¿Por qué es Videgaray?

Rubén Cortés

Luis Videgaray, quien como secretario de Finanzas estatal equilibró el financiamiento sano de proyectos de infraestructura, es el hombre de la sucesión en el Estado de México porque el gobernador, Enrique Peña Nieto, está midiendo los tiempos al estilo de la buena escuela priista.

Ávila Camacho escogió a Alemán porque se imponía un avance hacia la industrialización; Alemán a Ruiz Cortines porque apremiaba el ahorro; De la Madrid a Salinas porque era inminente un salto a la modernidad tras el derrumbe del mundo de los bloques.

Salvando distancias, pero en la misma lógica, un economista brillante como Videgaray es el indicado para suceder en su estado al principal favorito para ganar la Presidencia, pues la inestabilidad económica continuará, quizá sin cataclismos, pero seguirá.

De llegar a la gubernatura, Videgaray mantendría el empuje económico y las buenas cuentas que él mismo edificó. Nadie mejor para conseguirlo.

La clave la dio Peña Nieto en un discurso el 13 de mayo de 2008:

“Desde el inicio de mi administración expresé que el cumplimiento de los 608 compromisos asumidos en los 125 municipios se daría sin arriesgar la salud de las finanzas. Hoy, a 32 meses y con más de 300 compromisos cumplidos, hemos sido congruentes con la meta: disminuimos en mil millones la deuda, al tiempo que aumentamos el gasto social y de inversión”.

¿Quién fue el artífice de esos logros? Videgaray, su entonces secretario de Finanzas, basado en cuatro grandes pilares:

—Incremento de los ingresos.

—Control del gasto corriente.

—Reducción de la deuda.

—Implementación de nuevos mecanismos de participación del sector privado.

Eso permitió a Peña Nieto fortalecer las arcas públicas y mejorar su calificación crediticia. En 2007, el Estado de México obtuvo el grado de distinción de las tres principales empresas calificadoras internacionales, y repitió en 2008.

Así, capitalizó su solidez económica para financiarse a menor costo y en mejores condiciones. O sea, cumplió las responsabilidades crediticias sin afectar las políticas y los programas de desarrollo que colocan a Peña Nieto, entre otros factores, como el principal presidenciable del PRI.

Este conjunto de hechos y de datos posiciona a Videgaray, actualmente el hombre de las finanzas del PRI en la Cámara de Diputados, sobre los otros aspirantes con posibilidades: el alcalde de Ecatepec, Eruviel Ávila, y el de Huixquilucan, Alfredo del Mazo Jr.

A éste lo define una buena imagen personal y a Eruviel su excelencia como operador político.

La disyuntiva de Peña Nieto es escoger entre el saber (Videgaray), la operación (Eruviel) y la imagen (Del Mazo).

Imagen ya tiene: él mismo. La operación puede ser complementaria. Pero lo sustantivo es el saber.

Porque no crece en los parques, ni se compra en el súper.

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