Blanchet, la UV y el Clero Político

Fausto Fernández / Asimetrías

El clero, si no quiere perder su influencia, debe abandonar el campo de la política.

Francisco Zarco.


I

En el contexto de la fase virulenta, de guerra de baja intensidad que el clero político de la iglesia católica libra con encono y terquedad digna de mejor causa contra el proyecto laico histórico de México, regístrase el episodio siguiente:

Un personaje pionero de la difusión por Internet, Julio Ricardo Blanchet Cruz, fundador de Diario Libertad y Radio Libertad, ha obtenido días ha el reconocimiento de la ley a su derecho a expresarse libremente como ciudadano y como difusor social.

Ese derecho le fue reprimido perentoria y unilateralmente hace más de un año, sin cortesías incluso, por la mismísima Universidad Veracruzana (UV), cuya rectoría y su titular, Raúl Arias Lovillo, partecen dominadas por el clero político de Veracruz.

Véase: el señor Blanchet, muy reconocido como difusor por su su adhesión al librepensamiento y a su independencia, era crítico en su programa diario en Radio UV, Opiniones y Comentarios, de las injerencias clericales veracruzano en la política local.

II

Irritados, los jerarcas mayores de la clerecía política en Veracruz resolvieron eliminar las críticas del difusor Blanchet y, para ello le exigieron al rector Arias Lovillo que suspendiera el programa sacarlo del aire definitivamente. El rector obedeció.

Y obedeció sin chistar; es decir, sin oponer argumentos a favor ya no del señor Blanchet, sino en contra de la intromisión tan directa de la clerecía política en Veracruz en la universidad y, por inferencia válida, en la educación superior.

Señálese que el clero político veracruzano no sólo ejerce esa potestad oscurantista de hecho sobre la rectoría de la UV, sino también en el Poder Legislativo, influyendo decisivamente en la aprobación de leyes antisociales (aborto, matrimonios gays, etc.).

Y consígnese, asimismo, que al cese del señor Blanchet ocurrió el mismo día en que la rectoría de la UV le rendía homenaje por la defensa de la libertad de expresión a Helio Flores, reconociénmdole además su trayectoria como caricaturista.

III

La paradoja, empero, no fue coincidencia. Así, de esa guisa, el rector Arias Lovillo cubría sus huellas represoras y su subordinación al clero político en Veracruz. Más esa coartada no fue óbice para que un tribunal laboral fallara a favor del señor Blanchet.

Y ordenara como ha sido la pronta reinstalación del difucor, mandato judicial que el rector Arias Lovillo ha desoido e incluso, al enterarse de que el laudo sería emitido a favor del demandante, intentó influir ilegalmente para alterar los términos del mismo.

Con el laudo correspondiente en sus manos, el difusor Blanchet considera que el fallo es un triunfo del precepto constitucional que es mandatorio que garantiza la libertad de expresión, pues sus alegatos legales ante el juzgador laboral sustentaban esa tesis.

Ello sentaría, al parecer, un precedente en todos sentidos; exhibe amén la intromisión del clero político en una universidad laica, su hegemonía sobre la rectoría, la indiferencia del gobierno laico, y el arrogante desacato del rector Arias Lovillo a la ley.

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