Marcelo es el candidato de Los Chuchos

Álvaro Cepeda Neri

Ante el colapso del calderonismo, que se ha afanado en construir y ensanchar un vacío (por cierto muy peligroso, si los militares y policías tiran la toalla o van por todo fugitivos del Art. 29 constitucional), las adelantadas campañas por el posicionamiento de las candidaturas en busca de la Presidencia de la República, están totalmente desatadas. Peña Nieto el primero. López Obrador, ya encarrerado, insiste en la segunda postulación, sustentando su búsqueda en los más de 14 millones de votos que pusieron en jaque mate a Calderón. Ebrard, por la vía de la traición, ya dio el banderazo a su red marceliana para divulgar, del centro defeño a la periferia de las entidades, que a cualquier precio será candidato y su única opción es que Los Chuchos y su tribu perredista más los convenencieros que ven el botín (“si traes dinerito, hasta una polka bailamos”) puedan apoyarlo.

En la ciudad de México Ebrard la tiene cuesta arriba, ya que los defeños están divididos. Unos con AMLO, hasta la muerte. Otros muchos están en contra suya, ante la corrupción de la administración ebradorista, la ciudad en un caos de obras que dificultan sobremanera el traslado de empleados integrantes de la degradada clase media y los más o menos acomodados, ya que los ricos, millonarios y multimillonarios viajan en sus helicópteros, para sacarle la vuelta a los enredos anárquicos del tráfico de automóviles, taxis (los mil taxis en manos de un funcionario) y el transporte masivo. Otros tantos piensan en el PAN, para la alternancia azul y una franja de ciudadanos dispuestos a hacerla de multiplicadores están a la expectativa del PRI.

Pero Ebrard ya se decidió. Va por la candidatura del perredismo de Los Chuchos, al parecer con el apoyo de Cárdenas y, para impedir un candidato exclusivo de López Obrador para sucederlo en el Gobierno de la Ciudad de México, anda placeando a Juan Ramón De la Fuente, ya que Amalia García, tras la debacle de Zacatecas, está out. Y la señora Barrales ya no está en el corazón y las ambiciones de Ebrard. Éste, con su mirada extraviada (le llovieron esquelas por el fallecimiento de su hermano) y envalentonado por que no le hace caso la CFE para que cambie el cableado eléctrico del Centro Histórico, presume de tener los arrestos para ser candidato presidencial… ¡y hasta ganar!... Sí Chucho, porque su manager Manuel Camacho le hizo creer que la fortuna (a no ser del dinero) está de su lado.

Si respeta el pacto de que quien esté mejor posicionado, entre él y López Obrador, en una de esas ni candidato es; pero Marcelo, de quien los capitalinos critican su desempeño empezando por la corrupción en su burocracia, sus poses de galán al estilo de Peña Nieto y que cree ser un funcionario capaz, cuando la ciudad está totalmente desbordada de problemas, sigue en la grilla con su grupito amarcelado y su guía Camacho. Como sea, Marcelo anda creyendo que será candidato y presidente. Candidato está por verse… y presidente no es difícil… ¡es imposible!

Comentarios