* Las encuestas anuncian la victoria del PRI en los 12 estados en liza
* Los comicios se consideran el inicio de la carrera electora hacia 2012
* En cinco estados, el PAN (derecha) se presenta en coalición con el PRD
Isabel Longhi-Bracaglia | ElMundo.Es
Que el presidente de México, Felipe Calderón, no pasa por su mejor momento no es ningún secreto. El narco le ha dejado ya más de 23.000 cadáveres sobre la mesa y la situación económica no está como para tirar cohetes. Y, además, hay elecciones mañana. No son las suyas, las federales, pero el panorama es tal en el país que todos los analistas las interpretan como un examen muy importante para la gestión de quien ha hecho de la guerra contra el crimen organizado su enseña.
De hecho, si las encuestas aciertan, el lunes se despertará con la sensación de haber perdido poder. Él y, sobre todo, su partido, el Partido de Acción Nacional (PAN). Sobre el papel, los comicios del 4 de julio servirán para elegir 12 gobernadores estatales, 14 parlamentos locales y 1. 371 ayuntamientos, pero en la práctica se consideran el inicio de la carrera electoral hacia los que se celebrarán en 2012 para renovar al inquilino de la residencia oficial de Los Pinos.
Calderón no será candidato, eso ya se sabe y él mismo lo ha recordado esta semana en un encuentro con empresarios: yo me iré, pero la violencia continuará, vino a decir para menor tranquilidad de todos. Y quizá será así, aunque otra cosa es querer pasar a la historia no sólo como el presidente con más muertos en una legislatura, sino como el responsable de abrir la puerta al regreso del PRI al poder. Porque de eso es de lo que se habla casi con certeza estos días en México.
Sus dirigentes lucen pletóricos. Ven en la cita con las urnas, a la que están llamados el 39,1% de los mexicanos con derecho a voto, el segundo paso de gigante hacia la Presidencia del país. El primero lo dieron en 2009, cuando el PRI conquistó la mayoría de la Cámara de Diputados en la renovación del cuerpo legislativo y, después, arrebató el Gobierno de Yucatán al PAN. "Claro que vamos a ganar en 2012", festeja por anticipado el priista Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México y probable candidato a sustituir a Calderón en esa fecha.
Extrañas alianzas
"Pero primero ganaremos Oaxaca con Eviel Pérez Magaña", advierte con una frase que resume una de las paradojas políticas que marcan las elecciones del domingo. Los temores del PAN respecto al resultado son tan fundados que en cinco de los estados en liza, como éste del sur, la formación de derechas ha firmado alianzas antinatura con el izquierdista PRD, con el único fin de intentar arrebatar el poder al PRI. Traducido en lenguaje casero y omitiendo las diferencias ideológicas entre las siglas españolas y las mexicanas, sería como si el PP e IU se presentaran en coalición para echar al PSOE del gobierno de una comunidad autónoma.
Pero, además, en este caso, se suma otra circunstancia nada desdeñable. El PRD es no sólo un rival político más del PAN en otros estados. En el Gobierno federal, es el enemigo, el partido que tras más de tres años de legislatura aún no reconoce a Calderón como presidente legítimo después de las polémicas elecciones que, oficialmente, perdió su candidato, Andrés Manuel López Obrador, en diciembre de 2006.
Con todo, Oaxaca es de los lugares donde las encuestas auguran una victoria muy ajustada del PRI frente a esa extraña alianza. En cualquier caso, victoria de los herederos de la Revolución mexicana, que gobernaron el país entre 1929 y el año 2000. Igual que la que les pronostican los sondeos en las 11 gobernaturas restantes en juego. De cumplirse, el PRD perdería un estado (Zacatecas) y el PAN, dos (Baja California y Tlaxcala). Y, lo más importante, con la derrota no podrían justificar ante sus votantes la traición a sus respectivos principios ideológicos allí donde han formado coalición (Durango, Hidalgo, Sinaloa, Oaxaca y Puebla).
Elecciones anticipadas
No, no le acompañan los pronósticos al presidente mexicano, que ayer volvió a insistir en solicitar a todos los partidos políticos una "actitud de Estado" frente a la sangrienta actividad del crimen organizado y lleva una semana anunciando medidas económicas para animar a los mexicanos (les ha prometido suavizar la fiscalidad y eliminar el impuesto de vehículos, además de presumir de haber creado medio milón de puestos de trabajo en el primer semestre de este año).
Pero suenan más fuerte los disparos. Y en medio, ya hay voces que se levantan, como las del Partido de los Trabajadores, para pedir elecciones anticipadas en 2011 entre tanto muerto.
El resultado de la guerra contra el narco es el argumento político de la oposición que da ya por fracasada la estrategia de Felipe Calderón. Le reprochan no haber sido capaz de reducir la violencia, haber perdido el control de la situación y no haber aprovechado las armas legislativas que los partidos le han dado para apoyarlo.
Por eso y por la trascendencia de la cita del domingo con las urnas, no son pocos los líderes políticos que han respondido a su oferta de hacer "frente común" con matices. Sí, nos reunimos han contestado, pero después de las elecciones. Los asesinados serán para entonces los mismos, como poco. Seguramente más, tras una jornada que se anuncia sangrienta. Lo que quizá cambie con los resultados electorales en la mano serán los argumentos y la fuerza política de algunos para exigir la salida de Calderón antes de lo que él tiene previsto.
