¿Cuál Bicentenario?

Malgré Tout (Especial para RMX)

Francamente me indigna ver como a lo largo de la historia de nuestro país, el priato tejió una serie de mitos y zarandajas con el ánimo de conservar el poder a toda costa, manipulando la mente de los ciudadanos, inventando una serie de supuestos hechos históricos y gestando una relación de prohombres, que con el paso del tiempo hemos podido percatarnos que no eran sino una percha de mentecatos. Entre esta cáfila de bribones forman individuos tan despreciables como Melchor Ocampo, malandrines como Juárez, ladrones vulgares como Carranza, mequetrefes como Zapata, asesinos comunes como Villa, miserables como Calles, rufianes como Echeverría y López Portillo, hasta genios del mal como Carlos Salinas de Gortari.

Pero lo que me parece inexplicable, es que semejante tendencia persista pese a la alternancia; y el gobierno actual y peor, su secretaría de educación, continúen difundiendo con bombo y platillo la especie de que este año, tendremos la suerte de festejar el bicentenario de la independencia nacional.

Lo anterior, me permito afirmarlo en primer lugar, porque es bien sabido que el 16 de septiembre de 1810, en el pueblo de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla gritó a voz en cuello: ¡Viva Fernando VII!, cosa que se contrapone por definición a la idea de independencia de España. En realidad lo que el buen cura perseguía era mayor autonomía administrativa para las colonias y que los criollos tuvieran acceso a ciertas posiciones reservadas exclusivamente para los peninsulares. Amén de lo anterior, cabe aclarar que Hidalgo dio el grito de insurrección en las primeras horas del día dieciséis de septiembre y no a la medianoche del día quince como estila el ritual diseñado para el lucimiento presidencial, toda vez que los diferentes historiadores que reseñan el hecho coinciden en que hizo el llamamiento y posterior arenga a un nutrido grupo de labriegos y rancheros que tras oír misa, se disponían al desempeño de sus labores cotidianas. Es conveniente aclarar que lo que se festejaba realmente el día quince era el cumpleaños de don Porfirio, que sagazmente discurrió incorporar su onomástico a las festividades patrias, poniendo en boga la ceremonia del grito a la medianoche del quince de septiembre.

A mayor abundamiento, es claro que de manera posterior a la llegada del ejército trigarante a la ciudad de México, esto es el día 28 de septiembre de 1821, el libertador, don Agustín de Iturbide, rubricó el acta de independencia, con lo que se materializó nuestra libertad como nación, toda vez que hasta ese momento, nos manteníamos como colonia española. De suerte tal y si Pitágoras no falla, es perfectamente claro que aun nos faltan once años (hasta 2021) para conmemorar el bicentenario de nuestra independencia, habida cuenta de que es desde 1821que somos libres y no desde 1810. Para mejor ejemplificar el aserto anterior, es pertinente aclarar que un predio es de nuestra propiedad hasta firmar la escritura de avala la compraventa, no desde que nos visita el corredor de bienes raíces. El parangón vale.

La realidad es que la masonería nacional y los historiadores sumisos al priato siempre han sido reacios a reconocer lo expuesto con antelación debido a que el libertador era católico.

Conocer la realidad de lo acontecido, nos permitirá vivir en un México sin mentiras. Es triste reconocer que en unos cuantos días se tirarán a la basura virtualmente, recursos que buena falta hacen en las arcas nacionales para necesidades realmente prioritarias y se derrochará un entusiasmo que también se requiere urgentemente para evitar que retorne al poder el viejo régimen. Nada hay que festejar, este dieciséis de septiembre, solo celebraremos un aniversario más del inicio de nuestra guerra de independencia, con ruta ahora sí, al verdadero bicentenario.

Dios, Patria y Libertad

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