• La expulsión de Manuel Espino
• La cajita (feliz) de Alfredo Castillo
Las grandes almas, mi estimado, tienen voluntades; las pequeñas tan sólo deseos. Distintivo cierre de semana el que nos regala el desgobierno de Felipe Calderón con los cambios geniales que han sido sello de su distintivo carácter para guiar el timón del barco de gran calado, que cada vez navega más emocionado la tormenta de la adversidad.
El inquilino de Los Pinos vuelve a develar esa veta de desconfianza que es totalmente Felipe y que se lo recordó puntillosamente su extinto mentor, Carlos Castillo Peraza, en simpáticas misivas. Cuatro años después de entrar por la puerta de atrás gracias al picaporte de las lacritas tricolores, la congruencia presidencial con su terquedad ha sido verdaderamente de aplaudirse. Felipe gobierna con amigos. Exige lealtades, sumisión y obediencia absoluta. Al nabo (sin escalas) las credenciales, la experiencia y el oficio, tan necesario en puestos claves que determinan los contextos que pavimentan los caminos para encontrar soluciones a los complejos problemas que Vive México.
Una vez más en Los Pinos, my friend, demostraron que nunca han estado a la altura de las volátiles circunstancias del atropellado haiga sido como haiga sido. Botones sobran cuando se muestra el circo de tres pistas desde donde brinca delirante la PANdilla ocupando cargos de primer nivel, no en aras de desarrollar políticas públicas que trasciendan y empujen a nuestro país a ser un caso de éxito, sino que lo empujan, sí… pero a un inédito retroceso en rubros que son fundamentales para el avance en estas épocas de globalización.
El saldo de los simpáticos cambios es desastroso. Cuatro secretarios de Gobernación en casi cuatro años con todo y el parteaguas de la muerte de Juan Camilo Mouriño. Admirable. Tres subsecretarios de Comunicación en SCT, que exhibe el nulo interés, la desidia y el desinterés por un área vital en las venas de cualquier gobierno. Dos cándidos botones en una mercería azul de traspiés, yerros, errores, pifias y disparates. El saldo para el país es brutalmente negativo en medio de una cascada de violencia, corrupción e impunidad que abraza a México que diariamente sangra.
El nuevo titular de Bucareli, el señor Blake, plantea la necesidad de una política integral de seguridad.
Chingooooooón.
Llegando, llegando y los tubazos volando. Blake le vuela los dientes a Genaro García Luna, a quien, en un atiborrado Auditorio Nacional aquel jaloneado diciembre de 2006, se le instruyó, incluyendo al gabinete de seguridad, a elaborar una estrategia integral contra la “ridícula minoría”… que casi cuatro años después no existe. O sea, no se llevó a cabo. Es decir, les valió madres. En resumen, nadie supo, nadie sabe. Y hoy lo que existe (y subsiste) es el caos, la anarquía y un intenso desorden en operativos que han desencadenado más de un volátil incidente.
Blake, encarrerado, muestra su descomunal ¿ignorancia?, que está plasmada en su destacada trayectoria como funcionario de Baja California, que mucho le ha de servir ahora como secretario de… Gobernación. Desde donde también hizo un llamado a la reconciliación nacional para dejar atrás las diferencias.
Mmmta.
Magnífico cierre de semanita, my friend, que avizora lo único bueno de todos estos cambios, será lo malo que se va a seguir poniendo…
Por la mirilla
Uno. Miembros del CEN de la PANdilla están difundiendo que ya está listo y con su listón el expediente para darle flit del partido a Manuel Espino, desde donde lo acusan de hacer campaña contra Jorge Ocejo para evitar llegue a presidir la ODCA, aunque lo único cierto es que, haiga sido como haiga sido, los numeritos no les dan y nada como cargarle el muertito de la derrota a Espino. Estos disfuncionales creen que Manuel actuará como cuando Calderón le mandó traviesos operadores en su contra en 2006. El pleno del CEN procesará la expulsión de Espino en agosto… Para Ripley indeed.
Dos. Original el nerviosismo del mareado procurador mexiquense, Alfredo Castillo, con el hallazgo en la capital de una simpática cajita donde abundaban los cables del pájaro en el alambre en el caso Paulette que podría meterlo en divertidos problemas…
Y tres. Ya en serio, ¿y Diego Fernández de Cevallos, apá…?
¡Adiós...!
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