El pasado 23 de septiembre, el secretario de la Defensa Nacional, el general Guillermo Galván Galván, designó al general CARLOS DEMETRIO GAYTAN OCHOA, como nuevo Subsecretario de la Defensa sustituyendo al general Humberto Alfonso Guillermo Aguilar.
Al mismo tiempo, el general Galván nombró al general LUIS ARTURO OLIVER CEN para ocupar el cargo que Gaytán Ochoa ha dejado el llegar a la Subsecretaría de la Defensa Nacional.
Los cambios son sumamente significativos porque dejan ver varios escenarios para la Sedena de cara a la sucesión en su interior y sobre todo de cara a la sucesión presidencial en el 2012.
Estos generales son personajes de muy alto y delicado nivel. Gaytán Ochoa y Oliver Cen son militares de corte priista, institucionales, profundamente empapados en el tema de la seguridad nacional y autoridades sin discusión, en todos los niveles, en cuestión de combate al narcotráfico.
Oliver Cen y Gaytán pertenecen al selecto grupo de militares que en los últimos 25 años han ocupado diversos cargos de vital importancia dentro y fuera de la Sedena, estructurando y poniendo en marcha las directivas Azteca e Integral de Combate al Narcotráfico, en las últimas dos administraciones priistas en Los Pinos (con Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo como mandatarios), así como el Programa Nacional de Control de Drogas 2001-2006.
Ambos vivieron desde diferentes posiciones -que al final se encontraron en un solo eje- la creación, expansión, corrupción y desaparición de las instancias de combate antidroga creadas por cada gobierno a través de la PGR.
Uno de ellos es un sólido secretariable y el otro estará bajo supervisión estrecha del Estado Mayor y pasará a retiro…para evitar tentaciones.
En 1986, tras el asesinato del oscuro agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, la presión de la Casa Blanca para que México combatiera de manera real o al menos controlada a los cárteles de la droga derivó en la creación del INSTITUTO NACIONAL DE COMBATE A LAS DROGAS (INCD), plagado de viejos e insaciables comandantes de la POLICIA JUDICIAL FEDERAL (PJF), semillero de cárteles, sicarios, operadores y bandas ligadas al narco.
La escoria terminó por podrir al INCD en menos de 10 años. En diciembre de 1997 el INCD desaparece para darle paso a otro intento fallido y escandaloso por combatir al narco, denominado FISCALIA ESPECIALIZADA EN ATENCIÓN DE DELITOS CONTRA LA SALUD (FEADS), también de amarga y truculenta historia.
La FEADS, al igual que el INCD, fue víctima del cáncer de la corrupción engendrada por el narco y de la enorme complicidad de sus mandos vitales.
En 2003, luego de ser intervenida por la propia PGR, la FEADS es sometida a investigación, cateada y desaparece por instrucciones del general Rafael Macedo de la Concha, entonces titular de la PGR. La UEDO fue intervenida cuando estaba al frente de ella el Maestro Trinidad Larrieta Carrasco.
Surge entonces la UNIDAD ESPECIALIZADA EN DELINCUENCIA ORGANIZADA (UEDO), encabezada por José Luis Santiago Vasconcelos pero bajo la aprobación, control y vigilancia del Ejército Mexicano.
En ese lapso, desde finales de los ochentas, se crea el CENTRO NACIONAL PARA EL CONTROL DE DROGAS (CENDRO), instancia manejada predominantemente por militares y por algunos marinos, encargada de genera la inteligencia y contrainteligencia necesaria para diseñar y aplicar la estrategia y el combate a los cárteles del narcotráfico.
El legendario CENDRO fue reestructurado casi a finales del sexenio de Vicente Fox. Se le modificó añadiéndole más misiones, cambiando a sus mandos, redimensionando sus relaciones y operatividad con las fuerzas armadas y los organismos de inteligencia hemisférica de los Estados Unidos. Se le transformó entonces en el CENTRO NACIONAL DE PLANEACIÓN E INTELIGENCIA (CENAPI), adscrito a la PGR.
