Uribe se va Maradona se queda

Fausto Petrelín

Con la solemnidad de un político enviando un aviso a la nación desde una kermese, el presidente Hugo Chávez interrumpió unos minutos su trascendente charla con Diego Maradona para oficializar su movimiento de ajedrez sobre un tablero anquilosado: la ruptura diplomática con el gobierno del presidente saliente Álvaro Uribe. En medio de un mundo Google, es decir, transparente en información, los satélites le enviaron al presidente colombiano las coordenadas de los campamentos (tolerados) terroristas asentados en territorio venezolano. (Anteriormente a éste acto se le denominaba inteligencia de información, hoy con una aplicación de Google en cualquier teléfono se puede conseguir información relevante sobre la ubicación de personas.) ¿Sorpresa? Rafael Correa nos podría responder. En marzo de 2008 aviones del ejército colombiano violaron la frontera ecuatoriana para matar a Raúl Reyes uno de los líderes del grupo terrorista de las FARC. En la operación murieron otras 24 personas, inclusive, la mexicana Lucía Morett, promotora ideológica del grupo terrorista, salió ilesa. De manera inmediata el presidente Correa anunció la ruptura de relaciones con Colombia. El golpe estaba dado. El ejército colombiano se llevó varias computadoras en la que los terroristas colombianos guardaban estrategias torales de la agrupación. El 13 de noviembre de 2009 las relaciones entre Colombia y Ecuador se normalizaron. El presidente Uribe, en varias ocasiones, le avisó a Rafael Correa la penetración de las FARC en territorio ecuatoriano. No le hizo caso.

La elegancia de gobernar hace al estadista. Lejos está Hugo Chávez de la imaginaria situación. Miembro de una agrupación post dictatorial cuya principal característica es minar y, posteriormente, hacer estallar a las instituciones democráticas con el único objetivo de reelegirse ad nauseam, Chávez participó la semana pasada en un acto necropolítico para subir el rating de su discurso frente a los venezolanos. Con los huesos de Simón Bolívar sobre la superficie, decidió retar a la ciencia para demostrar que su alter ego murió envenenado. De manera simultánea el gobierno de Uribe dio a conocer un reporte que, con anterioridad, le hizo llegar al ministro de defensa de Hugo Chávez. ¿Sorpresa? De ninguna manera. El reporte detalla las coordenadas del campamento terrorista de las FARC en Venezuela. ¿Novedad?

La estrategia de Álvaro Uribe tiene dos vertientes. La primera de ellas consiste en asumir el desgaste frente a Chávez con el objetivo que su relevo, Juan Manuel Santos (asumirá la presidencia en quince días), no detone el problema de las FARC en Venezuela. Es decir, Uribe prefirió “pagar” las consecuencias. La segunda vertiente consistió en desenmascarar al post dictador frente a sus gobernados. La primera vertiente responde a una razón de estado mientras que, la segunda, se trata de un ajuste de cuentas.

Para el post dictador el show debo seguir. Me imagino que Chávez, en plena kermese, mencionó las siguientes palabras: Bueno compatriotas, después de este aviso con el que rompo relaciones con Uribe, aliado del imperio, continúo mi sabrosa charla con mi hermano Diego. Porque recuerden, Uribe se va, Maradona se queda (en la selección).

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