Operadores de los cárteles mexicanos en Estados Unidos han comenzado a ejercer el tipo de narcoviolencia que priva en territorio mexicano, entre ellos ejecuciones y levantones, una situación que ya preocupa a las autoridades estadunidenses, destacó el diario The Washington Post en un amplio artículo publicado este martes en primera plana.
El rotativo destaca que las redes de operación en Estados Unidos de los cárteles mexicanos, como la de Fernando Sánchez Arellano, de Tijuana, Baja California, han comenzado a desplegar acciones violentas similares a las que aplican en México.
“Los integrantes del cártel (de Sánchez Arellano) operaban narcobodegas, grupos de tráfico de droga, distribuían mariguana y metanfetaminas, traficaban armas, lavaban dinero, realizaban robos y recolectaban dinero de la venta de drogas”, apunta el Washington Post.
Y destaca que, “cuando la gente no pagaba, los endeudados eran secuestrados o ejecutados en ambos lados de la frontera”.
El “contagio” de la narcoviolencia de México a Estados Unidos es un fenómeno al que las agencias federales, como el Buró Federal de Investigaciones (FBI), combaten con el uso de tecnologías avanzadas y tradicionales, como la intercepción de llamadas telefónicas y con la infiltración de informantes dentro de las redes de operación de los narcotraficantes mexicanos, tanto en México como en la Unión Americana.
“Cuando uno de los grandes cárteles de la droga de México abre una sucursal en el lado de la frontera de California, las autoridades de Estados Unidos interceptan y graban las llamadas telefónicas para escuchar, observar y esperar”, sostiene el Washington Post, el periódico más importante e influyente de la capital estadunidense.
Con base en los documentos de la investigación y encausamiento de 43 personas relacionadas con la organización criminal de Sánchez Arellano, sobrino de los hermanos Arellano Félix, líderes del cártel de Tijuana, el diario destaca detalles de este caso que, entre otras cosas, llevó a la captura de Jesús Quiñónez, funcionario de la Procuraduría General de Justicia de Baja California (PGJE).
El diario capitalino señala en su amplio reportaje que la organización criminal de Sánchez Arellano, además de mover drogas a distintos puntos de Estados Unidos, comenzó a establecer una sofisticada red de operaciones que finalmente fue desmantelada gracias a las labores del FBI.
“La vigilancia (del FBI) capturó más de 50 mil llamadas telefónicas en un plazo de seis meses que se hicieron muy dentro del territorio de México”, agrega el texto del Post.
En Estados Unidos, los operadores de los cárteles del narcotráfico mexicano, además de secuestrar y asesinar, también contratan a mujeres adolescentes, a quienes –de acuerdo con el Washington Post-- pagan cien dólares cada vez que ingresan 113 gramos de metanfetaminas del territorio mexicano al estadunidense.
El rotativo destaca que las redes de operación en Estados Unidos de los cárteles mexicanos, como la de Fernando Sánchez Arellano, de Tijuana, Baja California, han comenzado a desplegar acciones violentas similares a las que aplican en México.
“Los integrantes del cártel (de Sánchez Arellano) operaban narcobodegas, grupos de tráfico de droga, distribuían mariguana y metanfetaminas, traficaban armas, lavaban dinero, realizaban robos y recolectaban dinero de la venta de drogas”, apunta el Washington Post.
Y destaca que, “cuando la gente no pagaba, los endeudados eran secuestrados o ejecutados en ambos lados de la frontera”.
El “contagio” de la narcoviolencia de México a Estados Unidos es un fenómeno al que las agencias federales, como el Buró Federal de Investigaciones (FBI), combaten con el uso de tecnologías avanzadas y tradicionales, como la intercepción de llamadas telefónicas y con la infiltración de informantes dentro de las redes de operación de los narcotraficantes mexicanos, tanto en México como en la Unión Americana.
“Cuando uno de los grandes cárteles de la droga de México abre una sucursal en el lado de la frontera de California, las autoridades de Estados Unidos interceptan y graban las llamadas telefónicas para escuchar, observar y esperar”, sostiene el Washington Post, el periódico más importante e influyente de la capital estadunidense.
Con base en los documentos de la investigación y encausamiento de 43 personas relacionadas con la organización criminal de Sánchez Arellano, sobrino de los hermanos Arellano Félix, líderes del cártel de Tijuana, el diario destaca detalles de este caso que, entre otras cosas, llevó a la captura de Jesús Quiñónez, funcionario de la Procuraduría General de Justicia de Baja California (PGJE).
El diario capitalino señala en su amplio reportaje que la organización criminal de Sánchez Arellano, además de mover drogas a distintos puntos de Estados Unidos, comenzó a establecer una sofisticada red de operaciones que finalmente fue desmantelada gracias a las labores del FBI.
“La vigilancia (del FBI) capturó más de 50 mil llamadas telefónicas en un plazo de seis meses que se hicieron muy dentro del territorio de México”, agrega el texto del Post.
En Estados Unidos, los operadores de los cárteles del narcotráfico mexicano, además de secuestrar y asesinar, también contratan a mujeres adolescentes, a quienes –de acuerdo con el Washington Post-- pagan cien dólares cada vez que ingresan 113 gramos de metanfetaminas del territorio mexicano al estadunidense.
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