Alejandro Zapata Perogordo
Por primera vez en muchos años salió de la Cámara de Diputados la Ley de Ingresos de la Federación; sin sobresaltos, casi podríamos decir por consenso. Eso se debe a distintas variables, una de ellas es que el presidente de la República la envió sin incremento en los impuestos, lo que hizo que las discusiones se diluyeran y no existiera mayor golpeteo.
Creo que el punto nodal de atrincheramiento se había enfatizado sobre la propuesta del PRI, para bajar un punto porcentual del Impuesto al Valor Agregado; es decir, bajar del 16 al 15 por ciento la carga impositiva del consumo, circunstancia que pensaron seria de gran atracción popular.
Sin embargo, recibieron recriminaciones al por mayor, por considerar que era una postura populista e irresponsable bajo las condiciones actuales.
Ello los obligó a buscar una salida decorosa que les permitiera lavar la cara y atenuar el control de daños. La encontraron con los efectos de la naturaleza, el hecho de contar con dificultades ocasionadas por los desastres derivados del clima en algunas entidades del país, era la perfecta justificación para hacer el corte de caja.
Debo advertir que hicieron lo correcto, pues hubiese sido un error garrafal entercarse en su postura, lo cual celebro hayan corregido. Hubo dos partes que pagaron los platos rotos: el impuesto al tabaco y a las bebidas energizantes, que aunque no son de gran calado, de alguna forma -pensaron- tenían que compensar la falta de incremento a tasas tributarias en otros rubros que, como ya indicamos, se prefirió no afectar.
Hay puntos muy rescatables e innovadores, como la creación del fondo de reconstrucción en caso de desastres. Uno de los grandes problemas en relación al Fondo Nacional de Desastres Naturales -además de recriminarse entre federación y estados- es la mezcla de los recursos para atender los devastadores efectos causados por los siniestros naturales.
Ahora cada quien realizará su parte, en los mismos porcentajes que hasta ahora se contemplan, bajo la modalidad de obra completa; es decir, ya no se tendrá que llevar a cabo cada acción en conjunto, sino que simplemente se dividen la responsabilidad de que cada orden de gobierno tenga bajo su responsabilidad reconstrucciones especificas, eliminando los famosos paripasus en este renglón.
Dichos paripasus son las participaciones que -hasta la nueva Ley de Ingresos- los estados aportaban al Fonden.
Este es un pequeño adelanto, pero el balance es positivo, decidieron el precio del petróleo en condiciones técnicas. El déficit, aunque aumenta, será menor al presente año, se adecuan algunos artículos de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, para la deducibilidad del primer empleo para los jóvenes y se consideran cuestiones para la eficientización de la recaudación.
Con ello, los mercados mandaron señales positivas, existe un buen balance, no hay signos de preocupación y se espera un buen crecimiento.
En síntesis, aunque hubo mucho alboroto previo, abundantes declaraciones, incluso advertencias y hasta flamígeras amenazas. todo caminó en bien del país.
Ahora sí reconozco que los diputados hicieron la tarea.
Sin sobresaltos.
Por primera vez en muchos años salió de la Cámara de Diputados la Ley de Ingresos de la Federación; sin sobresaltos, casi podríamos decir por consenso. Eso se debe a distintas variables, una de ellas es que el presidente de la República la envió sin incremento en los impuestos, lo que hizo que las discusiones se diluyeran y no existiera mayor golpeteo.
Creo que el punto nodal de atrincheramiento se había enfatizado sobre la propuesta del PRI, para bajar un punto porcentual del Impuesto al Valor Agregado; es decir, bajar del 16 al 15 por ciento la carga impositiva del consumo, circunstancia que pensaron seria de gran atracción popular.
Sin embargo, recibieron recriminaciones al por mayor, por considerar que era una postura populista e irresponsable bajo las condiciones actuales.
Ello los obligó a buscar una salida decorosa que les permitiera lavar la cara y atenuar el control de daños. La encontraron con los efectos de la naturaleza, el hecho de contar con dificultades ocasionadas por los desastres derivados del clima en algunas entidades del país, era la perfecta justificación para hacer el corte de caja.
Debo advertir que hicieron lo correcto, pues hubiese sido un error garrafal entercarse en su postura, lo cual celebro hayan corregido. Hubo dos partes que pagaron los platos rotos: el impuesto al tabaco y a las bebidas energizantes, que aunque no son de gran calado, de alguna forma -pensaron- tenían que compensar la falta de incremento a tasas tributarias en otros rubros que, como ya indicamos, se prefirió no afectar.
Hay puntos muy rescatables e innovadores, como la creación del fondo de reconstrucción en caso de desastres. Uno de los grandes problemas en relación al Fondo Nacional de Desastres Naturales -además de recriminarse entre federación y estados- es la mezcla de los recursos para atender los devastadores efectos causados por los siniestros naturales.
Ahora cada quien realizará su parte, en los mismos porcentajes que hasta ahora se contemplan, bajo la modalidad de obra completa; es decir, ya no se tendrá que llevar a cabo cada acción en conjunto, sino que simplemente se dividen la responsabilidad de que cada orden de gobierno tenga bajo su responsabilidad reconstrucciones especificas, eliminando los famosos paripasus en este renglón.
Dichos paripasus son las participaciones que -hasta la nueva Ley de Ingresos- los estados aportaban al Fonden.
Este es un pequeño adelanto, pero el balance es positivo, decidieron el precio del petróleo en condiciones técnicas. El déficit, aunque aumenta, será menor al presente año, se adecuan algunos artículos de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, para la deducibilidad del primer empleo para los jóvenes y se consideran cuestiones para la eficientización de la recaudación.
Con ello, los mercados mandaron señales positivas, existe un buen balance, no hay signos de preocupación y se espera un buen crecimiento.
En síntesis, aunque hubo mucho alboroto previo, abundantes declaraciones, incluso advertencias y hasta flamígeras amenazas. todo caminó en bien del país.
Ahora sí reconozco que los diputados hicieron la tarea.
Sin sobresaltos.
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