Alberto Barranco
En lo que representa un jaque más contra la firma estadounidense Nextel, Iusacell la está acusando de especular con la información sobre su frustrada alianza con Televisa, en perjuicio de los tenedores de acciones de su firma matriz, NII Holdings, quien cotiza en el mercado Nasdaq.
La denuncia planteada ante la Comisión de Valores y Arbitrios del vecino del norte, SEC por sus siglas en inglés, documenta una venta masiva de acciones por parte de directivos de la filial de México de la compañía, tras haber alcanzado su mayor cresta de precio.
La extraña operación, dado que para entonces supuestamente la alianza marchaba viento en popa a toda vela, por más que Iusacell ya había interpuesto 30 procedimientos judiciales contra lo que calificaba de inequidad de las bases de licitación para el espectro de 1.7 gigahercios de telefonía celular, se realizó el tres de mayo pasado.
En ese momento la cotización alcanzaba 42.21 dólares por acción, tras un lento pero constante incremento a partir del anuncio conjunto de las compañías sobre su alianza estratégica para operar una red nacional de tercera generación.
Los papeles que se cotizaban en 32 dólares el 12 de febrero, cuando Televisa dio a conocer el visto bueno de la Comisión Federal de Competencia para lo que se ubicó como una inversión minoritaria en la operación mexicana de NII Holdings, habían llegado a 38.90 cuando se formalizó que las firmas integrarían un consorcio.
Como recordará usted, el compromiso, sujeto a la obtención de la concesión en disputa, hablaba de una inversión de Televisa de mil 440 millones de dólares para adquirir el 30 por ciento del capital de Nextel México, además una opción adicional para otro 7.5 por ciento.
Adicionalmente, la firma de Emilio Azcárraga Jean se comprometía a construir con su socio el primer proyecto de servicios convergentes de cuádruple play, incluyendo telefonía móvil, televisión, banda ancha y telefonía fija.
El caso es que la operación de la discordia apuntó a la venta en una sola jornada de 498 mil 858 acciones, cuyo monto alcanzó 19 millones 703 mil 470 dólares.
El precio promedio de venta, dados los picos provocados por la magnitud de la operación, fue de 41.93 dólares.
La lista de vendedores la encabezaba Peter Foyo, es decir el presidente de Nextel México, quien se deshizo de un paquete de 106 mil 779 títulos, cuyo valor alcanzó cuatro millones 498 mil 174 dólares.
Además, se anotan los nombres de Rubén Butvilosk, quien vendió 36 mil 662 acciones; Sergio Chaia (48 mil 334); Daniel Freiman (44 mil 667); Teresa Gendron (14 mil 667); Alfonso Martínez (22 mil 334); Steven Shindler (37 mil 908), y Alan Strauss (152 mil 501).
Ahora que, el 21 de mayo el precio de los papeles había caído a 35.34 dólares, para llegar el 30 de junio a 32.52, es decir por abajo del costo que tenía antes del anuncio de creación de la superfirma que le pondría tienda de enfrente, corregida y aumentada, a Telcel.
Ante ello, Nextel, es decir NII Holdings en su calidad de emisora, le envió un comunicado a la Bolsa de Valores Electrónica Nasdaq, en el que reiteraba que estaba viva su posible alianza con Televisa, sin mencionar la posibilidad de un plan B en caso de que ésta se rajara, ni la catarata de litigios que enfrentaba la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de cara a la inconformidad de Iusacell sobre las bases de licitación.
De hecho, para entonces ya existía una sentencia definitiva que en el papel le impedía a la dependencia cerrar la licitación realizada por la vía de una serie de posturas que para la competencia de Nextel llegaron a 86 rondas, en tanto ésta, sin enemigos al frente para pelear por una red nacional de 30 megahercios dado el tope de acumulación de espectro implantado, se sentó en la primera.
La sentencia la había otorgado el noveno Tribunal Colegiado de Distrito el 21 de mayo.
Ahora que el primero de julio y el 21 de propio mes, un juez de Acapulco y otro de Matamoros habían concedido a Iusacell sendas medidas cautelares contra la posibilidad de declarar ganadores en la subasta.
Para entonces el precio de la acción navegaba en 37.73 dólares.
Sin embargo, éste crecería a 42.31 tras el sabadazo, es decir la ventana de oportunidad que se le abrió a la SCT para entregar sorpresivamente la concesión a Nextel.
El cuatro de octubre los papeles, se cotizaban en 42.49 para desarrumbarse a 37.01 cuando Televisa hace pública su ruptura de la alianza, que se había cantado desde el momento en que amplió su participación en Univisión, la principal cadena de televisión de habla hispana en los Estados Unidos, con una inversión de mil 200 millones de dólares.
La cuesta más baja llegaría el 19 de octubre, con 36.60. Sin embargo, crecería a 39.20 pese a la obtención por parte de Iusacell de una suspensión definitiva otorgada por un juez de Coahuila, que impedía la explotación de la concesión otorgada hasta el desahogo de un juicio sobre la justeza de las bases de la licitación.
En el entretanto, pese a ello, Nextel había anunciado que ya estaban realizándose pruebas para operar la red.
El pleito se exportó a Estados Unidos.
