Perdió hasta la sonrisa

Francisco Rodríguez / Índice Político

FELIPE CALDERÓN YA no sonríe ni en las fiestas de su familia. Más que adusta su faz cada vez más se muestra agria, descompuesta… lo que hace un muy notorio contraste con su discurso rebosante de un optimismo impertinentemente mal calculado, porque se cae a pedazos en cuanto se estrella con la realidad.

Con voz que pretende sonar optimista, pero con el rostro arisco, Calderón presume 500 mil empleos en medio año, que nadie le cree o que le cuestionan porque son los temporales creados para levantar el malogrado Censo o porque, dice el coahuilense Humberto Moreira, fueron gestionados por los gobiernos estatales y no por la fallida Administración federal.

Hosco el gesto –y siempre en cadena nacional—anuncia la simplificación en el pago del cuestionado IETU… ¿y por qué no en los demás impuestos? La exención del pago de tenencia vehicular a quienes compren un vehículo que cueste menos de 250 mil pesos de aquí al término de 2010, y los distribuidores de autos brincan porque lo asumirán ellos. Fracaso tras fracaso exhibido en uniformadas ondas hertzianas.

Calderón ha atravesado una semana mala, especialmente mala, y desde ayer inició una que le pinta todavía peor.

Tras la jornada electoral de este domingo, el ocupante de Los Pinos habrá de enfrentarse a los líderes de los partidos a los que tan denodada y –para no variar-- fallidamente ha combatido con las peores mañas en el transcurso de las últimas semanas: uso de recursos públicos en apoyo a los candidatos del PAN, abuso y saturación mediática de su imagen (apesadumbrada) y de las obras que ostenta como si hubiesen sido pagadas de su bolsa y no de la de los contribuyentes, así como movimientos en cargos públicos –la Fepade-- para beneficiar a los suyos y perjudicar a los oponentes.

¿Cómo actuarán, que posiciones adoptarán los líderes de los partidos opositores –señaladamente los del PRI-- ante un Calderón que no se conduce atinadamente, no gobierna para todos sino sólo en beneficio de quienes lo tienen cooptado o de aquellos a quienes desea beneficiar? Un Calderón, además, que tras el asesinato del tamaulipeco Rodolfo Torre ha perdido la agenda, la iniciativa política, y el pulso de la realidad.

Calderón está desbordado por la realidad. Estático en un punto donde el no retorno es posible. No ha sabido encarar, afrontar ni reconocer la crisis por la que atraviesa el país –a la económica tradicional, se suma ahora la de seguridad e inestabilidad política--, lo que marcará sus seis años de ocupación del cargo.

Un sexenio donde los principios, los valores, el diálogo y el sentido de Estado han dejado mucho qué desear.
Cuatro años después de aquella truculenta elección del 2006 se comprueba que el michoacano no estaba preparado para una tarea que le ha quedado enorme. Como aquél uniforme militar que, seguro, un malqueriente le echó encima a principios de 2007.

Estados Unidos mira de reojo lo que ahora sucede en México. Hay desconfianza, aunque en las últimas horas el procónsul de Washington, un tal señor Pascual, haya salido en apoyo de las políticas (sic) anticrimen del calderonato y, así, haya censurado rumores sobre la debilidad del autoritario régimen.

¿Rumores, versiones, especies? Seamos serios. A Calderón se le ha agotado el crédito, tanto el financiero como el político. Carece de credibilidad, adolece de convicción, de liderazgo. Errático en las decisiones, tardío en las propuestas de soluciones, contumaz en negar la realidad y la imperiosa necesidad de reformas que, de concretarse alguna vez, llegarían demasiado tarde.

Hay que reiterarlo. Calderón tiene una responsabilidad que no acepta --aunque se haya trepado a ella “haiga sido como haiga sido”--, que esquiva, la de encabezar una Administración que está a la deriva. Es ramplón en la incompetencia, en la improvisación, en la desidia.

Ha llegado la hora de que las oposiciones –señaladamente la del PRI-- insten a Calderón a ser responsable. Aunque no sonría.

Índice Flamígero: Las primeras cifras conocidas son elocuentes. Otra razón más para que la sonrisa en su cara se haya desvanecido. Aún en las plazas en donde el PRI aparece en desventaja, los triunfos en realidad son de la maestra Elba Esther Gordillo, en Puebla, y de Andrés Manuel López Obrador, en Oaxaca.

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