarak como un aliado vital frente a Irán y otras fuerzas como Hamás.
La embajada de Estados Unidos en Egipto en 2006 expresó que Suzanne Mubarak, la esposa del presidente, sería la "más ardiente partidaria" de Gamal para heredar en el cargo. "La posibilidad de que Gamal sustituya a su padre es profundamente impopular en la calle", indica el cable.
"A diferencia de su padre, Gamal no puede dar por garantizado que contará con el apoyo de los militares".
El hijo de Mubarak nunca ha sido oficial del Ejército y algunos militares de nivel medio están descontentos porque sus sueldos están por debajo de los civiles.
"Los militares siguen siendo una potente fuerza política y económica", resalta la sede diplomática de Estados Unidos.
Al gobierno de Barack Obama le preocupa la actitud de Mubarak con relación a su sucesor, ya que en un escenario desordenado "es cada vez más difícil saber cuál sería la actuación de los militares", escribió la diplomática Scobey a Washington.
Washington considera que el aparato policial impediría un cambio violento, según el documento.
El presidente Mubarak cuenta con 1.4 millones de hombres en las fuerzas de seguridad (1.7% de la población), el doble de su tamaño que tenía el ex jefe de Estado asesinado en 1981, Anuar el Sadat, detalla el cable filtrado.
La embajadora de Estados Unidos, Margaret Scobey, informó en 2009 que el presidente egipcio contaba con su ministro del Interior y el servicio de inteligencia para "mantener a la bestia doméstica bajo control y Mubarak no es de aquellos que sufren insomnio con relación a los métodos", afirma en el cable.
Por ello, los diplomáticos de Estados Unidos reportaban al Departamento de Estado de todo tipo de violaciones a los derechos humanos empezando por un empleo sistemático de la tortura, de acuerdo con el cable publicado por El País.
La relación entre Washington y El Cairo es "contradictoria", ya que está marcada por la violación a los derechos humanos, de acuerdo con los cables del sitio de Julian Assange. Pero a su vez, se considera a Mubarak como un aliado vital frente a Irán y otras fuerzas como Hamás.
La embajada de Estados Unidos en Egipto en 2006 expresó que Suzanne Mubarak, la esposa del presidente, sería la "más ardiente partidaria" de Gamal para heredar en el cargo. "La posibilidad de que Gamal sustituya a su padre es profundamente impopular en la calle", indica el cable.
"A diferencia de su padre, Gamal no puede dar por garantizado que contará con el apoyo de los militares".
El hijo de Mubarak nunca ha sido oficial del Ejército y algunos militares de nivel medio están descontentos porque sus sueldos están por debajo de los civiles.
"Los militares siguen siendo una potente fuerza política y económica", resalta la sede diplomática de Estados Unidos.
Al gobierno de Barack Obama le preocupa la actitud de Mubarak con relación a su sucesor, ya que en un escenario desordenado "es cada vez más difícil saber cuál sería la actuación de los militares", escribió la diplomática Scobey a Washington.
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