En estos años, los generales Oliver Cen y Gaytán Ochoa transitaron por estas dependencias y por la Sedena cumpliendo diversas misiones, conociendo cada vez más de cerca las entrañas de la lucha antidrogas y reforzando la presencia del selecto grupo de militares que tienen en sus manos la viabilidad del país (seguridad nacional, le llaman unos) a partir del manejo de esquema de combate al crimen organizado, de su éxito para seguir haciendo gobernable al país y de su aplicación para mantener abie4rtos, vivos y bajo control lo cauces para que en el 2012 la sucesión en Los Pinos no pase por episodios sangrientos en los que la vida de alguno de los candidatos no termine en algún mitin deliberadamente improvisado y fuera de control, como ocurrió en Lomas Taurinas.
El General Oliver Cen formó parte, desde el inicio, de la estructura del INCD y de la FEADS, en donde fue responsable del área de Intercepción Terrestre y de Operaciones bajo el mando del General Rubén Rivas Peña.
Otro militar que los acompañó desde la FEADS y luego como Coordinador del CENDRO, fue el General Carlos Fernando Luque Luna, quien fue el último encargado de dicho centro antes de que se convirtiera en CENAPI. De hecho él vivió a fondo la etapa de reestructuración de dicha instancia y preparó el terreno para el cambio antes de ser asignado COMO Jefe de Estado Mayor en la Décima Zona Militar, en Durango, Durango (2006), para luego ser enviado con el mismo cargo a la VII Región Militar, en Oaxaca (2007).
En los dos últimos años de vida del CENDRO, Luque y Rivas Peña sostenían reuniones dominicales en la Sedena con un reducido grupo de funcionarios de la PGR para revisar desde ahí -y tratar de afinar lo más posible- la información de inteligencia militar sobre el lavado de dinero en México.
La legislación financiera y las condiciones que en ese momento de presentaban en el país no les permitieron lograr gran cosa en esos encuentros secretos.
El General Gaytán Ochoa ha sido jefe de la Sección Segunda (Inteligencia Militar), de la Sección Séptima (Operaciones Contra el Narcotráfico, antes Sección Décima). Fue el primer mando de la Sedena en abrir a la prensa nacional el Museo del Enervante y en explicar a los medios de comunicación la complejidad del fenómeno del narcotráfico en todas sus facetas.
Como Subjefe Operativo de la Sedena (en sustitución del General Javier del Real Magallanes, responsable desde 2008 de la Subsecretaría de Inteligencia de la SSP Federal), Gaytán Ochoa ha estado vinculado a todos los niveles de lucha contra los cárteles de la droga, en operaciones de alto impacto y en la elaboración de estrategias para golpear a los Zetas, a los Beltrán Leyva, al cártel del Milenio y al del Golfo.
Con estos nombramientos a escaso año y medio de la sucesión presidencial, el General Galván abre la carrera sucesoria en la Sedena al colocar a un militar secretariable como Oliver Cen, y a uno en la antesala del retiro, como Gaytán Ochoa, para no enturbiarle el camino al militar que más estrellitas tiene ante la DEA, el FBI, el ICE, el UC Customs Service, y otras entidades norteamericanas vinculadas con la lucha antidrogas.
CENTINELA.-
Ayer lunes debió haber arribado a México Jerónimo Uribe, hijo del ex presidente colombiano Álvaro Uribe, para tomar parte en u foro internacional en la Ciudad de México. No vendrá porque en Colombia y en México sus asesores en materia de seguridad le advirtieron que no habría garantías para salvaguardar sui integridad luego de la muerte de Víctor Julio Suárez, alias Jorge Briceño, El Mono Jojoy, líder militar de las FARC.
Y es que la presencia del grupo narcoguerrillero en México es un asunto más que demostrado por las autoridades mexicanas, norteamericanas y colombianas, que vinculan a la FARC con el cartel de los Arellano Félix, con el cartel de Sinaloa y en algunas etapas con los Beltrán Leyva.
Las conexiones y el intercambio de armas por drogas y dinero están demostradas. La muerte de El Mono Jojoy fue un golpe devastador para las FARC y por eso la cabeza de los más altos funcionarios e integrantes de la clase política colombiana tiene precio para los narco-rebeldes sudamericanos.
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