Francisco Rodríguez / Índice Político
FUE UN TABASQUEÑO, Leandro Rovirosa Wade, quien allá por 1975 “destapó” a los aspirantes a suceder a Luis Echeverría Álvarez en la primera magistratura del país: Mario Moya Palencia, Augusto Gómez Villanueva, Porfirio Muñoz Ledo, Hugo Cervantes del Río, Carlos Gálvez Betancourt y, last but not least, José López Portillo. Tales fueron los originalmente “balconeados”, pero el editor de un diario capitalino agregó en la lista a un séptimo, su hermano, y fue así como Luis Enrique Bracamontes apareció con (nulas) posibilidades de arribar a Los Pinos.
Tal “destape” de Rovirosa, evidentemente ordenado por Echeverría, tenía un par de propósitos. El primero, “sacar de la jugada” a Emilio Mújica Montoya, a quien meses antes había señalado cual idóneo el entonces gobernador de Guerrero Rubén Figueroa. Fue entonces cuando el mismo guerrerense acuñó aquella frase que, por ejemplo, hoy sienta bien al PAN: “la caballada está flaca”.
Un segundo objetivo tendía a menguar a la llamada “bufalada” que, en tropel, seguía y perseguía a Moya Palencia, a quien la mayoría de los priístas –incluso quienes no militaban en el tricolor– daban como “el bueno” para la sucesión.
Sabido es el resultado de aquellos “destapes”. No fue Mújica Montoya el candidato del PRI, pero tampoco lo fue Moya Palencia, sino un recién arribado a las filas tricolores, López Portillo, quien recibió “la bendición” o, diría Luis Spota, quien escuchó las “palabras mayores”.
Treinta y cinco años después, otro tabasqueño adopta el papel de “destapador”, en un afán de emular a Rovirosa Wade o ¿incluso el de Luis Echeverría Álvarez?
Y es que hoy es Roberto Madrazo quien, desde su autoexilio partidista –que no político–, reduce a sólo dos la lista de “suspirantes” a la candidatura presidencial del tricolor para el muy esperado –a todos nos urge que ya llegue– 2012: Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones. No hay más. Incluso “baja” a Beatriz Paredes Rangel, a quien Emilio Gamboa Patrón –¿el Figueroa de nuestros tiempos?– había enlistado hace pocos meses.
En una entrevista “banquetera” celebrada en Toluca, a donde Madrazo acudió como invitado a la ceremonia en la que el gobernador mexiquense rindió su quinto informe de actividades públicas, el ex presidente del PRI y ex candidato presidencial derrotado en 2006, descalificó a su sucesora en la dirigencia partidista porque, dijo, los resultados electorales del mes de julio inmediato anterior la dejaron mal parada. Si tales hubiesen sido los criterios a seguir hace cinco años, Madrazo tampoco hubiese aparecido en las boletas de la más reciente elección
Pero, amén de “tumbar” a Paredes, ¿qué persigue Madrazo al dejar sin cobijo las legítimas ambiciones del gobernador del Estado de México y del presidente de la Cámara de Senadores?
No quisiera creer que, al apoyarlos, Madrazo estuviese en realidad golpeándolos. Porque, mire usted, ser “candidato de Roberto Madrazo” no es como para presumir, sobremanera por la pésima fama pública que inviste al derrotado candidato presidencial.
Porque, mire usted, Madrazo no sólo dejó fuera a otros priístas que también “tienen su corazoncito” en esta lisa. Lo peor es que colocó a estos en posición de “blanco” para que cualquiera les lance piedras, ajos, cebollas… lo que se acostumbra en estas lides, pues.
Los reveló hasta complotistas: que los dos ya platicaron, en un desayuno celebrado el lunes de la semana anterior, y están de acuerdo en construir una candidatura fuerte y declinar por el mejor posicionado para evitar el “choque de trenes”, porque han aprendido que no pueden competir con pugnas, soberbia, ambiciones, ni “mezquindad”, como ocurrió en otro momento, el del mismo Madrazo.
¿Fuego amigo de Madrazo en contra de Peña y de Beltrones?
¿Por qué no, mejor, el tabasqueño “destapa” a los panistas?
Ya la maestra Elba Esther Gordillo, su archienemiga, hizo su tarea. “Destapó” a dos del blanquiazul: al señorito Lujambio y a la señora Vázquez Mota, quienes dijo están “más preocupados y ocupados en el 2012 que en la educación”.
¿Madrazo a Peña y a Beltrones? ¿Cómo el de Gordillo a Vázquez y a Lujambio?
Índice Flamígero: “El mal llamado crimen organizado es hijo del crimen legalizado—impunidad— y de la conciencia acallada. Esta es una de tantas aberraciones a las que conducela dictadura del relativismo ético y jurídico, propiciado por un laicismo intransigente, que se impone a troche y moche en nombre del moderno igualitarismo, es decir, de las mayorías manipuladas por minorías agresivas e intolerantes”, reza una reflexión del Obispo de Querétaro, Mario de Gasperín Gasperín.
