Francisco Rodríguez / Índice Político
POR SUPUESTO, NADIE cree que Televisa pueda hacer una denuncia de corrupción sin tener un interés en ello. Y en el caso donde la televisora ha crucificado a un empleado del IMSS, uno de los ejecutivos de la empresa de Chapultepec 18 fue la parte interesada en echar abajo un concurso para la adquisición de micofenolato sódico, un inmunosupresor que se emplea tras operaciones de trasplante de órganos. Para ello le importó poco violar la ley, al grabar las conversaciones de dos particulares. Peor, todavía, al difundirlas.
El pleito del familiar de Bernardo Gómez, segundas manos de Emilio Azcárraga Jean, tiene ya varios meses. Y efectivamente, el recomendado de Margarita Zavala al frente de la Cofepris –también el titular de la SSA le responde a ella–, Miguel Ángel Toscano, ha sido un árbitro parcial, “comprado”, que ha actuado –con razón, además– en contra del laboratorio Landsteiner, que es al que todos los locutores y comentaristas de Televisa obligadamente “defienden”.
En efecto, en abril de este sangriento año, el organismo que preside Toscano presentó una querella como resultado de una investigación, que puso al descubierto que la compañía de Miguel Granados, Landsteiner, falsifica medicamentos. Se encontraron irregularidades en estudios de bioequivalencia que Landsteiner realizaba en el Hospital General de México. Fueron sorprendidos haciendo pasar el producto original como propio, conocido en el mercado con el nombre comercial Renacept, esto es el micofenolato sódico. La denuncia penal fue presentada en abril contra los directivos del laboratorio y se espera que el poder judicial imponga una sanción ejemplar porque este engaño lo que pone en riesgo es la vida de muchos pacientes trasplantados.
Tal era el medicamento cuya adquisición licitaría el IMSS, un par de días después de que la televisora estallara el escándalo. Licitación que por cierto se suspendió.
En dicha intercepción telefónica se escucha a dos funcionarios de laboratorios. Castro, de Novartis, que tiene la patente del Renacept. Y Abelleyra, suspendido ahora de Stendhal, quien en su calidad de ex dirigente de la Canifarma tiene ya varios años “coyoteando” para muchas farmacéuticas, a cambio de una comisión de 5% de lo contratado, lo que incluso factura. Así capitaliza y comercializa, claro, su derecho de picaporte con prácticamente todos los funcionarios del sector salud en todo el país.
A Abelleyra le grabaron el número 5554036474. La todopoderosa Televisa, pues, también practica el espionaje.
Ahí en las oficinas ejecutivas de la televisora tienen preparados otros obuses, para “vengar” a los familiares falsificadores de Landsteiner.
Seguro saben, que hace un año Toscano y Abelleyra esquiaron en Whistler, la mejor estación que para ese deporte de invierno existe en Canadá, y que el personaje grabado presume hacer corrido con todos los gastos, los de los familiares incluidos.
También que un nutrido grupo de amigos diagonal cómplices –todos aquellos involucrados en este escándalo– se reunió a comer hace cosa de un mes en el restaurante polaco –por la comida; grillas aparte—Kaczka, donde seguramente se habló del tema de Landsteiner.
Este es un laboratorio con suerte. Pese a su actuación fraudulenta, no sólo goza del favor de Bernardo Gómez, también del de Carlos Slim, cuya SINCA posee una porción del capital social de la empresa propiedad de Miguel Granados, donde Rafael Borbón es funcionario de nivel.
El tiro de Televisa es calculado. No se fueron en contra del jefe jerárquico del empleado aquél a quien inicialmente acusaron –equivocándose intencionadamente–, Lorenzo Martínez, colocado en la subdirección de Administración del IMSS por la ex “vicepresidenta” Patricia Flores. Tampoco en contra de Carmen Cepeda, de quien depende directamente el “César” que se escucha en la grabación. Ambos personajes, por supuesto, tienen sus respectivas historias, aunque la segunda pasa en limpio, pues es protegida de Roberto Lara, ex contralor del Seguro Social.
Bernardo Gómez, pues, usó a la televisora para cobrar un asunto familiar.
Pero hizo bien, a final de cuentas. Centró la atención en la enorme corrupción que, desde siempre, ha carcomido al Seguro Social.
Y eso es precisamente lo que –junto con el desempleo galopante, promovido por la fallida Administración de Calderón–, tiene a la institución saqueada y al borde de la quiebra técnica.
Así las cosas, Televisa fija la agenda; gobierna. Mientras, Calderón twittea.
