Martha Anaya / Crónica de Política
Tal parece que la Cámara de Diputados se puso a tono con los tiempos violentos que vivimos. Ella misma, por decisión de sus propios integrantes, apareció “descabezada” en la instalación del nuevo periodo de sesiones.
Ya podrán decirnos tras bambalinas que tiene los acuerdos listos, que el priista yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín será quien presida la Cámara de Diputados, que el PRI y el PAN –en acuerdos entre Beatriz Paredes y Josefina Vázquez Mota— le harán de chivo los tamales al PRD, que tal y cual…, pero ¡qué papelón!
Es increíble que hayan llegado al 1º de septiembre –fecha en que se inicia el periodo de sesiones, se recibe el Informe Presidencial y se llevan a cabo los posicionamientos de los partidos–, sin haber podido elegir formalmente a quienes presidirán sus órganos de gobierno.
Se presentaron los señores diputados a la sesión de Congreso General con un “interino”, el panista Francisco Ramírez Acuña como presidente de la Mesa Directiva, ya que no tuvo a quién cederle el cargo.
Peor aún, el pleno terminó avalando por mayoría –a pesar del rechazo de perredistas y petistas– que los clásicos posicionamientos de los partidos al Informe se aplazaran para el próximo domingo. Hecho inédito en esos ritos por los que alguna vez pelearon hasta con los dientes y que ahora se caen a pedazos.
Y ni qué decir de la entrega del famoso Informe. Llegó Francisco Blake con el mamotreto de más de mil páginas –708 hojas del Informe general y un anexo estadístico de 678—además de la versión digital, entró al Salón de Protocolos –ni siquiera se sentó—y en menos de dos minutos y medio puso en manos de Ramírez Acuña el envío, dijo que por instrucciones del Presidente hacía entrega del IV Informe que contiene el estado que guarda la nación, posó para la foto y se fue.
Manlio Fabio Beltrones, nuevo presidente del Senado, atestiguó el momento y de vuelta al salón de sesiones Ramírez Acuña orondo declaró: “cumplida la obligación del Presidente de la República”.
Todas esas escenas resultaban desagradables, sabían a impostura democrática, a simulación, a engañifas legaloides, a un mero disfraz detrás del cual se agazapaban las mezquindades, abusos y arbitrariedades de los intereses de los partidos.
¡Deplorable inicio de sesiones!
Tal parece que la Cámara de Diputados se puso a tono con los tiempos violentos que vivimos. Ella misma, por decisión de sus propios integrantes, apareció “descabezada” en la instalación del nuevo periodo de sesiones.
Ya podrán decirnos tras bambalinas que tiene los acuerdos listos, que el priista yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín será quien presida la Cámara de Diputados, que el PRI y el PAN –en acuerdos entre Beatriz Paredes y Josefina Vázquez Mota— le harán de chivo los tamales al PRD, que tal y cual…, pero ¡qué papelón!
Es increíble que hayan llegado al 1º de septiembre –fecha en que se inicia el periodo de sesiones, se recibe el Informe Presidencial y se llevan a cabo los posicionamientos de los partidos–, sin haber podido elegir formalmente a quienes presidirán sus órganos de gobierno.
Se presentaron los señores diputados a la sesión de Congreso General con un “interino”, el panista Francisco Ramírez Acuña como presidente de la Mesa Directiva, ya que no tuvo a quién cederle el cargo.
Peor aún, el pleno terminó avalando por mayoría –a pesar del rechazo de perredistas y petistas– que los clásicos posicionamientos de los partidos al Informe se aplazaran para el próximo domingo. Hecho inédito en esos ritos por los que alguna vez pelearon hasta con los dientes y que ahora se caen a pedazos.
Y ni qué decir de la entrega del famoso Informe. Llegó Francisco Blake con el mamotreto de más de mil páginas –708 hojas del Informe general y un anexo estadístico de 678—además de la versión digital, entró al Salón de Protocolos –ni siquiera se sentó—y en menos de dos minutos y medio puso en manos de Ramírez Acuña el envío, dijo que por instrucciones del Presidente hacía entrega del IV Informe que contiene el estado que guarda la nación, posó para la foto y se fue.
Manlio Fabio Beltrones, nuevo presidente del Senado, atestiguó el momento y de vuelta al salón de sesiones Ramírez Acuña orondo declaró: “cumplida la obligación del Presidente de la República”.
Todas esas escenas resultaban desagradables, sabían a impostura democrática, a simulación, a engañifas legaloides, a un mero disfraz detrás del cual se agazapaban las mezquindades, abusos y arbitrariedades de los intereses de los partidos.
¡Deplorable inicio de sesiones!
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