En lo que representa un jaque más contra la firma estadounidense Nextel, Iusacell la está acusando de especular con la información sobre su frustrada alianza con Televisa, en perjuicio de los tenedores de acciones de su firma matriz, NII Holdings, quien cotiza en el mercado Nasdaq.
La denuncia planteada ante la Comisión de Valores y Arbitrios del vecino del norte, SEC por sus siglas en inglés, documenta una venta masiva de acciones por parte de directivos de la filial de México de la compañía, tras haber alcanzado su mayor cresta de precio.
La extraña operación, dado que para entonces supuestamente la alianza marchaba viento en popa a toda vela, por más que Iusacell ya había interpuesto 30 procedimientos judiciales contra lo que calificaba de inequidad de las bases de licitación para el espectro de 1.7 gigahercios de telefonía celular, se realizó el tres de mayo pasado.
En ese momento la cotización alcanzaba 42.21 dólares por acción, tras un lento pero constante incremento a partir del anuncio conjunto de las compañías sobre su alianza estratégica para operar una red nacional de tercera generación.
Los papeles que se cotizaban en 32 dólares el 12 de febrero, cuando Televisa dio a conocer el visto bueno de la Comisión Federal de Competencia para lo que se ubicó como una inversión minoritaria en la operación mexicana de NII Holdings, habían llegado a 38.90 cuando se formalizó que las firmas integrarían un consorcio.
Como recordará usted, el compromiso, sujeto a la obtención de la concesión en disputa, hablaba de una inversión de Televisa de mil 440 millones de dólares para adquirir el 30 por ciento del capital de Nextel México, además una opción adicional para otro 7.5 por ciento.
Adicionalmente, la firma de Emilio Azcárraga Jean se comprometía a construir con su socio el primer proyecto de servicios convergentes de cuádruple play, incluyendo telefonía móvil, televisión, banda ancha y telefonía fija.
El caso es que la operación de la discordia apuntó a la venta en una sola jornada de 498 mil 858 acciones, cuyo monto alcanzó 19 millones 703 mil 470 dólares.
El precio promedio de venta, dados los picos provocados por la magnitud de la operación, fue de 41.93 dólares.
La lista de vendedores la encabezaba Peter Foyo, es decir el presidente de Nextel México, quien se deshizo de un paquete de 106 mil 779 títulos, cuyo valor alcanzó cuatro millones 498 mil 174 dólares.
Además, se anotan los nombres de Rubén Butvilosk, quien vendió 36 mil 662 acciones; Sergio Chaia (48 mil 334); Daniel Freiman (44 mil 667); Teresa Gendron (14 mil 667); Alfonso Martínez (22 mil 334); Steven Shindler (37 mil 908), y Alan Strauss (152 mil 501).
Ahora que, el 21 de mayo el precio de los papeles había caído a 35.34 dólares, para llegar el 30 de junio a 32.52, es decir por abajo del costo que tenía antes del anuncio de creación de la superfirma que le pondría tienda de enfrente, corregida y aumentada, a Telcel.
Ante ello, Nextel, es decir NII Holdings en su calidad de emisora, le envió un comunicado a la Bolsa de Valores Electrónica Nasdaq, en el que reiteraba que estaba viva su posible alianza con Televisa, sin mencionar la posibilidad de un plan B en caso de que ésta se rajara, ni la catarata de litigios que enfrentaba la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de cara a la inconformidad de Iusacell sobre las bases de licitación.
De hecho, para entonces ya existía una sentencia definitiva que en el papel le impedía a la dependencia cerrar la licitación realizada por la vía de una serie de posturas que para la competencia de Nextel llegaron a 86 rondas, en tanto ésta, sin enemigos al frente para pelear por una red nacional de 30 megahercios dado el tope de acumulación de espectro implantado, se sentó en la primera.
La sentencia la había otorgado el noveno Tribunal Colegiado de Distrito el 21 de mayo.
Ahora que el primero de julio y el 21 de propio mes, un juez de Acapulco y otro de Matamoros habían concedido a Iusacell sendas medidas cautelares contra la posibilidad de declarar ganadores en la subasta.
Para entonces el precio de la acción navegaba en 37.73 dólares.
Sin embargo, éste crecería a 42.31 tras el sabadazo, es decir la ventana de oportunidad que se le abrió a la SCT para entregar sorpresivamente la concesión a Nextel.
El cuatro de octubre los papeles, se cotizaban en 42.49 para desarrumbarse a 37.01 cuando Televisa hace pública su ruptura de la alianza, que se había cantado desde el momento en que amplió su participación en Univisión, la principal cadena de televisión de habla hispana en los Estados Unidos, con una inversión de mil 200 millones de dólares.
La cuesta más baja llegaría el 19 de octubre, con 36.60. Sin embargo, crecería a 39.20 pese a la obtención por parte de Iusacell de una suspensión definitiva otorgada por un juez de Coahuila, que impedía la explotación de la concesión otorgada hasta el desahogo de un juicio sobre la justeza de las bases de la licitación.
En el entretanto, pese a ello, Nextel había anunciado que ya estaban realizándose pruebas para operar la red.
El pleito se exportó a Estados Unidos.
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