Raymundo Riva Palacio / Estrictamente Personal
Una noticia sorprendente en febrero pasado motivó a Édgar Valdés Villarreal, “La Barbie”, ordenar a sus abogados en Estados Unidos a buscar un pacto de entrega con la DEA. Ese momento fue cuando Osiel Cárdenas, ex jefe del Cártel del Golfo, inventor de Los Zetas y que fue deportado a Estados Unidos en 2007, se presentó ante una jueza federal en Houston para declararse culpable de los cargos imputados –asesinato, extorsión, lavado de dinero, narcotráfico- a cambio, negoció con el fiscal, de no ir a juicio y comenzar a colaborar con las autoridades como informante. De esa forma, Cárdenas evitó ir a la prisión Supermax en Colorado, donde están todos los capos de las drogas, y caminó hacia la reducción de su sentencia, y que una parte o el total de los 50 millones de dólares que le decomisaron, se los devolvieran.
“La Barbie” había perdido la estabilidad en su seguridad desde diciembre, cuando murió Arturo Beltrán Leyva, de quien era jefe en su aparato militar, y lo estaban persiguiendo su hermano Héctor, con quien nunca tuvo relación, Joaquín “El Chapo” Guzmán y el Cártel del Pacífico. Su estructura delincuencial estaba siendo acosada por las autoridades en Guerrero, Morelos y el estado de México. Comenzaba a vivir también en constante movimiento y dormía en diferentes casas de seguridad. Todo el mundo que fabricó durante casi una década, se tambaleaba.
Funcionarios mexicanos y estadounidenses revelaron que “La Barbie” sí consideró entregarse ante la DEA, pero no le dio tiempo. Fue capturado en México antes de que se terminara de negociar su entrega. La forma como hubiera sido –si se permite la licencia del hubiera para ilustrar el método-, era cruzar la frontera de México con Estados Unidos y se entregara. Lo único que necesitaba evitar era ser detenido por las autoridades mexicanas porque entonces sería sometido a un juicio por los delitos que se le imputan en cuando menos siete órdenes de aprehensión que hay en su contra. Por ello, precisamente, no procedía la deportación administrativa contra Valdés Villarreal, que es ciudadano estadounidense.
El mosaico de la participación estadounidense en el caso de “La Barbie” empieza a armarse, exponiendo la forma como opera su sistema de justicia –el camino de Cárdenas que quiso seguir Valdés Villarreal- donde a cambio de detener al mayor número de criminales posible, son capaces de pactar la vida, la libertad y el bienestar de quien los delate. También comienza a mostrar que más allá de todas las palabras de cooperación con el gobierno mexicano, sus intereses se anteponen a cualquier cosa, y cómo han procurado cuidar de su vida y su futuro.
Lo más evidente fue sólo tras varios días de cuestionamiento público a las autoridades mexicanas sobre la forma como se arrestó a “La Barbie” y las afirmaciones en la prensa que la DEA y el FBI habían negociado los términos de su entrega a las autoridades mexicanas, el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, negó todas las versiones. Querían mantenerse con un bajo perfil, porque en efecto están buscando proteger la integridad de su ciudadano y porque quieren, por los contactos con la DEA, que sea testigo protegido en aquella nación.
El primer hecho que subraya el manejo oscuro que realizó la Embajada y la DEA con “La Barbie” surgió cuando la Policía Federal lo detuvo. La primera fotografía que circuló en las redes sociales de Valdés Villarreal vivo, fue difundida por agentes de la DEA, que la obtuvieron de la Policía Federal. Hasta después, la Policía Federal difundió las fotografías del arresto. El que “La Barbie” fuera capturado vivo fue resaltado a nivel diplomático por el embajador Carlos Pascual ante el gobierno mexicano y en la prensa estadounidense, donde subrayaron que era el primer gran capo que no había resultado muerto al momento de su captura desde que la Marina acabó con Arturo Beltrán Leyva, y el Ejército con Ignacio Coronel.
El segundo es la comunicación que estableció el abogado texano de “La Barbie” con el embajador Pascual, para pedirle su intermediación ante las autoridades mexicanas para que sea extraditado lo más rápido posible. La semana pasada, el abogado de Houston, Ken Schaffer envió una carta al embajador Pascual para solicitarle su intermediación ante el gobierno mexicano a fin que deporten a su cliente a Estados Unidos, donde lo acusan de narcotráfico. En la carta de Schaffer, publicada originalmente en The Wall Street Journal este viernes, afirma: “Creo que mientras (Valdés Villarreal) esté preso en México, su vida está en peligro, ante otros prisioneros y posiblemente ante las autoridades mexicanas”.
