Francisco Rodríguez / Índice Político
COMO FANTASMA, UN rumor recorre los pasillos de la Central de Abasto del Distrito Federal –operado por un fideicomiso del gobierno de la capital nacional–: los métodos de “los Zetas” han sido copiados literalmente por las autoridades designadas ahí por Marcelo Ebrard.
Ejemplos hay muchos. Pero el más sobresaliente corre a cargo del propio director y administrador del Fideicomiso, Raymundo Collins Flores, quien mirando directamente a los ojos de un empresario, lo ha amenazado nada veladamente, en caso de que acuda a sus superiores o a las autoridades a denunciar el cohecho del que es actualmente víctima
“Sé dónde vives –habría dicho Collins, palabras más o menos, al empresario referido–, así que no vayas a ponerme el dedo”…
Cinco millones ¡de dólares”, se dice, es lo que “el Zeta” Collins –mismos procedimientos que los empleados por la organización autodenominada “de la última letra”– ha pedido a este industrial de la rama de la construcción para permitirle continuar la erección de un edificio que, si el todopoderoso funcionario capitalino quiere, será un hotel. Una edificación que, además, ni siquiera está dentro de los linderos de la gigantesca Central de Abasto, sino en sus proximidades.
Y es que, ahora mismo, la obra está detenida, pues “el Zeta” Collins así lo ha decidido, hasta en tanto no reciba los cinco millones de ¡dólares! que pide a cambio.
Mismos métodos. Mismos procedimientos que la delincuencia organizada.
¿Para qué tales recursos expoliados a empresarios? ¿Para el peculio personal de Collins? ¿Acaso para la precampaña y campaña de Marcelo Ebrard a la Presidencia de la República que tan obcecadamente persigue? ¿No les son suficientes los cuantiosos recursos que se mueven en el mercado público más grande de América Latina, y de los cuales es sabido las “autoridades” se llevan un porcentaje?
Métodos y procedimientos, pues, que por lo demás no son ajenos a un personaje como Collins, quien a mediados del sexenio de Vicente Fox fue despedido de la Procuraduría General de la República, entonces a cargo del general Rafael Macedo de la Concha, al haber sido descubierto grabando las conversaciones telefónicas de altos mandos militares y aún las de quien entonces era inquilino legal y legítimo de Los Pinos.
La buhardilla desde la cual Collins interceptaba tales telefonemas estaba ubicada en un viejo edificio de la céntrica calle de López, instalaciones que aún eran en aquel entonces de la extinta Policía Judicial Federal.
Después de ello, Marcelo Ebrard lo recogió y lo convirtió en sus segundas manos en la Secretaría de Seguridad Pública del DF. Desde ahí, juntos, ambos llegaron a sus actuales posiciones.
Collins es uno más de las nuevas “comaladas de millonarios” que produce la Administración Pública al amparo del poder público y, claro, con el dinero de los contribuyentes. Por lo que se dice en la Central de Abasto su fortuna se incrementa merced a la delincuencial extorsión.
Esta imagen del gobierno de la Ciudad de México dista mucho de aquella otra angelical (jejeje), en la que participara el precandidato Ebrard el fin de semana en Acapulco, cuando un grupo de púberes desfiló con alas blancas, en alusión al nombre del candidato al que impulsó y apoya el jefe de gobierno, también al símbolo de la Ciudad de México, de cuyas arcas –¿tal vez también del “cochinito” que con extorsiones rellena Collins?– saldrán buena cantidad de los recursos que devorará la campaña del expriísta Ángel Eladio Aguirre Rivero, ahora travestido en perredista.
Ahora que, como escribí líneas arriba, Ebrard bien pudiera ser ajeno a estas tranzas de su colaborador y el dinero así recolectado, “a la malagueña”, sea sólo para el bolsillo de nuestro personaje de hoy.
Un personaje de quien a mediados de julio de 2009 se decía había estrenado jet particular, merced a los no pocos negocios que ha realizado con Carlos Cabal Peniche –¿un salinista aliado de Ebrard?–,quien prácticamente controla ya todos los servicios –desde sanitarios hasta montacargas–, que el consentido de Ebrard ha privatizado en la Central de Abasto. Y dicen que también está asociado con Cabal en la plaza comercial que se construye ahora frente a estas instalaciones del gobierno capitalino.
Definitivamente, Collins no debía ser admitido en el concurso del pillo más veloz del gobierno capitalino, que está en marcha. Entre tanto amateur, él sí que es un profesional del ramo de la corrupción.
Índice Flamígero: A solicitar una ampliación de 14 mil millones de pesos acudió ayer acudió a San Lázaro el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard. Son para remodelación de plazas –no, no de mercados–, como las de la Constitución y la de la Cibeles, que son “símbolos de la ciudad”.
