El acordeonista


Vía Burro Hall / Traducción del ingles de En Pocas Palabras para RMX

Durante el verano que estuvimos fuera de la ciudad, hubo algunos cambios en las tareas realizadas en la calle donde la familia del chiquitín desarrolla el negocio familiar. Jesús, así se llama el chiquitín, ha sido más o menos relevado de sus funciones de venta de chicles, las que fueron delegadas a su hermanita de tres años de edad. El niño, mientras tanto, ha sido dedicado a recabar algunos pesos tocando el acordeón para los transeúntes. En esta nueva responsabilidad, su capacidad productora se ha disminuido, tal vez debido a su falte de habilidad para tocar el instrumento. Lastimosamente su repertorio se limita a los primeros acordes de “Cielito Lindo”.

No se deje engañar por la sonrisa; ésta fue motivada mientras jugaba a esconderse con el que le quería tomar la foto. Durante las primeras semanas mientras se enseñaba él mismo a tocar un fragmento de la canción, en repetidas ocasiones negó que el instrumento era suyo; decía que era de su hermano y que nada mas lo estaba cuidando. Esto hubiera sido mas creíble si de verdad tuviera un hermano. Ahora toca pedacitos de “Cielito Lindo” mientras fija la mirada, desilusionado, en el plato de las propinas vacío frente a él. Entre tanto, su hermanita anda por las calles vendiendo chicles y recoge mucho menos en una semana de lo que Jesús solía recabar en dos días. Estamos seguros que esta nueva reasignación de funciones hace algún tipo de sentido a la madre de los niños, una buena joven mujer, aunque no particularmente inteligente. Esta joven madre en cualquier sociedad civilizada estaría siendo investigada por negligencia infantil.

Querétaro, obviamente, no es una sociedad civilizada en realidad, considerando, especialmente, que el porche donde se sienta el niño— donde trabaja 10 horas al día, cuando debería asistir a su escuela— es parte de la Casa de la Corregidora, uno de los edificios históricos mas importantes de la ciudad y sede de las Oficinas del Gobernador. En un estado con 1.5 millones de habitantes, se puede entender si algunos niños desfavorecidos no son detectados por las agencias de asistencia social, pero este chico está sentado, literalmente, todo el día afuera de la oficina del gobernador. Nos imaginamos que, de vez en cuando, la esposa del gobernador viene a visitarlo—caminando exactamente en frente del joven acordeonista— cuando se puede obtener algún tiempo lejos de su trabajo diario al frente de DIF, la agencia estatal responsable de la atención de niños indígenas los que trabajan como Jesús. Tradicionalmente como premio de vanidad a la esposa del gobernador se le otorga el manejo del DIF (asistencia social) por el valor propagandístico de ser fotografiada repartiendo cobijas y cenas de Navidad, cuando en realidad no hacen nada para ayudar a educar a los menos favorecidos.

Quién sabe, tal vez el niño mejore sus habilidades musicales lo suficiente como para entrar en The Julliard School (de Nueva York) a pesar de no asistir a la escuela primaria, pero en base a su pobre interpretación de “Cielito Lindo” diríamos que es una especie de remota esperanza. Él probablemente tiene todavía unos seis años más para dominar este instrumento. Si no es así, estamos seguros de que habrá un montón de trabajo para él en el fallido Estado de Arizona.


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