Desde hace un buen tiempo, si había una persona en la cual Marcelo Ebrard había puesto sus expectativas en que lo sucediera en la jefatura de gobierno del Distrito Federal, era Mario Delgado.
Nombrado secretario de Finanzas desde que arrancó el sexenio, lo movió hace pocos meses a la cartera de Educación con el propósito que la economía no lastimara sus aspiraciones y la política social le diera frutos. Sin embargo, se quejan en el gobierno del Distrito Federal, Delgado no ha crecido en conocimiento del público y mucho menos en preferencias electorales pese a que Ebrard ha buscado mostrarlo por todos lados.
El último latigazo en su contra fue este fin de semana, al acudir por razones inexplicables, al informe de gobierno del delegado panista en Cuajimalpá, Carlos Orvañanos.
Delgado quedó expuesto cuando apareció su fotografía en la prensa este lunes muy sonriente al lado de los secretarios Ernesto Cordero de Hacienda, y Javier Lozano de Trabajo. Esa foto hizo levantar a muchos las cejas, y unos cuantos dolores de hígado.
Nombrado secretario de Finanzas desde que arrancó el sexenio, lo movió hace pocos meses a la cartera de Educación con el propósito que la economía no lastimara sus aspiraciones y la política social le diera frutos. Sin embargo, se quejan en el gobierno del Distrito Federal, Delgado no ha crecido en conocimiento del público y mucho menos en preferencias electorales pese a que Ebrard ha buscado mostrarlo por todos lados.
El último latigazo en su contra fue este fin de semana, al acudir por razones inexplicables, al informe de gobierno del delegado panista en Cuajimalpá, Carlos Orvañanos.
Delgado quedó expuesto cuando apareció su fotografía en la prensa este lunes muy sonriente al lado de los secretarios Ernesto Cordero de Hacienda, y Javier Lozano de Trabajo. Esa foto hizo levantar a muchos las cejas, y unos cuantos dolores de hígado.
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