Rubén Cortés
“¿Por qué no te encargas de eso?” Era 1999 y con ésta pregunta, sin mediar más que la inspiración instantánea, colocó el entonces Presidente Ernesto Zedillo a José Antonio González como líder nacional del PRI.
Aquellas formas son la nostalgia de AMLO, aliado de Zedillo desde que sin éxito intentaron parar en Tabasco a Roberto Madrazo en 1994, hasta el apoyo ahora a Gabino Cué en Oaxaca, pasando por la permisividad de Zedillo para que AMLO compitiera en 2000 por el DF sin tener residencia.
De ahí que, en otra inspiración instantánea, AMLO mandara al diablo las encuestas (que él pedía para escoger al candidato del “movimiento” en el Estado de México) e impusiera el viernes a Yeidckol Polenvsky. Lo más seguro es que le haya dicho: “¿Por qué no te encargas de eso?”
Una nostalgia no únicamente del estilo de ordeno y mando, sino porque Zedillo fue su gran apoyo para desmantelar al PRI de 1996 al 2000 y allanar el camino de la llegada del PRD al poder local en 1997 y, por carambola, del PAN a los Pinos en el 2000.
En 1997, el PRI perdió la mayoría en el Congreso y el PRD ganó el DF, para luego imponerse también en Zacatecas (1998), Tlaxcala y Baja California Sur (1999) y Chiapas y DF (2000).
De aquel nexo da un atisbo Liébano Sáenz, ex secretario particular del ex Presidente y voz autorizada para hablar en su nombre. En su libro La presidencia moderna. Análisis de una Institución que es urgente comprender, Liébano admite la preferencia de Zedillo por AMLO.
Publicado en enero de 2006, el libro pronosticaba que la presidencia moderna de Zedillo sólo era posible con AMLO, nunca con el priista Madrazo o el panista Felipe Calderón.
Porque Zedillo también tiene nostalgia de AMLO: una llamada telefónica de AMLO sirvió para que el 5 de julio de 1998 Zedillo desmontara su plan de anular en Zacatecas la elección que daría la gubernatura al perredista (y entonces coco de Zedillo), Ricardo Monreal.
Lo ha contado el propio Monreal: AMLO, como líder nacional del PRD, llamó a Zedillo y le dijo que si tronaba los comicios se metería en un grave problema “con el PRD nacional”, o sea con él. Al rato, Liébano Sáenz llamó para avisar: “Díganle a Monreal que vea la tele a las 10:00 de la noche”.
A esa hora, las mismas encuestas que en la tarde colocaban al PRI delante por un punto, ya daban diferencia de ¡seis puntos! para Monreal, quien el 11 de agosto de 2002 recordaría aquella triquiñuela de la siguiente manera: “Los grandes pactos se hacen siempre mirando hacia delante”.
Claro, siempre que se trate de los arreglos entre AMLO y Zedillo.
“¿Por qué no te encargas de eso?” Era 1999 y con ésta pregunta, sin mediar más que la inspiración instantánea, colocó el entonces Presidente Ernesto Zedillo a José Antonio González como líder nacional del PRI.
Aquellas formas son la nostalgia de AMLO, aliado de Zedillo desde que sin éxito intentaron parar en Tabasco a Roberto Madrazo en 1994, hasta el apoyo ahora a Gabino Cué en Oaxaca, pasando por la permisividad de Zedillo para que AMLO compitiera en 2000 por el DF sin tener residencia.
De ahí que, en otra inspiración instantánea, AMLO mandara al diablo las encuestas (que él pedía para escoger al candidato del “movimiento” en el Estado de México) e impusiera el viernes a Yeidckol Polenvsky. Lo más seguro es que le haya dicho: “¿Por qué no te encargas de eso?”
Una nostalgia no únicamente del estilo de ordeno y mando, sino porque Zedillo fue su gran apoyo para desmantelar al PRI de 1996 al 2000 y allanar el camino de la llegada del PRD al poder local en 1997 y, por carambola, del PAN a los Pinos en el 2000.
En 1997, el PRI perdió la mayoría en el Congreso y el PRD ganó el DF, para luego imponerse también en Zacatecas (1998), Tlaxcala y Baja California Sur (1999) y Chiapas y DF (2000).
De aquel nexo da un atisbo Liébano Sáenz, ex secretario particular del ex Presidente y voz autorizada para hablar en su nombre. En su libro La presidencia moderna. Análisis de una Institución que es urgente comprender, Liébano admite la preferencia de Zedillo por AMLO.
Publicado en enero de 2006, el libro pronosticaba que la presidencia moderna de Zedillo sólo era posible con AMLO, nunca con el priista Madrazo o el panista Felipe Calderón.
Porque Zedillo también tiene nostalgia de AMLO: una llamada telefónica de AMLO sirvió para que el 5 de julio de 1998 Zedillo desmontara su plan de anular en Zacatecas la elección que daría la gubernatura al perredista (y entonces coco de Zedillo), Ricardo Monreal.
Lo ha contado el propio Monreal: AMLO, como líder nacional del PRD, llamó a Zedillo y le dijo que si tronaba los comicios se metería en un grave problema “con el PRD nacional”, o sea con él. Al rato, Liébano Sáenz llamó para avisar: “Díganle a Monreal que vea la tele a las 10:00 de la noche”.
A esa hora, las mismas encuestas que en la tarde colocaban al PRI delante por un punto, ya daban diferencia de ¡seis puntos! para Monreal, quien el 11 de agosto de 2002 recordaría aquella triquiñuela de la siguiente manera: “Los grandes pactos se hacen siempre mirando hacia delante”.
Claro, siempre que se trate de los arreglos entre AMLO y Zedillo.
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