Aprueban el presupuesto 2011 entre acusaciones de reparto de migajas

Enrique Méndez y Roberto Garduño

En acuerdo de todas las fuerzas políticas de la Cámara de Diputados se aprobó, en lo general, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2011 con un monto de 3 billones 438 mil 895 millones 500 mil pesos. Los escasos críticos del decreto advirtieron que el Poder Legislativo se lastimó por migajas; somos un poder ratonero.

Al cierre de la edición de este diario, la discusión continuaba con las propuestas de adición y modificación en lo particular del dictamen. Las reservas presentadas por diputados sumaban 81, que terminarían de desahogarse esta madrugada.

La aprobación del texto fue precedida de la controversia dentro de la bancada del PRI, donde sus integrantes se dividieron por el reparto de 4 mil 400 millones de pesos para el campo. La diputación cenecista del tricolor presentó una reserva para que esos recursos se destinaran a proyectos productivos, y no a caminos rurales etiquetados.

Pasada la media noche, el dirigente electo de la CNC, Gerardo Sánchez, subió al pleno la modificación para reintegrar esos recursos. Al someterse a votación, desde la presidencia de la mesa directiva, la mayoría de priístas y panistas rechazó la propuesta con 256 votos en contra, 120 a favor y 17 abstenciones.

¡Campo, campo, campo!, gritaron los cenecistas, mientras desde su curul el líder cafetalero chiapaneco Julián Nazar reprochó: Espero que disfruten de los acuerdos pactados con el PAN, y luego no se espanten de que crezcan los liderazgos que sí defienden al pueblo de México.

Como ha sucedido en años anteriores, la Secretaría de Hacienda y Crédito Publico (SCHP), a través de la Subsecretaría de Egresos, intervino en la redacción del decreto y el ajuste de las cifras en los anexos.

José Antonio Meade, titular de dicha subsecretaría, continuaba supervisando que el contenido del documento no se modificara, para preservar los lineamientos marcados por el Ejecutivo federal.

Pacto previo

Desde hace tres días, PRI, PAN y PRD comenzaron a dar forma al decreto que fue impugnado anoche por legisladores del PT e incluso algunos del Revolucionario Institucional. Esas tres fuerzas habían negociado un acuerdo final que fue defendido desde la tribuna.

Baltazar Hinojosa (PRI) afirmó que el presupuesto es producto de un consenso entre partidos y del respeto a la voluntad popular. Acusó al gobierno de Felipe Calderón de falta de sensibilidad al enviar un presupuesto recortado en rubros sensibles como inversión social y productiva, e impulso al campo.

Nos obligó a corregirle la plana, dijo. En un afán autocrítico, consideró que el método para la revisión y aprobación del paquete económico en la Cámara de Diputados es obsoleto. Este presupuesto es estrictamente inercial. Y el modelo ya está agotado, lo vemos año con año: nadie queda conforme, las necesidades son crecientes y los recursos cada vez más escasos, expresó.

Porfirio Muñoz Ledo (PT), presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, acusó a la Cámara de repartirse migajas y, peor aún, de festinarlo. “Ésta es la Cámara del uno por ciento. Por eso la llaman ‘el Poder Legislativo de chisguete’.”

Desde su curul, el perredista Emilio Serrano le preguntó si era justo que los diputados se desgarraran por una negociación que sólo alcanzó a modificar uno por ciento de todo el presupuesto.

El petista respondió con ironía: Nos estamos lastimando por migajas. Somos un poder ratonero, y esta sesión del Poder Legislativo no representa un equilibrio de poderes, expresó.

Su compañero de bancada, Jaime Cárdenas Gracia, advirtió que la negociación del presupuesto del próximo año conlleva un incremento del gasto corriente, por lo que este rubro será de casi 2 billones de pesos, y que en contraste se aprobó una disminución del gasto de inversión, así como las insuficiencias para garantizar los derechos sociales y económicos de los mexicanos.

No hay mecanismos suficientes de transparencia y revisión de cuentas, porque se reducen inclusive las partidas para la fiscalización del gasto en los órganos internos de control del gobierno federal. ¡Pobre México, con un gobierno tan rico y un pueblo tan pobre!, exclamó.

Gerardo Fernández Noroña, quien se mofó de los diputados que intervinieron en la aprobación del dictamen, también fue objeto de la burla de Gastón Luken (PAN), quien pidió la palabra sólo para hacer escarnio de la vestimenta del petista.

Jorge Carlos Ramírez Marín, presidente de la mesa directiva, propició entonces una carcajada general. Después de este breviario de la moda, siga, señor diputado, pidió a David Penchyna (PRI), que en la tribuna defendía el dictamen.

Con dureza, el priísta Miguel Ángel García Granados reprochó el dictamen del agandalle, de la ofensa pública, de la falta de voluntad, y de la falta de respeto a nosotros mismos. Para todos fue muy claro el hecho de que el Ejecutivo privilegió una gran cantidad de programas de su interés, que tienen un claro tinte electoral.

El legislador calificó de bochornoso que las propuestas de la mayoría de los diputados que sí trabajaron en las comisiones se estrellaron en la Comisión de Presupuesto. Porque, denunció, cuando se pedían ampliaciones, en la comisión se les enviaba con un funcionario de la Secretaría de Hacienda, quien –narró– “llegaba a advertir: ‘al documento no se le cambia ni una coma’”.

La Cámara, reprochó, es vista por los integrantes de la burbuja del PRI que se sienten dueños del edificio, de la franquicia, del timbre postal, de nuestra dignidad y el sentido del voto.

Al cierre de esta edición, la Cámara continuaba con la discusión de las reservas y se preveía que fueran aprobadas en el transcurso de la madrugada.

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