Jesusa Cervantes
La disputa entre el PRI y el PRD por la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados parece ser hoy parte de las consecuencias de la alianza electoral que establecieron PRD y PAN en las pasadas elecciones del 4 de julio, donde le arrebataron al PRI las gubernaturas de Oaxaca, Sinaloa y Puebla.
La factura seguramente fue calculada por quien se considera fue uno de los operadores de dicha alianza, el expriista Manuel Camacho Solís; pero del otro lado, la corriente del PRD, encabezada por Nueva Izquierda y la cual tiene hoy la presidencia de ese partido, se resiste a pagarla, seguramente porque del lado del PRD está la ley.
De acuerdo con la Ley Orgánica del Congreso general, modificada el 13 de septiembre de 2006, el segundo y tercer año de la presidencia de la Mesa Directiva debe recaer, “en orden decreciente”, en uno de los integrantes de los dos grupos parlamentarios con mayor número de diputados que no la hayan ejercido; es decir, en el PAN o en el PRD.
Además del citado articulo, el 17 en su numeral séptimo, está el número ocho, que establece claramente que “en ningún caso la presidencia de la Mesa Directiva recaerá en el mismo año legislativo en un diputado que pertenezca al grupo parlamentario que presida la Junta de Coordinación Política”.
Como dicha presidencia de la Jucopo esta aún en el PRI, entonces éste partido no puede continuar ahí, pero tampoco el PAN, a menos que le corresponda la mesa al PRI en este segundo año. De ser así, el tercer año, al PRD le tendría que corresponder tanto la presidencia de la Junta como de la Mesa, pues hasta ese momento no habría contado con ninguna de las dos. Sin embargo, como la ley, modificada el 13 de septiembre de 2006, impide que ambos órganos sean presididos por un mismo partido, pues sólo queda una forma de solucionar este vericueto legal: que el PRD tenga hoy la presidencia de la Mesa Directiva.
Pero el PRI se resiste a ello, la razón es simple: le está cobrando el “pecado” de haberse aliado con el PAN en las pasadas elecciones y, con ello, el haberle arrebatado las tres gubernaturas antes mencionadas.
Y aunque legalmente la Mesa le corresponde al PRD, parece que hoy al PRI no le interesa respetar la ley, sino más bien cobrarles la pifia a los llamados “chuchos”.
El pleito entre el PRI y el PRD no parará en la designación de la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Será un asunto que se extenderá seguramente a la discusión del paquete económico para el próximo año y que empezará a discutirse a partir del próximo 9 de septiembre, un día después de que el Ejecutivo federal lo entregue a la Cámara.
Me explico: el PRI cuenta con 237 legisladores más los 21 del Partido Verde Ecologista de México, lo que suma 258 diputados, suficientes para condicionar la entrega de los recursos que el próximo año utilizarán las 32 entidades federativas.
Esto significa que el endurecimiento del PRI influirá notablemente a la hora de autorizar el presupuesto para Oaxaca, Sinaloa y Puebla, entidades que el PRD y el PAN tratarán de impulsar con un buen número de recursos. a la vez que pretenderán una disminución para el estado de México.
La razón de esto último es porque el PRI se cobrará con ello la audacia del PRD de haber hecho alianza con su enemigo político histórico: el PAN. A la vez que los “chuchos” y los 143 diputados del partido del Ejecutivo federal intentarán frenar los millonarios recursos para el Edomex, entidad que tendrá comicios para renovar la gubernatura.
En el ámbito político siempre se ha considerado la gubernatura del Edomex como “la corona” de todas las elecciones, debido a que es la entidad con el mayor número de votantes.
En 2011 quien gane el Edomex podrá llegar mejor posicionado a la elección presidencial. El PRI desea mantener dicha entidad, en tanto que el PRD ya anunció que probablemente se alié nuevamente con el PAN para quitársela al PRI.
Como sea, los frutos de la alianza PRD-PAN en las pasadas elecciones y la futura en el Edomex, serán sin duda lo que haga al partido tricolor imponérsele al PRD.
