No desayunan y los que lo hacen son presas de la obesidad

Álvaro Cepeda Neri

Finalmente los empresarios que producen comida chatarra, es decir, productos que únicamente generan grasa y ésta obesidad, han vencido a las Secretarías de Salud y de Educación y en las escuelas (y algunos colegios que brindan servicios privados con altísimas colegiaturas que se resiste Hacienda a considerarlos gastos deducibles de impuestos), seguirán ofreciéndoles a los alumnos cuantos artículos han provocado que más de la mitad de los estudiantes de kinder, preprimaria, primaria y secundaria e inclusive preparatorias y bachilleratos, sean mexicanos en engorda, como en la sátira aquella de Jonathan Swift: Una modesta proposición, donde el escritor inglés, ante la tremenda pobreza proponía, pues, engordar a los niños para que no padecieran hambre y etcétera.

El caso mexicano es debido a que en los planteles escolares existe un negocio redondo de sus directivos en complicidad con las secretarías de Educación y de Salud (tanto federales como de las entidades y sus municipios), para que las empresas surtan sus nocivos productos. Se sabe, por una investigación del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), que a duras penas el 50 por ciento de los niños desayunan en sus casas y el resto; de un 10 a 20 por ciento lo hacen en sus escuelas. Mientras los demás, que oscila entre un 40 y 30 por ciento no ingieren alimentos y son los que se conservan delgados al precio de la desnutrición y una de sus consecuencias el mal aprovechamiento educativo.

Y los que desayunan en sus hogares no consumen ni frutas ni mucho menos verduras (a éstas, por los malos hábitos alimenticios, las repudian y odian); mientras consumen harina (pan con su café con leche o ésta a secas), llevándose como almuerzo una torta o empardado con mermeladas y si acaso jamón. Y los padres que pueden les dan dinero para comprar en la “tiendita” escolar, para consumir lo que les ocasiona obesidad y que la mayoría de los alumnos come por contagio social. No beben agua pura, sino refrescos. No hacen ejercicio y permanecen sentados gran parte del día ante la televisión (cuyos anuncios los inducen a comer... más alimentos chatarra), para cerrar el círculo de lo que los hace subir de peso y que después es harto difícil quitarse los kilos de más que son casi pura grasa.

Es un grave problema social que hayan logrado los empresarios que en las escuelas se vendan productos cuya naturaleza química solamente hace engordar. Se trata de un negocio en cadena del productor a los vendedores, donde están implicados funcionarios desde el más alto rango (a los que en caso de desgracias la Suprema Corte los exime de sanciones, como en el caso de la guardería sonorense) y hasta profesores que nada les importa la educación alimentaría de los escolares. La obesidad es un asunto de consecuencias a corto plazo, ya que tendremos una población con sobrepeso que impide desarrollo intelectual y enfermedades que producen mexicanos con severas incapacidades.

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