Quiebres militares antinarco…

Jorge Alejandro Medellín / De orden superior

1.- No solo se trata de la falta de mando único para llevar adelante el combate el narco en México, con una estrategia clara, precisa y con plazos y logros medibles contra cada organización criminal. Se trata también de la descomposición de las instituciones militares encargadas de hacerlo.

2.- En la dinámica de involucrar a todas las instituciones de seguridad, a todas las fuerzas federales disponibles para combatir a los cárteles de la droga, el gobierno federal piso sobre el fuego a instancias como la Marina y el Ejército para intentar contener el fenómeno delictivo.

3.- La primera de ellas ha comenzado a dar traspiés en la medida en que, como lo advertimos en su momento, se fuera involucrando más en el combate frontal al narco.

4.- Una parte medular de ese combate está definida por la cantidad y la calidad de lo que se busca atacar, contener, asegurar. Y sin duda alguna no hay nada más inquietante y valioso que el dinero, más aún que la propia droga, porque el dinero cierra el círculo, evita todo el proceso de su obtención y constituye el fin último de todo el negocio. El dinero mueve todo, lo que sea.

5.- Mueve también desconfianzas, rispideces, provoca altercados, amenazas, situaciones más allá de lo incómodo, sobre todo cuando se trata de narcotráfico, de aseguramientos de dinero, de dólares, de muchos dólares, tantos como 11 millones.

6.- Entre el 12 y el 14 de septiembre de 2009, elementos de la Armada de México y de la SIEDO se enfrascaron en un pleito de cartucho cortado con integrantes del Ejército Mexicano para hacerse cargo de un cuantioso aseguramiento de 11 millones 054 mil 695 dólares hallados, luego de un certero pitazo de inteligencia naval, en dos contenedores.

7.- La Marina recuerda el caso en su comunicad de prensa 244/2009, señalando que “el agente del Ministerio Público de la Unidad Especializada en Investigación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita y Falsificación o Alteración de Moneda (UEIORPIFAM) de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), con apoyo de elementos de la Secretarías de Marina (Semar) y de Hacienda y Crédito Público (SHyCP), realizó el traslado de los 11 millones 054 mil 695 dólares asegurados en dos contenedores localizados en el puerto de Manzanillo, Colima.”

“El pasado 11 de septiembre –señala la dependencia– el agente del Ministerio Público de la SIEDO inició la averiguación previa UEIORPIFAM/AP/171/2009 luego de que se intensificó la revisión del cargamento en el puerto de Manzanillo como resultado del intercambio de información entre México y Colombia, según la cual, las autoridades de ese país decomisaron más de 11.3 millones de dólares en el puerto colombiano de Buenaventura, que estaban escondidos en un contenedor procedente de Manzanillo, México.”

La marina añadía en su boletín que “Derivado de la cooperación interinstitucional entre la SIEDO, el Servicio de Administración Tributaria (SAT), la Secretaría de Marina- Armada de México y la Agregaduría de la Procuraduría General de la República en Colombia, se pudo establecer la existencia de dos contenedores más que saldrían del Puerto de Manzanillo, con destino a Colombia, cuyo traslado con numerario en dólares americanos sería el mismo del contenedor asegurado en dicho país sudamericano.”

8.- Hasta ahí todo marcharía según lo que se espera de una operación exitosa de intercambio de datos de inteligencia entre Colombia y México para interceptar un cargamento de más de 11 millones de dólares.

9.- Los problemas surgen cuando la información sensible se comparte o llega a otras instituciones en condiciones que generan dudas y provocan recelos y competencias, enfrentamientos entre militares y policías federales. Algo así ocurrió en septiembre de 2009 en las inmediaciones de la Aduana de Manzanillo, cuando la SIEDO acudió con dos peritos y un agente del Ministerio Público Federal a dar fe del aseguramiento de 11 millones de dólares como parte de un pago de cárteles mexicanos al cartel del Valle del Norte de Colombia.

10.- Como ha ocurrido en otras ocasiones en que Marina y Sedena son protagonistas de operativos que terminan en roces y casi en enfrentamientos (recuérdense los encontronazos entre GANFES y personal de Marina a finales de los noventas), el hallazgo en Manzanillo no fue la excepción.

El arribo de personal de la SIEDO al recinto portuario y la insistencia del MP federal para seguir el procedimiento legal e iniciar una estimación primaria del monto asegurado para luego trasladarlo a la ciudad de México, derivó rápidamente en amenazas, empujones, uno que otro conato de encañonamiento por parte de los navales y la postura de que el dinero lo trasladarían ellos al Distrito Federal, no la PGR.

Las cosas ya estaban calientes cuando aparecieron efectivos del Ejército para intentar el traslado del dinero que luego sería contado por los peritos de la PGR. La presencia militar encendió más las cosas y hubo más amenazas y hasta golpes.

11.- Los militares recibieron la orden de retirarse porque de cualquier manera la gente de la Armada ya tenía bajo su custodia el dinero y no lo iba a soltar. Era su decomiso. La PGR tuvo que cancelar el vuelo que había solicitado para trasladar los 11 millones de dólares al Distrito Federal.

12.- Entre fricciones y ostentación de fuerza, los peritos de la PGR hicieron una parte de su trabajo. El dinero fue subido a una camioneta pick up de la Marina y custodiado por una sección (32 elementos) y dos pelotones (20 efectivos) de la Marina en su camino al aeropuerto. Los enviados de la PGR fueron prácticamente conminados a subir al avión Antonov de la Marina que voló desde manzanillo a la capital del país.

13.- El conteo definitivo del dinero no se realizaba aún cuando el convoy avanzaba en el AICM hacia el hangar de Marina y ya había conferencia de prensa adelantando los detalles del operativo. Los dólares fueron contados más tarde para quedar la cantidad en los 11 millones 054 mil 695 dólares hallados en los contenedores. Todo un hit en la guerra contra el narcotráfico en México.

CENTINELA.-

Por estos días regresarán a sus cuarteles cerca de mil elementos que integran dos batallones de la Brigada de Fusileros Paracaidistas del Ejército, quienes operan en Tamaulipas desde abril de este año.

Su retorno es ansiado por familiares y amigos, pero sobre todo por ellos mismos. No es para menos. Pese estar preparados para combatir en condiciones totalmente adversas, los paracaidistas bajo el mando del General Fuentes ya tocaron fondo. El asedio de los Zetas contra sus instalaciones, transportes y enlaces en los municipios de Miguel Alemán y Gustavo Díaz Ordaz, en la frontera con los Estados Unidos, ha sido de pesadilla.

En menos de tres meses estos batallones de Paracaidistas han perdido a unos 20 elementos ya sea en combate, en emboscadas o en “levantones”, hechos sobre los cuales la Sedena ha guardado silencio.

Aprendimos a no confiar en nadie, a cuidarnos hasta de nuestra sombra, pero ya es cuestión de horas para regresemos, a Dios gracias, alcanzan a decir en el éter digital algunos de los militares que permanecen en Tamaulipas.

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