Quizá entregue a los “chuchos” la presidencia de la Mesa Directiva, pero lo que de ninguna manera hará será darles todos los recursos que pidan para los tres estados antes mencionados y, por supuesto, para el Distrito Federal, entidad que, por cierto, hoy más que nunca, el PRI considera que puede recuperar en 2012 ante el desprestigio político en que se ha sumido el PRD desde la llegada de “los chuchos” a la presidencia, según opinan hasta los propios perredistas.
Pero regresando a la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en caso de no haber acuerdo entre el PRI y el PRD para el 31 de agosto, deberá ser la Mesa de Decanos la que dirija los trabajos los cinco primeros días de septiembre y, por ende, ser ellos quien reciban el cuarto informe del Ejecutivo federal.
El secretario de Gobernación, Francisco Blake, ya anunció que Felipe Calderón no irá al Congreso, por lo que puede ser que el propio secretario únicamente entregue a la Oficialía de Partes el documento y no sea ni el PRD ni la Mesa de Decanos quien lo reciba.
El resultado del endurecimiento del PRI lo veremos el 31 de agosto, pero serán sin duda los siguientes meses, octubre y noviembre momentos de la verdadera disputa, porque no sólo estarán en juego los millonarios recursos presupuestales para los estados y la federación; también se habrá de discutir la Ley Nacional de Seguridad que al Ejecutivo federal tanto interesa para seguir “su” guerra contra el narcotráfico, sino que también están en puerta las modificaciones en materia de derechos humanos.
Puede ser que el PRI evite seguir dándole más herramientas al Ejecutivo federal para atacar al crimen organizado pues, hasta la fecha, a pesar de todas las leyes que le ha aprobado, no ha habido avance en ello, sino que, por el contrario, la violencia y el aumento de pérdida de vidas no ha parado.
Pero también puede ser que el PRI haga uso de toda su fuerza para aplastar no sólo al PAN, sino también al PRD, ya sea de los “chuchos” o al PRD simpatizante de Andrés Manuel López Obrador, porque el premio que buscan en todo esto es solo uno: la presidencia de la República en 2012.
La disputa entre el PRI y el PRD por la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados parece ser hoy parte de las consecuencias de la alianza electoral que establecieron PRD y PAN en las pasadas elecciones del 4 de julio, donde le arrebataron al PRI las gubernaturas de Oaxaca, Sinaloa y Puebla.
La factura seguramente fue calculada por quien se considera fue uno de los operadores de dicha alianza, el expriista Manuel Camacho Solís; pero del otro lado, la corriente del PRD, encabezada por Nueva Izquierda y la cual tiene hoy la presidencia de ese partido, se resiste a pagarla, seguramente porque del lado del PRD está la ley.
De acuerdo con la Ley Orgánica del Congreso general, modificada el 13 de septiembre de 2006, el segundo y tercer año de la presidencia de la Mesa Directiva debe recaer, “en orden decreciente”, en uno de los integrantes de los dos grupos parlamentarios con mayor número de diputados que no la hayan ejercido; es decir, en el PAN o en el PRD.
Además del citado articulo, el 17 en su numeral séptimo, está el número ocho, que establece claramente que “en ningún caso la presidencia de la Mesa Directiva recaerá en el mismo año legislativo en un diputado que pertenezca al grupo parlamentario que presida la Junta de Coordinación Política”.
Como dicha presidencia de la Jucopo esta aún en el PRI, entonces éste partido no puede continuar ahí, pero tampoco el PAN, a menos que le corresponda la mesa al PRI en este segundo año. De ser así, el tercer año, al PRD le tendría que corresponder tanto la presidencia de la Junta como de la Mesa, pues hasta ese momento no habría contado con ninguna de las dos. Sin embargo, como la ley, modificada el 13 de septiembre de 2006, impide que ambos órganos sean presididos por un mismo partido, pues sólo queda una forma de solucionar este vericueto legal: que el PRD tenga hoy la presidencia de la Mesa Directiva.
Pero el PRI se resiste a ello, la razón es simple: le está cobrando el “pecado” de haberse aliado con el PAN en las pasadas elecciones y, con ello, el haberle arrebatado las tres gubernaturas antes mencionadas.
