Infierno en Juárez

Francisco Garfias

No hace mucho, el diputado federal del PRI, Jaime Flores Castañeda, presidente del grupo especial que da seguimiento a los compromisos asumidos por el presidente Calderón en Ciudad Juárez, se metió en un cine de la Ciudad de México para ver el filme El Infierno. Esta película de Luis Estrada describe con humor negro el día a día en cualquier localidades mexicanas controlada por el crimen organizado.

Al legislador le llamó la atención que el público chilango se riera de lo que veía en esa “película de balazos”. A el, por el contrario, le reflejaba fielmente lo que sucede en actualmente en su natal Juárez, donde hay robos, extorsiones, secuestros, droga, y donde diariamente asesinan entre 10 y 15 personas. “Si usted va al cine a ver la misma película en Juárez, las reacciones son totalmente distintas. Allá la gente llora, porque es su realidad”, asevera.

El legislador del PRI, por cierto, viajó en el avión del presidente Calderón la primera vez que se trasladó a Juárez, obligado por la incontrolable violencia que allí se vive. Charló con él ampliamente. La impresión que le quedó es que es un hombre “desinformado”, que sus colaboradores, Lo tienen engañado sobre lo que realmente sucede en Juárez, una ciudad pujante, que hoy esa controlada por un grupo de personas, asegura.

Le preguntamos como iban los compromisos asumidos por el Presidente. Su respuesta fue contundente. “Estamos peor de cuando se hicieron esos compromisos, que no son mas que un paquete de buenas intenciones. Hay mas impunidad, mas homicidios, más violencia”. Y dijo más: “Juárez en una ciudad sitiada por el Ejército y la Policía Federal. No nos explicamos porque sigue habiendo tanta impunidad. Nada ha cambiado, no hay resultados”, recalcó.

De paso, informó que la semana que entra se va a reunir los integrantes de la Comisión que preside, integrada desde noviembre pasado. Va a proponer que se convoque a integrantes del Ejército, la Policía Federal, y la CNDH y junto con ellos analizar las razones del retroceso.

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Los desplantes y la intolerancia de Víctor Manuel Mahbub Matta, presidente del patronato de los Pumas, tienen muy irritadas a las autoridades universitarias. La última “regada” del colérico señor tuvo lugar en Ciudad Universitaria, durante el partido contra el San Luís, hace dos semanas.

El temperamental ingeniero literalmente corrió de un palco en el palomar a un periodista potosino, invitado no por el, sino por el rector José Narro. El informador tuvo el atrevimiento de haber gritado “¡penatly!” en una falta marcada como tal en contra de Los Pumas.

Mahbub lo sintió como una mentada. Manoteó y se levantó de su asiento. Volteó hacia el periodista y lo invitó a pasar a “otro lado”, si no estaba a gusto. Una y otra vez repitió que el arbitro favorecía a los de San Luis “porque son hijos de Televisa”. No es la primera vez que el hombre saca el cobre. Nos cuentan que ya había hecho algo similar con un periodista de TV Azteca que le va al Necaxa.

El incidente tuvo su parte positiva. Apenas se enteró de lo sucedido, el doctor Narro se trasladó desde el Palco Central hasta al palomar, para ofrecer personalmente una disculpa a su invitado. “No somos así”, le dijo. De reojo volteo hacia Mahbub, quien se hacia chiquito ante la estatura del rector.

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Sigue el jaloneo en torno a la inclusión de la Ley Peña en la agenda política de la sesión del próximo martes en la Cámara de Diputados. Los panistas no cejan en su intento de explotar políticamente el polémico ordenamiento aprobado por el Congreso mexiquense con la intención de poner piedritas a la tan cacareada alianza del PAN y el PRD en las elecciones de gobernador de esa entidad, el año próximo.

El PRI se aferra a retrasar este debate con el alegato de que hay siete temas agendados antes que la Ley Peña. José Ramón Martell, vicecoordinador del grupo del PRI, dice que el martes se discutirá en el pleno, únicamente si alguna bancada retira el tema inscrito. Uno de estos temas son los gastos del Bicentenario. Lo subió a la agenda el legislador del Verde, Pablo Escudero. Ya le preguntaron si cedía su turno. Dijo que no.

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