Y mientras tanto, en el refugio favorito de Diego...

Verónica Espinosa

En ausencia de Diego Fernández de Cevallos, y mientras se desarrolla la negociación con sus plagiarios para cumplir su exigencia de que les paguen una cifra que extraoficialmente se sabe que puede llegar a los 50 millones de dólares, los hijos del influyente político despiden a trabajadores, ofrecen en venta el ganado y retiran los caballos de los extensos pastos de la exhacienda La Barranca, en el municipio de Jerécuaro.

Asentada en medio de un terreno de 800 hectáreas, este lugar era el refugio favorito del panista. De ahí salió el 14 de mayo con rumbo a La Cabaña, en el municipio de Pedro Escobedo, donde desapareció esa noche. Este lunes 2 se cumplen 80 días del secuestro.

Más de un centenar de empleados de La Barranca a quienes se adeudaban tres semanas de salario recibieron hace casi dos semanas esta explicación de Diego y Claudia, hijos de Fernández de Cevallos: No hay dinero y por ahora no se les puede pagar. Cuando vuelva el patrón, podrán recuperar su empleo.

A los trabajadores más cercanos, Diego hijo les confió: Las cuentas de mi papá están congeladas.

Les pagaron el salario de una semana; a la mayoría le quedaron a deber dos.

Desde que le compró la hacienda La Barranca a su amigo Fernando de la Mora, ganadero de toros de lidia, Diego Fernández de Cevallos se empeñó en restaurar el esplendor de la propiedad, en cuyos terrenos hay dos represas. Agentes inmobiliarios estiman su valor actual en cerca de 20 millones de dólares.

“Diego sí tiene propiedades que valen lo que se está pidiendo, pero no esa liquidez”, aseguró a Proceso uno de sus amigos en Querétaro.

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