* Los comicios se consideran el inicio de la carrera electora hacia 2012
* En cinco estados, el PAN (derecha) se presenta en coalición con el PRD
Isabel Longhi-Bracaglia | ElMundo.Es
Que el presidente de México, Felipe Calderón, no pasa por su mejor momento no es ningún secreto. El narco le ha dejado ya más de 23.000 cadáveres sobre la mesa y la situación económica no está como para tirar cohetes. Y, además, hay elecciones mañana. No son las suyas, las federales, pero el panorama es tal en el país que todos los analistas las interpretan como un examen muy importante para la gestión de quien ha hecho de la guerra contra el crimen organizado su enseña.
De hecho, si las encuestas aciertan, el lunes se despertará con la sensación de haber perdido poder. Él y, sobre todo, su partido, el Partido de Acción Nacional (PAN). Sobre el papel, los comicios del 4 de julio servirán para elegir 12 gobernadores estatales, 14 parlamentos locales y 1. 371 ayuntamientos, pero en la práctica se consideran el inicio de la carrera electoral hacia los que se celebrarán en 2012 para renovar al inquilino de la residencia oficial de Los Pinos.
Calderón no será candidato, eso ya se sabe y él mismo lo ha recordado esta semana en un encuentro con empresarios: yo me iré, pero la violencia continuará, vino a decir para menor tranquilidad de todos. Y quizá será así, aunque otra cosa es querer pasar a la historia no sólo como el presidente con más muertos en una legislatura, sino como el responsable de abrir la puerta al regreso del PRI al poder. Porque de eso es de lo que se habla casi con certeza estos días en México.
Sus dirigentes lucen pletóricos. Ven en la cita con las urnas, a la que están llamados el 39,1% de los mexicanos con derecho a voto, el segundo paso de gigante hacia la Presidencia del país. El primero lo dieron en 2009, cuando el PRI conquistó la mayoría de la Cámara de Diputados en la renovación del cuerpo legislativo y, después, arrebató el Gobierno de Yucatán al PAN. "Claro que vamos a ganar en 2012", festeja por anticipado el priista Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México y probable candidato a sustituir a Calderón en esa fecha.
Extrañas alianzas
"Pero primero ganaremos Oaxaca con Eviel Pérez Magaña", advierte con una frase que resume una de las paradojas políticas que marcan las elecciones del domingo. Los temores del PAN respecto al resultado son tan fundados que en cinco de los estados en liza, como éste del sur, la formación de derechas ha firmado alianzas antinatura con el izquierdista PRD, con el único fin de intentar arrebatar el poder al PRI. Traducido en lenguaje casero y omitiendo las diferencias ideológicas entre las siglas españolas y las mexicanas, sería como si el PP e IU se presentaran en coalición para echar al PSOE del gobierno de una comunidad autónoma.
Pero, además, en este caso, se suma otra circunstancia nada desdeñable. El PRD es no sólo un rival político más del PAN en otros estados. En el Gobierno federal, es el enemigo, el partido que tras más de tres años de legislatura aún no reconoce a Calderón como presidente legítimo después de las polémicas elecciones que, oficialmente, perdió su candidato, Andrés Manuel López Obrador, en diciembre de 2006.
Con todo, Oaxaca es de los lugares donde las encuestas auguran una victoria muy ajustada del PRI frente a esa extraña alianza. En cualquier caso, victoria de los herederos de la Revolución mexicana, que gobernaron el país entre 1929 y el año 2000. Igual que la que les pronostican los sondeos en las 11 gobernaturas restantes en juego. De cumplirse, el PRD perdería un estado (Zacatecas) y el PAN, dos (Baja California y Tlaxcala). Y, lo más importante, con la derrota no podrían justificar ante sus votantes la traición a sus respectivos principios ideológicos allí donde han formado coalición (Durango, Hidalgo, Sinaloa, Oaxaca y Puebla).
Elecciones anticipadas
No, no le acompañan los pronósticos al presidente mexicano, que ayer volvió a insistir en solicitar a todos los partidos políticos una "actitud de Estado" frente a la sangrienta actividad del crimen organizado y lleva una semana anunciando medidas económicas para animar a los mexicanos (les ha prometido suavizar la fiscalidad y eliminar el impuesto de vehículos, además de presumir de haber creado medio milón de puestos de trabajo en el primer semestre de este año).
Pero suenan más fuerte los disparos. Y en medio, ya hay voces que se levantan, como las del Partido de los Trabajadores, para pedir elecciones anticipadas en 2011 entre tanto muerto.
El resultado de la guerra contra el narco es el argumento político de la oposición que da ya por fracasada la estrategia de Felipe Calderón. Le reprochan no haber sido capaz de reducir la violencia, haber perdido el control de la situación y no haber aprovechado las armas legislativas que los partidos le han dado para apoyarlo.
Por eso y por la trascendencia de la cita del domingo con las urnas, no son pocos los líderes políticos que han respondido a su oferta de hacer "frente común" con matices. Sí, nos reunimos han contestado, pero después de las elecciones. Los asesinados serán para entonces los mismos, como poco. Seguramente más, tras una jornada que se anuncia sangrienta. Lo que quizá cambie con los resultados electorales en la mano serán los argumentos y la fuerza política de algunos para exigir la salida de Calderón antes de lo que él tiene previsto.
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