Martha Anaya / Crónica de Política
Luis Echeverría, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox…, los cinco ex Presidentes que aún deambulan en este mundo de mortales fueron invitados a dar el “grito” en Palacio Nacional.
Deben haberse sobresaltado cuando recibieron la invitación de Los Pinos, particularmente aquellos que aún no se hacen a la idea de que esté gobernado el PAN, como Luis Echeverría –acusado y perseguido en los últimos años– y Miguel de la Madrid, cuyas opiniones severas a las gestiones de Vicente Fox y Felipe Calderón sobresalen de entre sus colegas.
Echeverría debe haberlo meditado largamente, habrá incluso comentado con algunos amigos la invitación y evaluado lo que su presencia o ausencia le significarían en términos políticos-históricos. Apostaría porque en el último momento decidió asistir. Tal vez sea la última vez que lo veamos vivo, en público, bajo los reflectores. Y qué mejor imagen que verse entre los muros del Palacio Nacional.
Conociendo a De la Madrid –por su carácter atemperado, esa conciencia republicana que conforma su esencia entremezclada con el gusto por departir–, si se encuentra bien de salud, es muy probable que se haya alistado para el “grito” del bicentenario con gran emoción.
Carlos Salinas de Gortari, imagino, habrá sonreído cuando recibió la invitación. Es una buena oportunidad para mostrarse –siempre le han gustado los reflectores–; seguramente calcularía que sería muy bien tratado por la nueva clase gobernante pues a fin de cuentas fue él quien le abrió las puertas del poder al Partido Acción durante su sexenio, y tal vez hasta la oportunidad encontraría para plantarle cara al evasivo Ernesto Zedillo.
De este último presidente emanado de las filas del PRI, Ernesto Zedillo, es difícil calcular su reacción. Nunca le gustó ser Presidente, rechazaba a los medios y los reflectores, eligió el exilio cuando concluyó su gobierno, no ha querido volver a participar en ningún acto relacionado con el país que le vio nacer. Supongo que debe haberle caído en el hígado la invitación para asistir al festejo del Bicentenario de nuestra Independencia, además la posibilidad de toparse con Salinas debe revolverle el estómago.
Sin embargo, la magnitud de la fecha es difícil de rechazar o evadir; además, fue él quien entregó gustoso la banda presidencial al partido que hoy gobierna y mantiene buenas relaciones con Felipe Calderón… Su decisión no sería fácil.
De Vicente Fox ni duda cabe que de inmediato pidió que le eligiera el traje para vestir esta noche del 15 de septiembre. Y si alguna duda le hubiese asaltado, Martita la habría diluido de inmediato, alistando a su vez vestuario para volver a las luces de Palacio y dejar, aunque fuese por un rato, eso muros del rancho que la aprisionan.
Así, pues, los ex Presidentes fueron convocados al “grito” del Bicentenario. Sólo resta ver si estuvieron a tono con el día, con la letra del himno nacional, y emprendieron su propio “grito de guerra”.
Luis Echeverría, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox…, los cinco ex Presidentes que aún deambulan en este mundo de mortales fueron invitados a dar el “grito” en Palacio Nacional.
Deben haberse sobresaltado cuando recibieron la invitación de Los Pinos, particularmente aquellos que aún no se hacen a la idea de que esté gobernado el PAN, como Luis Echeverría –acusado y perseguido en los últimos años– y Miguel de la Madrid, cuyas opiniones severas a las gestiones de Vicente Fox y Felipe Calderón sobresalen de entre sus colegas.
Echeverría debe haberlo meditado largamente, habrá incluso comentado con algunos amigos la invitación y evaluado lo que su presencia o ausencia le significarían en términos políticos-históricos. Apostaría porque en el último momento decidió asistir. Tal vez sea la última vez que lo veamos vivo, en público, bajo los reflectores. Y qué mejor imagen que verse entre los muros del Palacio Nacional.
Conociendo a De la Madrid –por su carácter atemperado, esa conciencia republicana que conforma su esencia entremezclada con el gusto por departir–, si se encuentra bien de salud, es muy probable que se haya alistado para el “grito” del bicentenario con gran emoción.
Carlos Salinas de Gortari, imagino, habrá sonreído cuando recibió la invitación. Es una buena oportunidad para mostrarse –siempre le han gustado los reflectores–; seguramente calcularía que sería muy bien tratado por la nueva clase gobernante pues a fin de cuentas fue él quien le abrió las puertas del poder al Partido Acción durante su sexenio, y tal vez hasta la oportunidad encontraría para plantarle cara al evasivo Ernesto Zedillo.
De este último presidente emanado de las filas del PRI, Ernesto Zedillo, es difícil calcular su reacción. Nunca le gustó ser Presidente, rechazaba a los medios y los reflectores, eligió el exilio cuando concluyó su gobierno, no ha querido volver a participar en ningún acto relacionado con el país que le vio nacer. Supongo que debe haberle caído en el hígado la invitación para asistir al festejo del Bicentenario de nuestra Independencia, además la posibilidad de toparse con Salinas debe revolverle el estómago.
Sin embargo, la magnitud de la fecha es difícil de rechazar o evadir; además, fue él quien entregó gustoso la banda presidencial al partido que hoy gobierna y mantiene buenas relaciones con Felipe Calderón… Su decisión no sería fácil.
De Vicente Fox ni duda cabe que de inmediato pidió que le eligiera el traje para vestir esta noche del 15 de septiembre. Y si alguna duda le hubiese asaltado, Martita la habría diluido de inmediato, alistando a su vez vestuario para volver a las luces de Palacio y dejar, aunque fuese por un rato, eso muros del rancho que la aprisionan.
Así, pues, los ex Presidentes fueron convocados al “grito” del Bicentenario. Sólo resta ver si estuvieron a tono con el día, con la letra del himno nacional, y emprendieron su propio “grito de guerra”.
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