Y aunque legalmente la Mesa le corresponde al PRD, parece que hoy al PRI no le interesa respetar la ley, sino más bien cobrarles la pifia a los llamados “chuchos”.
El pleito entre el PRI y el PRD no parará en la designación de la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Será un asunto que se extenderá seguramente a la discusión del paquete económico para el próximo año y que empezará a discutirse a partir del próximo 9 de septiembre, un día después de que el Ejecutivo federal lo entregue a la Cámara.
Me explico: el PRI cuenta con 237 legisladores más los 21 del Partido Verde Ecologista de México, lo que suma 258 diputados, suficientes para condicionar la entrega de los recursos que el próximo año utilizarán las 32 entidades federativas.
Esto significa que el endurecimiento del PRI influirá notablemente a la hora de autorizar el presupuesto para Oaxaca, Sinaloa y Puebla, entidades que el PRD y el PAN tratarán de impulsar con un buen número de recursos. a la vez que pretenderán una disminución para el estado de México.
La razón de esto último es porque el PRI se cobrará con ello la audacia del PRD de haber hecho alianza con su enemigo político histórico: el PAN. A la vez que los “chuchos” y los 143 diputados del partido del Ejecutivo federal intentarán frenar los millonarios recursos para el Edomex, entidad que tendrá comicios para renovar la gubernatura.
En el ámbito político siempre se ha considerado la gubernatura del Edomex como “la corona” de todas las elecciones, debido a que es la entidad con el mayor número de votantes.
En 2011 quien gane el Edomex podrá llegar mejor posicionado a la elección presidencial. El PRI desea mantener dicha entidad, en tanto que el PRD ya anunció que probablemente se alié nuevamente con el PAN para quitársela al PRI.
Como sea, los frutos de la alianza PRD-PAN en las pasadas elecciones y la futura en el Edomex, serán sin duda lo que haga al partido tricolor imponérsele al PRD.
Quizá entregue a los “chuchos” la presidencia de la Mesa Directiva, pero lo que de ninguna manera hará será darles todos los recursos que pidan para los tres estados antes mencionados y, por supuesto, para el Distrito Federal, entidad que, por cierto, hoy más que nunca, el PRI considera que puede recuperar en 2012 ante el desprestigio político en que se ha sumido el PRD desde la llegada de “los chuchos” a la presidencia, según opinan hasta los propios perredistas.
Pero regresando a la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en caso de no haber acuerdo entre el PRI y el PRD para el 31 de agosto, deberá ser la Mesa de Decanos la que dirija los trabajos los cinco primeros días de septiembre y, por ende, ser ellos quien reciban el cuarto informe del Ejecutivo federal.
El secretario de Gobernación, Francisco Blake, ya anunció que Felipe Calderón no irá al Congreso, por lo que puede ser que el propio secretario únicamente entregue a la Oficialía de Partes el documento y no sea ni el PRD ni la Mesa de Decanos quien lo reciba.
El resultado del endurecimiento del PRI lo veremos el 31 de agosto, pero serán sin duda los siguientes meses, octubre y noviembre momentos de la verdadera disputa, porque no sólo estarán en juego los millonarios recursos presupuestales para los estados y la federación; también se habrá de discutir la Ley Nacional de Seguridad que al Ejecutivo federal tanto interesa para seguir “su” guerra contra el narcotráfico, sino que también están en puerta las modificaciones en materia de derechos humanos.
Puede ser que el PRI evite seguir dándole más herramientas al Ejecutivo federal para atacar al crimen organizado pues, hasta la fecha, a pesar de todas las leyes que le ha aprobado, no ha habido avance en ello, sino que, por el contrario, la violencia y el aumento de pérdida de vidas no ha parado.
Pero también puede ser que el PRI haga uso de toda su fuerza para aplastar no sólo al PAN, sino también al PRD, ya sea de los “chuchos” o al PRD simpatizante de Andrés Manuel López Obrador, porque el premio que buscan en todo esto es solo uno: la presidencia de la República en 2012.
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