Índice Flamígero: Pillado en vuelo a Corea del Sur, Felipe Calderón twitteó haber dado “instrucciones para que se investigue a fondo posible corrupción en el IMSS y se castigue a quienes resulten responsables”. ¿También Tata Consulting? ¿El área de construcciones? A ver si es cierto…
POR SUPUESTO, NADIE cree que Televisa pueda hacer una denuncia de corrupción sin tener un interés en ello. Y en el caso donde la televisora ha crucificado a un empleado del IMSS, uno de los ejecutivos de la empresa de Chapultepec 18 fue la parte interesada en echar abajo un concurso para la adquisición de micofenolato sódico, un inmunosupresor que se emplea tras operaciones de trasplante de órganos. Para ello le importó poco violar la ley, al grabar las conversaciones de dos particulares. Peor, todavía, al difundirlas.
El pleito del familiar de Bernardo Gómez, segundas manos de Emilio Azcárraga Jean, tiene ya varios meses. Y efectivamente, el recomendado de Margarita Zavala al frente de la Cofepris –también el titular de la SSA le responde a ella–, Miguel Ángel Toscano, ha sido un árbitro parcial, “comprado”, que ha actuado –con razón, además– en contra del laboratorio Landsteiner, que es al que todos los locutores y comentaristas de Televisa obligadamente “defienden”.
En efecto, en abril de este sangriento año, el organismo que preside Toscano presentó una querella como resultado de una investigación, que puso al descubierto que la compañía de Miguel Granados, Landsteiner, falsifica medicamentos. Se encontraron irregularidades en estudios de bioequivalencia que Landsteiner realizaba en el Hospital General de México. Fueron sorprendidos haciendo pasar el producto original como propio, conocido en el mercado con el nombre comercial Renacept, esto es el micofenolato sódico. La denuncia penal fue presentada en abril contra los directivos del laboratorio y se espera que el poder judicial imponga una sanción ejemplar porque este engaño lo que pone en riesgo es la vida de muchos pacientes trasplantados.
Tal era el medicamento cuya adquisición licitaría el IMSS, un par de días después de que la televisora estallara el escándalo. Licitación que por cierto se suspendió.
En dicha intercepción telefónica se escucha a dos funcionarios de laboratorios. Castro, de Novartis, que tiene la patente del Renacept. Y Abelleyra, suspendido ahora de Stendhal, quien en su calidad de ex dirigente de la Canifarma tiene ya varios años “coyoteando” para muchas farmacéuticas, a cambio de una comisión de 5% de lo contratado, lo que incluso factura. Así capitaliza y comercializa, claro, su derecho de picaporte con prácticamente todos los funcionarios del sector salud en todo el país.
A Abelleyra le grabaron el número 5554036474. La todopoderosa Televisa, pues, también practica el espionaje.
Ahí en las oficinas ejecutivas de la televisora tienen preparados otros obuses, para “vengar” a los familiares falsificadores de Landsteiner.
Seguro saben, que hace un año Toscano y Abelleyra esquiaron en Whistler, la mejor estación que para ese deporte de invierno existe en Canadá, y que el personaje grabado presume hacer corrido con todos los gastos, los de los familiares incluidos.
También que un nutrido grupo de amigos diagonal cómplices –todos aquellos involucrados en este escándalo– se reunió a comer hace cosa de un mes en el restaurante polaco –por la comida; grillas aparte—Kaczka, donde seguramente se habló del tema de Landsteiner.
Este es un laboratorio con suerte. Pese a su actuación fraudulenta, no sólo goza del favor de Bernardo Gómez, también del de Carlos Slim, cuya SINCA posee una porción del capital social de la empresa propiedad de Miguel Granados, donde Rafael Borbón es funcionario de nivel.
El tiro de Televisa es calculado. No se fueron en contra del jefe jerárquico del empleado aquél a quien inicialmente acusaron –equivocándose intencionadamente–, Lorenzo Martínez, colocado en la subdirección de Administración del IMSS por la ex “vicepresidenta” Patricia Flores. Tampoco en contra de Carmen Cepeda, de quien depende directamente el “César” que se escucha en la grabación. Ambos personajes, por supuesto, tienen sus respectivas historias, aunque la segunda pasa en limpio, pues es protegida de Roberto Lara, ex contralor del Seguro Social.
Bernardo Gómez, pues, usó a la televisora para cobrar un asunto familiar.
Pero hizo bien, a final de cuentas. Centró la atención en la enorme corrupción que, desde siempre, ha carcomido al Seguro Social.
Y eso es precisamente lo que –junto con el desempleo galopante, promovido por la fallida Administración de Calderón–, tiene a la institución saqueada y al borde de la quiebra técnica.
Así las cosas, Televisa fija la agenda; gobierna. Mientras, Calderón twittea.
Índice Flamígero: Pillado en vuelo a Corea del Sur, Felipe Calderón twitteó haber dado “instrucciones para que se investigue a fondo posible corrupción en el IMSS y se castigue a quienes resulten responsables”. ¿También Tata Consulting? ¿El área de construcciones? A ver si es cierto…
Comentarios