Las autoridades estadounidenses no comentaron nada sobre el proceso de deportación, aunque un vocero del Departamento de Justicia –de donde depende la DEA-, le dijo al Journal que estaban trabajando con sus contrapartes mexicanas para asegurar que se le haga justicia a “La Barbie” en un juzgado. Valdés Villareal, dijo su abogado, niega ser responsable de todas las acusaciones en México contra él, incluido el que él fue responsable de “cualquier decapitación”. Entre otras acciones de esta naturaleza, se le atribuye el asesinato de un ex militar miembro de Los Zetas en Acapulco, que fue videograbado y difundido por el Dallas Morning News en 2005. El video fue proporcionado a la PGR tres meses antes de su difusión masiva, dijo en ese momento un funcionario mexicano, por el FBI.
El abogado Schaffer admitió que su cliente se tuvo que rendir ante la policía mexicana al verse rodeado, una acción inesperada para los fines de entregarse a la DEA. Los abogados de “La Barbie” iniciaron sus contactos con la DEA hace varios meses –las fuentes no han precisado cuántos-, para indagar sobre el tipo de privilegios que podría obtener si se entregaba en Estados Unidos y colaboraba con las autoridades. Los abogados tenían en mente las nuevas condiciones carcelarias que han logrados los abogados de Cárdenas, que recién fue trasladado a una prisión de mediana seguridad en Atlanta.
Cárdenas declaró en Houston que lamentaba los “errores” cometidos y pedía el perdón de su familia y de los gobiernos de México y Estados Unidos, según el testimonio obtenido por el diario Houston Chronicle. Las condiciones y privilegios que buscaban acordar con la DEA los abogados de “La Barbie”, con el modelo de Cárdenas en mente no pudieron ser concretados. El 30 de agosto Valdés Villarreal fue detenido y toda esa negociación se tuvo que posponer, cuando menos, hasta que sea extraditado, si eso llega a suceder.
Una noticia sorprendente en febrero pasado motivó a Édgar Valdés Villarreal, “La Barbie”, ordenar a sus abogados en Estados Unidos a buscar un pacto de entrega con la DEA. Ese momento fue cuando Osiel Cárdenas, ex jefe del Cártel del Golfo, inventor de Los Zetas y que fue deportado a Estados Unidos en 2007, se presentó ante una jueza federal en Houston para declararse culpable de los cargos imputados –asesinato, extorsión, lavado de dinero, narcotráfico- a cambio, negoció con el fiscal, de no ir a juicio y comenzar a colaborar con las autoridades como informante. De esa forma, Cárdenas evitó ir a la prisión Supermax en Colorado, donde están todos los capos de las drogas, y caminó hacia la reducción de su sentencia, y que una parte o el total de los 50 millones de dólares que le decomisaron, se los devolvieran.
“La Barbie” había perdido la estabilidad en su seguridad desde diciembre, cuando murió Arturo Beltrán Leyva, de quien era jefe en su aparato militar, y lo estaban persiguiendo su hermano Héctor, con quien nunca tuvo relación, Joaquín “El Chapo” Guzmán y el Cártel del Pacífico. Su estructura delincuencial estaba siendo acosada por las autoridades en Guerrero, Morelos y el estado de México. Comenzaba a vivir también en constante movimiento y dormía en diferentes casas de seguridad. Todo el mundo que fabricó durante casi una década, se tambaleaba.
Funcionarios mexicanos y estadounidenses revelaron que “La Barbie” sí consideró entregarse ante la DEA, pero no le dio tiempo. Fue capturado en México antes de que se terminara de negociar su entrega. La forma como hubiera sido –si se permite la licencia del hubiera para ilustrar el método-, era cruzar la frontera de México con Estados Unidos y se entregara. Lo único que necesitaba evitar era ser detenido por las autoridades mexicanas porque entonces sería sometido a un juicio por los delitos que se le imputan en cuando menos siete órdenes de aprehensión que hay en su contra. Por ello, precisamente, no procedía la deportación administrativa contra Valdés Villarreal, que es ciudadano estadounidense.