COMO FANTASMA, UN rumor recorre los pasillos de la Central de Abasto del Distrito Federal –operado por un fideicomiso del gobierno de la capital nacional–: los métodos de “los Zetas” han sido copiados literalmente por las autoridades designadas ahí por Marcelo Ebrard.
Ejemplos hay muchos. Pero el más sobresaliente corre a cargo del propio director y administrador del Fideicomiso, Raymundo Collins Flores, quien mirando directamente a los ojos de un empresario, lo ha amenazado nada veladamente, en caso de que acuda a sus superiores o a las autoridades a denunciar el cohecho del que es actualmente víctima
“Sé dónde vives –habría dicho Collins, palabras más o menos, al empresario referido–, así que no vayas a ponerme el dedo”…
Cinco millones ¡de dólares”, se dice, es lo que “el Zeta” Collins –mismos procedimientos que los empleados por la organización autodenominada “de la última letra”– ha pedido a este industrial de la rama de la construcción para permitirle continuar la erección de un edificio que, si el todopoderoso funcionario capitalino quiere, será un hotel. Una edificación que, además, ni siquiera está dentro de los linderos de la gigantesca Central de Abasto, sino en sus proximidades.
Y es que, ahora mismo, la obra está detenida, pues “el Zeta” Collins así lo ha decidido, hasta en tanto no reciba los cinco millones de ¡dólares! que pide a cambio.
Mismos métodos. Mismos procedimientos que la delincuencia organizada.
¿Para qué tales recursos expoliados a empresarios? ¿Para el peculio personal de Collins? ¿Acaso para la precampaña y campaña de Marcelo Ebrard a la Presidencia de la República que tan obcecadamente persigue? ¿No les son suficientes los cuantiosos recursos que se mueven en el mercado público más grande de América Latina, y de los cuales es sabido las “autoridades” se llevan un porcentaje?
Métodos y procedimientos, pues, que por lo demás no son ajenos a un personaje como Collins, quien a mediados del sexenio de Vicente Fox fue despedido de la Procuraduría General de la República, entonces a cargo del general Rafael Macedo de la Concha, al haber sido descubierto grabando las conversaciones telefónicas de altos mandos militares y aún las de quien entonces era inquilino legal y legítimo de Los Pinos.
La buhardilla desde la cual Collins interceptaba tales telefonemas estaba ubicada en un viejo edificio de la céntrica calle de López, instalaciones que aún eran en aquel entonces de la extinta Policía Judicial Federal.
Después de ello, Marcelo Ebrard lo recogió y lo convirtió en sus segundas manos en la Secretaría de Seguridad Pública del DF. Desde ahí, juntos, ambos llegaron a sus actuales posiciones.
Collins es uno más de las nuevas “comaladas de millonarios” que produce la Administración Pública al amparo del poder público y, claro, con el dinero de los contribuyentes. Por lo que se dice en la Central de Abasto su fortuna se incrementa merced a la delincuencial extorsión.
Esta imagen del gobierno de la Ciudad de México dista mucho de aquella otra angelical (jejeje), en la que participara el precandidato Ebrard el fin de semana en Acapulco, cuando un grupo de púberes desfiló con alas blancas, en alusión al nombre del candidato al que impulsó y apoya el jefe de gobierno, también al símbolo de la Ciudad de México, de cuyas arcas –¿tal vez también del “cochinito” que con extorsiones rellena Collins?– saldrán buena cantidad de los recursos que devorará la campaña del expriísta Ángel Eladio Aguirre Rivero, ahora travestido en perredista.
Ahora que, como escribí líneas arriba, Ebrard bien pudiera ser ajeno a estas tranzas de su colaborador y el dinero así recolectado, “a la malagueña”, sea sólo para el bolsillo de nuestro personaje de hoy.
Un personaje de quien a mediados de julio de 2009 se decía había estrenado jet particular, merced a los no pocos negocios que ha realizado con Carlos Cabal Peniche –¿un salinista aliado de Ebrard?–,quien prácticamente controla ya todos los servicios –desde sanitarios hasta montacargas–, que el consentido de Ebrard ha privatizado en la Central de Abasto. Y dicen que también está asociado con Cabal en la plaza comercial que se construye ahora frente a estas instalaciones del gobierno capitalino.
Definitivamente, Collins no debía ser admitido en el concurso del pillo más veloz del gobierno capitalino, que está en marcha. Entre tanto amateur, él sí que es un profesional del ramo de la corrupción.
Índice Flamígero: A solicitar una ampliación de 14 mil millones de pesos acudió ayer acudió a San Lázaro el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard. Son para remodelación de plazas –no, no de mercados–, como las de la Constitución y la de la Cibeles, que son “símbolos de la ciudad”.
Comentarios