Josefina Quintero
Una cadena de más de dos kilómetros, formada por centenares de ciudadanos, evidenció la gran "barrera humana" a la construcción de la supervía poniente o autopista urbana de cuota.
Provenientes de varias delegaciones del Distrito Federal y de otras entidades de la República, cientos de mujeres, hombres, niños y ancianos formaron una larga hilera sobre avenida Luis Cabrera, desde la Casa Popular Contreras hasta la colonia La Malinche.
La pronunciada pendiente no fue obstáculo para los opositores a la vía de cuota. Conforme crecía la cadena la gente salía de sus hogares para sumarse a la movilización, incluso algunos en sillas de ruedas.
Los automovilistas, que en otras ocasiones protestan por los bloqueos, esta vez cedieron el paso. Los peatones, otras veces indiferentes a las manifestaciones, ayer externaron su apoyo a los vecinos de La Malinche.
Minutos antes de iniciar la cadena de "manos y corazones", Francisco López, vecino de esa colonia, hizo un pronunciamiento. Recordó al jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, el compromiso que asumió al tomar posesión del cargo, de que iba a "pensar la ciudad para nosotros y no sólo para los automóviles".
Durante la lectura, López expuso que el proyecto Sistema vial de puentes, túneles y distribuidores sur-poniente de la ciudad de México contradice lo dicho por el Ejecutivo local y abre la puerta a la urbanización de áreas de conservación, donde sobreviven pueblos como San Nicolás Totolapan, Magdalena Atlilic, San Jerónimo Lídice, San Bernabé Ocotepec, Santa Rosa Xochiac y San Bartolo Ameyalco.
Aseguró que se pone en riesgo de extinción el río Magdalena, único río vivo de la ciudad de México, y el bosque de agua donde se recarga el acuífero. La obra vial es netamente mercantil y enajena el espacio público al privatizar el tránsito de la ciudad, expuso.
La presencia de centenares de familias arropó a los habitantes de La Malinche en el plantón que mantienen desde hace una semana, para evitar la demolición de las 51 viviendas expropiadas. La respuesta superó lo previsto, pues "de todas partes llegaron para formar la cadena".
Los distintivos eran diversos, pero un árbol en lugar de ramas tenía manos que protegen el medio ambiente identificó a los habitantes de La Malinche. La insignia con la leyenda “No a la supervía” fue diseñada días antes de que instalaran su plantón, la cual durante dicho acto de resistencia pacífica ha sido impresa en cientos de playeras.
La llegada de los manifestantes a la zona expropiada provocó expresiones de indignación, rabia, coraje y llanto ante el escenario desolador de casas derruidas. Pero luego del mítin de apoyo y reclamos al gobierno de la ciudad se organizó una comilona, con la cual, por lo menos del lado de los opositores, el escenario de enfrentamiento se desactivó.
Al final se emplazó al gobierno de la ciudad a mantener el diálogo pacífico con presencia de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, que ayer emitió medidas precautorias para garantizar el derecho de los manifestantes.
Una cadena de más de dos kilómetros, formada por centenares de ciudadanos, evidenció la gran "barrera humana" a la construcción de la supervía poniente o autopista urbana de cuota.
Provenientes de varias delegaciones del Distrito Federal y de otras entidades de la República, cientos de mujeres, hombres, niños y ancianos formaron una larga hilera sobre avenida Luis Cabrera, desde la Casa Popular Contreras hasta la colonia La Malinche.
La pronunciada pendiente no fue obstáculo para los opositores a la vía de cuota. Conforme crecía la cadena la gente salía de sus hogares para sumarse a la movilización, incluso algunos en sillas de ruedas.
Los automovilistas, que en otras ocasiones protestan por los bloqueos, esta vez cedieron el paso. Los peatones, otras veces indiferentes a las manifestaciones, ayer externaron su apoyo a los vecinos de La Malinche.
Minutos antes de iniciar la cadena de "manos y corazones", Francisco López, vecino de esa colonia, hizo un pronunciamiento. Recordó al jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, el compromiso que asumió al tomar posesión del cargo, de que iba a "pensar la ciudad para nosotros y no sólo para los automóviles".
Durante la lectura, López expuso que el proyecto Sistema vial de puentes, túneles y distribuidores sur-poniente de la ciudad de México contradice lo dicho por el Ejecutivo local y abre la puerta a la urbanización de áreas de conservación, donde sobreviven pueblos como San Nicolás Totolapan, Magdalena Atlilic, San Jerónimo Lídice, San Bernabé Ocotepec, Santa Rosa Xochiac y San Bartolo Ameyalco.
Aseguró que se pone en riesgo de extinción el río Magdalena, único río vivo de la ciudad de México, y el bosque de agua donde se recarga el acuífero. La obra vial es netamente mercantil y enajena el espacio público al privatizar el tránsito de la ciudad, expuso.
La presencia de centenares de familias arropó a los habitantes de La Malinche en el plantón que mantienen desde hace una semana, para evitar la demolición de las 51 viviendas expropiadas. La respuesta superó lo previsto, pues "de todas partes llegaron para formar la cadena".
Los distintivos eran diversos, pero un árbol en lugar de ramas tenía manos que protegen el medio ambiente identificó a los habitantes de La Malinche. La insignia con la leyenda “No a la supervía” fue diseñada días antes de que instalaran su plantón, la cual durante dicho acto de resistencia pacífica ha sido impresa en cientos de playeras.
La llegada de los manifestantes a la zona expropiada provocó expresiones de indignación, rabia, coraje y llanto ante el escenario desolador de casas derruidas. Pero luego del mítin de apoyo y reclamos al gobierno de la ciudad se organizó una comilona, con la cual, por lo menos del lado de los opositores, el escenario de enfrentamiento se desactivó.
Al final se emplazó al gobierno de la ciudad a mantener el diálogo pacífico con presencia de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, que ayer emitió medidas precautorias para garantizar el derecho de los manifestantes.
Comentarios