Alto a la depredación

R. Rodriguez Baños

Pocas formas de barbarie son parangonables con la extinción de grandes extensiones de bosque o-y selva constituidas por fauna y flora milenarias, para hacer lugar a las aguas de las presas habitualmente utilizadas para la generación de energía eléctrica. Máxime cuando durante el siglo pasado quedó verificada con creces la fiabilidad de la nucleoeletricidad responsablemente utilizada, si bien adversaria terrible de una estructura comercial trasnacional sustentada en el esquema hidroeléctrico.

Antes de que el mundo socialista fuera asaltado por los devastadores foráneos con la complicidad de los traidores locales, los países del Pacto de Varsovia vendían sus excedentes de nucleoelectricidad a los vecinos capitalistas cuyas propias estructuras tradicionales era ruinosa y contribuían en elevado grado, siguen haciéndolo, a la degradación ambiental. Laguna Verde es el testimonio que los mexicanos tenemos más cerca de que esa clase de electricidad es una energía limpia, no contaminante, y de mucho más reducidos costos que la obtenida de la devastación forestal.

De ahí la relevancia del boletín del Centro Nacional de Comunicación Social, Cencos, el pasado 24 de septiembre en http://www.cencos.org/es/node/24962, cuyo párrafo inicial establece: El gobierno federal ha aceptado en 2009 que la Comisión Federal de Electricidad usó sólo el 45.5% de la capacidad instalada de generación de energía eléctrica en México, por lo que no se justifica la construcción de más represas. Fuente: Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2008, Tomo VII, Sector Energía, 2009.

Hoy, continúa el esclarecedor documento, la crisis climática desata su furia con las excesivas lluvias que han provocado fracturas de presas, desfogue de muchos embalses que han inundado ciudades, pueblos y comunidades, o que quedaron sepultadas bajo toneladas de lodo. Los gobiernos ni las represas pueden controlar la situación. Miles y miles de familias han sido desplazadas y otras miles de hectáreas de cultivos anegados en las últimas semanas. Los ríos se han desbordado. Las presas en México han llegado al máximo de su capacidad lo que no se ha registrado desde su construcción décadas atrás.

Las presas generan casi el cinco por ciento de los Gases Efecto Invernadero, GEI, en el mundo como bióxido de carbono, metano y óxido nitroso que incluso se manifiestan kilómetros aguas debajo de las embalses. También disminuyen la capa forestal que limpia nuestra atmósfera de la contaminación que los países más ricos generan en más del 60% de los GEI en todo el planeta. Pero la situación que vive prácticamente todo el territorio nacional con los ríos que reclaman libertad, es un botón de lo que está pasando en el mundo.

Los países más desarrollados no han querido atender su mayor responsabilidad en la disminución de los GEI y por ello los pueblos del mundo pagamos ahora el costo de su desarrollo. Con el Protocolo de Kyoto los gobiernos más ricos buscaron la forma para evadir esta responsabilidad, incluso para bajar el absurdo cinco por ciento de los GEI respecto a 1990, cuando se requería de al menos un ochenta por ciento. Entre estas formas de evadir la responsa, MDL, para compensar sus emisiones de GEI donde incluyeron a las represas como energía limpia y renovable. Al tiempo que los gobiernos y las empresas constructoras de represas se vieron beneficiados por ello, los países pobres han sufrido y siguen padeciendo las consecuencias de estos megaproyectos. Además de agudizar y acelerar la crisis climática, desplazar millones de personas de sus viviendas, impactar profundamente en la vida de las que viven río abajo, deforestar, entre otras sucias consecuencias, ahora pretenden fortalecer y empujar la construcción de más represas en el país y en el mundo con el apoyo nuevamente del Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales.

Hace seis años nació el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos, MAPDER, que desde entonces ha ido fortaleciendo sus luchas en defensa de la tierra, el territorio, los derechos humanos y de los pueblos indígenas, los ríos y el agua como bien común. El movimiento se ha fortalecido en el país. Las comunidades, pueblos y movimientos sociales, a partir de la organización, la movilización y la generación de propuestas, han buscado detener y dar el debate sobre la necesidad real de los innumerables megaproyectos de represas que se despliegan por el territorio nacional. Hoy, el MAPDER manifiesta su enfático rechazo a los MDL y a todos los mecanismos de mercado de carbono que comercializa la vida incluyendo la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal.

El MAPDER se suma al llamado de movilización y denuncia durante la Conferencia de las Partes que se efectuará en Cancún del 29 de noviembre al 10 de diciembre próximos y que se reeditará en distintas regiones del país. En esta conferencia los gobiernos intentarán nuevamente evadir sus responsabilidades, privatizar bosques, y fortalecer todos los mecanismos posibles para continuar con la acumulación de capital a costa de la crisis climática.

El calentamiento global ha agudizado la crisis climática, la crisis del capitalismo. La depredación ambiental nos está cobrando la factura. Requerimos con urgencia la búsqueda de nuevas formas de vida. De no atender esta problemática, en menos de cinco años la tendencia podría ser irreversible como lo confirman diversos científicos cuando aseveran que el aumento de 4º C de calentamiento global es ya irreversible. Este es el reto del movimiento mundial contra las presas que realizará su III Encuentro Internacional en Temacapulín, Jalisco, del 2 al 6 de octubre entrante, donde el MAPDER será el anfitrión.

Se le desea éxito.

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