Maciel destapó los grandes errores de la Iglesia: Jabaz

Jesús Alejo / Milenio

Su nombre completo no tendría tanto sentido escribirlo, porque son muy pocos quienes lo conocen; pero con el “artístico” la cosa cambia: Jabaz, un cartonista político que no hace cartones ni caricaturas, pero que encontró en el fotomontaje una manera de hacer la crítica del mundo en que vivimos, siempre acompañada del humor.

La técnica del fotomontaje la puso en práctica para la elaboración del libro Diario apócrifo de Maciel el travieso (Planeta, 2010), nacido de su propia necesidad de hacer una reflexión acerca de una de las instituciones más polémicas de nuestro tiempo, siendo el caso del cura Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, paradigmático dentro de la realidad de la Iglesia católica.

“El caso de Maciel vino a destapar los grandes errores de la Iglesia, las cosas que no ha querido o no había querido reconocer con respecto a su actitud. Creo que abordarlo a través del humor es necesario en este tiempo, cuando se presenta la Iglesia con tanta solemnidad: por considerarse los representantes de Dios en la tierra, siempre le hablan a uno muy solemne. Les hace falta humor, reírse de sí mismos, porque en el momento en que uno se ríe de sus propios errores es cuando uno puede avanzar.”

Con esa perspectiva, Jabaz se acercó al tema, incluso cuenta con un prólogo de Fernando M. González, uno de los investigadores más acuciosos del problema, con lo que no se trata de una aproximación trivial, sino resultado de su lectura de múltiples libros acerca del tema.

“Me intrigó mucho cómo siendo tan corrupto, con tantos defectos como ser humano, hubiera podido llegar a esos niveles en la Iglesia. Por eso quise estudiar un poco el tema, siendo el resultado Diario apócrifo de Maciel el travieso, aunque fue difícil hacer chiste sobre eso, porque se me ocurrió abordarlo a través del albur, pues conforme recopilaba información me daba cuenta de que el doble lenguaje de la Iglesia se parece mucho al doble sentido del albur.”

Sin embargo, aclara Jabaz, todo está documentado, nada hay inventado en el volumen: su tarea principal fue desarrollar el escenario gráfico de “las fechorías de Maciel”; sobre la reacción de los representantes de la Iglesia ante el volumen, el cartonista no siente temor alguno, por el contrario, esperaría que el arzobispo de Guadalajara (su lugar de origen y residencia), Juan Sandoval Íñiguez, lo ex comulgue, “porque se vende más el libro”.

Técnica llena de humor

Jabaz es dueño de una propuesta que encuentra una vía de difusión en MILENIO Diario, desde donde ha consolidado cartones editoriales que, sin perder la solemnidad del tema tratado, se aderezan con el humor, “ante el cual no hay para dónde hacerse”, asegura.

“Se me ocurrió el fotomontaje usado para cuestiones noticiosas y, en concreto, como cartón político, a partir de una revista que hacíamos en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso), llamada Galimatías, con Trino, Jis y Manuel Falcón.

“Me encargaba del diseño, pero por cuestiones de espacio, que no se llenaban las páginas, empecé a hacer caricatura y no me gustó el resultado de mis trazos y como tenía la experiencia del diseño gráfico de manipular imágenes, a través del fotolito y copias fotostáticas, fue como me inicié.”

Inspirado en todo el lenguaje del cómic, Jabaz se propuso recrear la técnica del fotomontaje, en el cual halló una fuerza de comunicación que, a su parecer, muchas veces supera a la caricatura, sobre todo porque no siempre se sabe en un primer momento si la fotografía trabajada será real o ficticia.

“En especial porque busco lograr la mayor fidelidad entre la proporción de las caras con el cuerpo, con la situación que se está dando. Hay otros dedicados al fotomontaje que tienden a la exageración igual que en la caricatura; lo que pretendo es al revés, que se parezca lo más posible a la realidad. A veces uso el recurso de la exageración, pero lo que más me gusta es tratar de que se dé por buena la fotografía.”

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