FUE UN TABASQUEÑO, Leandro Rovirosa Wade, quien allá por 1975 “destapó” a los aspirantes a suceder a Luis Echeverría Álvarez en la primera magistratura del país: Mario Moya Palencia, Augusto Gómez Villanueva, Porfirio Muñoz Ledo, Hugo Cervantes del Río, Carlos Gálvez Betancourt y, last but not least, José López Portillo. Tales fueron los originalmente “balconeados”, pero el editor de un diario capitalino agregó en la lista a un séptimo, su hermano, y fue así como Luis Enrique Bracamontes apareció con (nulas) posibilidades de arribar a Los Pinos.
Tal “destape” de Rovirosa, evidentemente ordenado por Echeverría, tenía un par de propósitos. El primero, “sacar de la jugada” a Emilio Mújica Montoya, a quien meses antes había señalado cual idóneo el entonces gobernador de Guerrero Rubén Figueroa. Fue entonces cuando el mismo guerrerense acuñó aquella frase que, por ejemplo, hoy sienta bien al PAN: “la caballada está flaca”.
Un segundo objetivo tendía a menguar a la llamada “bufalada” que, en tropel, seguía y perseguía a Moya Palencia, a quien la mayoría de los priístas –incluso quienes no militaban en el tricolor– daban como “el bueno” para la sucesión.
Sabido es el resultado de aquellos “destapes”. No fue Mújica Montoya el candidato del PRI, pero tampoco lo fue Moya Palencia, sino un recién arribado a las filas tricolores, López Portillo, quien recibió “la bendición” o, diría Luis Spota, quien escuchó las “palabras mayores”.
Treinta y cinco años después, otro tabasqueño adopta el papel de “destapador”, en un afán de emular a Rovirosa Wade o ¿incluso el de Luis Echeverría Álvarez?
Y es que hoy es Roberto Madrazo quien, desde su autoexilio partidista –que no político–, reduce a sólo dos la lista de “suspirantes” a la candidatura presidencial del tricolor para el muy esperado –a todos nos urge que ya llegue– 2012: Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones. No hay más. Incluso “baja” a Beatriz Paredes Rangel, a quien Emilio Gamboa Patrón –¿el Figueroa de nuestros tiempos?– había enlistado hace pocos meses.
En una entrevista “banquetera” celebrada en Toluca, a donde Madrazo acudió como invitado a la ceremonia en la que el gobernador mexiquense rindió su quinto informe de actividades públicas, el ex presidente del PRI y ex candidato presidencial derrotado en 2006, descalificó a su sucesora en la dirigencia partidista porque, dijo, los resultados electorales del mes de julio inmediato anterior la dejaron mal parada. Si tales hubiesen sido los criterios a seguir hace cinco años, Madrazo tampoco hubiese aparecido en las boletas de la más reciente elección
Pero, amén de “tumbar” a Paredes, ¿qué persigue Madrazo al dejar sin cobijo las legítimas ambiciones del gobernador del Estado de México y del presidente de la Cámara de Senadores?
No quisiera creer que, al apoyarlos, Madrazo estuviese en realidad golpeándolos. Porque, mire usted, ser “candidato de Roberto Madrazo” no es como para presumir, sobremanera por la pésima fama pública que inviste al derrotado candidato presidencial.
Porque, mire usted, Madrazo no sólo dejó fuera a otros priístas que también “tienen su corazoncito” en esta lisa. Lo peor es que colocó a estos en posición de “blanco” para que cualquiera les lance piedras, ajos, cebollas… lo que se acostumbra en estas lides, pues.
Los reveló hasta complotistas: que los dos ya platicaron, en un desayuno celebrado el lunes de la semana anterior, y están de acuerdo en construir una candidatura fuerte y declinar por el mejor posicionado para evitar el “choque de trenes”, porque han aprendido que no pueden competir con pugnas, soberbia, ambiciones, ni “mezquindad”, como ocurrió en otro momento, el del mismo Madrazo.
¿Fuego amigo de Madrazo en contra de Peña y de Beltrones?
¿Por qué no, mejor, el tabasqueño “destapa” a los panistas?
Ya la maestra Elba Esther Gordillo, su archienemiga, hizo su tarea. “Destapó” a dos del blanquiazul: al señorito Lujambio y a la señora Vázquez Mota, quienes dijo están “más preocupados y ocupados en el 2012 que en la educación”.
¿Madrazo a Peña y a Beltrones? ¿Cómo el de Gordillo a Vázquez y a Lujambio?
Índice Flamígero: “El mal llamado crimen organizado es hijo del crimen legalizado—impunidad— y de la conciencia acallada. Esta es una de tantas aberraciones a las que conducela dictadura del relativismo ético y jurídico, propiciado por un laicismo intransigente, que se impone a troche y moche en nombre del moderno igualitarismo, es decir, de las mayorías manipuladas por minorías agresivas e intolerantes”, reza una reflexión del Obispo de Querétaro, Mario de Gasperín Gasperín.
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