El mosaico de la participación estadounidense en el caso de “La Barbie” empieza a armarse, exponiendo la forma como opera su sistema de justicia –el camino de Cárdenas que quiso seguir Valdés Villarreal- donde a cambio de detener al mayor número de criminales posible, son capaces de pactar la vida, la libertad y el bienestar de quien los delate. También comienza a mostrar que más allá de todas las palabras de cooperación con el gobierno mexicano, sus intereses se anteponen a cualquier cosa, y cómo han procurado cuidar de su vida y su futuro.
Lo más evidente fue sólo tras varios días de cuestionamiento público a las autoridades mexicanas sobre la forma como se arrestó a “La Barbie” y las afirmaciones en la prensa que la DEA y el FBI habían negociado los términos de su entrega a las autoridades mexicanas, el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, negó todas las versiones. Querían mantenerse con un bajo perfil, porque en efecto están buscando proteger la integridad de su ciudadano y porque quieren, por los contactos con la DEA, que sea testigo protegido en aquella nación.
El primer hecho que subraya el manejo oscuro que realizó la Embajada y la DEA con “La Barbie” surgió cuando la Policía Federal lo detuvo. La primera fotografía que circuló en las redes sociales de Valdés Villarreal vivo, fue difundida por agentes de la DEA, que la obtuvieron de la Policía Federal. Hasta después, la Policía Federal difundió las fotografías del arresto. El que “La Barbie” fuera capturado vivo fue resaltado a nivel diplomático por el embajador Carlos Pascual ante el gobierno mexicano y en la prensa estadounidense, donde subrayaron que era el primer gran capo que no había resultado muerto al momento de su captura desde que la Marina acabó con Arturo Beltrán Leyva, y el Ejército con Ignacio Coronel.
El segundo es la comunicación que estableció el abogado texano de “La Barbie” con el embajador Pascual, para pedirle su intermediación ante las autoridades mexicanas para que sea extraditado lo más rápido posible. La semana pasada, el abogado de Houston, Ken Schaffer envió una carta al embajador Pascual para solicitarle su intermediación ante el gobierno mexicano a fin que deporten a su cliente a Estados Unidos, donde lo acusan de narcotráfico. En la carta de Schaffer, publicada originalmente en The Wall Street Journal este viernes, afirma: “Creo que mientras (Valdés Villarreal) esté preso en México, su vida está en peligro, ante otros prisioneros y posiblemente ante las autoridades mexicanas”.
Las autoridades estadounidenses no comentaron nada sobre el proceso de deportación, aunque un vocero del Departamento de Justicia –de donde depende la DEA-, le dijo al Journal que estaban trabajando con sus contrapartes mexicanas para asegurar que se le haga justicia a “La Barbie” en un juzgado. Valdés Villareal, dijo su abogado, niega ser responsable de todas las acusaciones en México contra él, incluido el que él fue responsable de “cualquier decapitación”. Entre otras acciones de esta naturaleza, se le atribuye el asesinato de un ex militar miembro de Los Zetas en Acapulco, que fue videograbado y difundido por el Dallas Morning News en 2005. El video fue proporcionado a la PGR tres meses antes de su difusión masiva, dijo en ese momento un funcionario mexicano, por el FBI.
El abogado Schaffer admitió que su cliente se tuvo que rendir ante la policía mexicana al verse rodeado, una acción inesperada para los fines de entregarse a la DEA. Los abogados de “La Barbie” iniciaron sus contactos con la DEA hace varios meses –las fuentes no han precisado cuántos-, para indagar sobre el tipo de privilegios que podría obtener si se entregaba en Estados Unidos y colaboraba con las autoridades. Los abogados tenían en mente las nuevas condiciones carcelarias que han logrados los abogados de Cárdenas, que recién fue trasladado a una prisión de mediana seguridad en Atlanta.
Cárdenas declaró en Houston que lamentaba los “errores” cometidos y pedía el perdón de su familia y de los gobiernos de México y Estados Unidos, según el testimonio obtenido por el diario Houston Chronicle. Las condiciones y privilegios que buscaban acordar con la DEA los abogados de “La Barbie”, con el modelo de Cárdenas en mente no pudieron ser concretados. El 30 de agosto Valdés Villarreal fue detenido y toda esa negociación se tuvo que posponer, cuando menos, hasta que sea extraditado, si eso llega a suceder.
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