Se va la “Jefa”

Martha Anaya

La versión comenzó a correr por pasillos y jardines de Los Pinos: “Se va la ‘jefa’…” ¡Cómo!, soltaban incrédulos y sorprendidos, quienes recibían la noticia. Y no era precisamente porque lamentaran la partida de Patricia Flores Elizondo, sino más bien porque la habían visto tan poderosa en su posición al frente de la Oficina de la Presidencia, que pensaron que nunca la verían caer.

Más que una reina, la consideraba “la tirana” de Los Pinos. Desde el momento en que llegó mostró sus arrestos sin la menor consideración ni tacto. Tomó posesión de todo sin ‘viriguar’ ni pedir permiso. “Arrogante, déspota”, eran los calificativos que más le endilgaban quienes le veían actuar.

Pero a ella poco o nada parecía importarle. Contaba con la absoluta confianza y admiración de Felipe Calderón, Presidente de la República, y eso era más que suficiente para ella. Las órdenes de Calderón, que ella interpretaba, las hacía cumplir a fuetazos. Daba órdenes y no permitía cuestionamiento alguno. La palabra “negociación” no existía en su vocabulario y la eficiencia era su divisa.

Era picaporte para acceder a la oficina del Presidente. La mayoría de los integrantes del gabinete debían cruzar su filtro para hablar con Calderón. Sus funciones fueron más allá de lo meramente administrativo, comenzó a operar políticamente. Con anuencia de Calderón, obviamente. Empujada por él mismo…., hasta que agarró camino propio.

Y cuando ello ocurrió, sus rivales al interior de la casa presidencial –Alejandra Sota y Max Cortázar—sonrieron discretamente.

“Se va la ‘Jefa’…”, corría el rumor en la casa presidencial.

“Hasta no ver…”, respondían algunos con sabia cautela.

Pero llegó el momento en que vieron que la guapa jaliscience comenzó a sacar objetos personales de su oficina y a delegar asuntos que sólo ella llevaba. Para el martes 13, cuando Patricia Flores hizo entrega de los vehículos a su disposición, ya no cupo duda alguna: “La ‘Jefa’ se va…”, concluyeron.

Al personal bajo su cargo –como suele ocurrir en estas ocasiones—le invadió la incertidumbre: ¿Qué va a pasar con nosotros? ¿Quién va a llegar? ¿Harán más cambios?
Era la tercera vez en este sexenio que se veían ante una situación semejante. Les ocurrió cuando salió Juan Camilo Mouriño de la Oficina de Los Pinos para irse a la secretaría de Gobernación y fue sustituido por Gerardo Ruiz Mateos; luego, cuando el propio Ruiz Mateos salió de ahí para ocupar la secretaría de Economía, quedando en su lugar Patricia Flores. Y ahora ella…

Claro, nunca iban a imaginar que Ruiz Mateos regresaría a Los Pinos ¡a ocupar la misma posición que tuvo antes de irse! luego de meses y meses de haber sido tildado por la oposición como el peor secretario de Economía que hayamos tenido desde el México postrevolucionario y de haber demandado su remoción cada vez que se hablaba de que habría cambios en el gabinete.

Su retorno al regazo sería leído como una concesión a la oposición –a fin de cuentas a Calderón ya no le servía para la Grande pues Ruiz Mateos nunca creció como para apuntarlo como precandidato presidencial—y sí en cambio le sirve a su lado por su lealtad a prueba de fuego.

Seguramente el hoy ex secretario de Economía no será llamado el ‘Jefe’ con la misma entonación con que referían a Patricia Flores, pero será muy probablemente quien verá pasar desde su oficina al próximo candidato del PAN a la Presidencia de la República.

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