José Antonio Crespo / Horizonte Político
Claudio X. González recién escribió un artículo que, aunque dice hacerlo a título personal, muy bien puede tomarse como reflejo de la percepción del grueso de la clase empresarial, de la cual González es indiscutible líder. Ese es principal valor del artículo en cuestión, y al menos coincide en lo fundamental con lo que piensa y valora un buen número de empresarios pequeños y medianos con quienes he intercambiado puntos de vista sobre la situación política actual. Supongo que los grandes empresarios, con mayor razón estarán viendo las cosas de manera parecida a lo que expresa X. González.
Lo primero que queda de manifiesto es la decepción empresarial con la gestión de Felipe Calderón, el cual "elige mal a su gabinete; es un árbol a cuya sombra no crece nada… Su decisión de combatir a la delincuencia organizada vinculada al narcotráfico, correcta y valiente, cerca la posibilidad de atender otros temas torales". Una decepción semejante provocó Vicente Fox a los empresarios. Existe la versión de que a mediados de su sexenio, la cúpula empresarial le solicitaba – o le exigía – que, dado que no había logrado los cambios estructurales convenientes a los intereses empresariales (que suelen identificar con el interés nacional), al menos impidiera el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia. A final de cuentas, el gobierno de Fox ("si así se le puede nombrar" dice X. González), era uno de "empresarios para empresarios", según él mismo aclaró desde el principio. Probablemente Fox bloqueó a López Obrador no solamente obedeciendo a sus jefes y promotores, a quienes en buena medida debía su ascenso al poder, sino también por razones personales (una rivalidad personal con el Peje, y el temor de que éste, desde el poder, le abriera un expediente de corrupción a su familia política). De hecho, a todos queda claro que pasados los comicios de 2003, y fracasada la reforma fiscal ese mismo año (tras la defenestración de su amiga y aliada Elba Esther Gordillo), su principal objetivo fue impedir el arribo de López Obrador a la presidencia, cosa que logró, no sin dificultad. En esa faena contó con el respaldo, y no con el reproche, de la élite empresarial.
Ahora X. González le recrimina a Felipe hacer alianzas con la izquierda: "Su obsesión por evitar que el PRI regrese al poder en el año 2012 ha llevado a Calderón incluso a pactar alianzas con el PRD y otras fuerzas políticas que desdibujan la propuesta y programa de gobierno de aquellos estados en donde la alianza resultó triunfante en las recientes elecciones". El reclamo es concentrarse desde ya en detener el avance y eventual retorno del PRI a Los Pinos. Eso lo explica en términos de la parálisis que eso puede suponer durante los años que faltan; "lo más oprobioso (es que) deja en el limbo las reformas que como Presidente de México debería encabezar". Eso es en buena medida correcto. Pero llama la atención que los empresarios nunca expresaron una queja parecida a Fox cuando éste hizo, como se dijo, esencialmente lo mismo. La diferencia es contra quién se endereza dicha estrategia. Cuando se hizo contra el PRD, todo bien; ahora que el embate presidencial se enfila contra el PRI - al que los empresarios seguramente ven como la alternativa a un PAN desgastado e ineficaz -, pues entonces viene la protesta.
Asume X. González que, de no existir ese embate presidencial contra el PRI, las reformas caminarían satisfactoriamente. "Habrá que esperar al año 2012 – se lamenta - para ver avances en lo que a los mexicanos nos interesa". Probablemente no se percató el empresario que aun antes de la confrontación de Calderón con el PRI, las reformas no se aprobaron, y las que cuando lo fueron, quedaron muy deslavadas. Y eso, pese a que el PAN y el PRI tenían mayoría calificada en ambas cámaras, suficiente incluso para modificar la Constitución. Lo que sucede es que hay una parte del PRI que sigue siendo nacionalista-revolucionaria, y se opone a las reformas impulsadas por los empresarios. Las cosas no son tan diáfanas en esta rebatinga de intereses particulares que protagonizan los partidos.
Como sea, el reclamo de X. González es un claro indicador de por dónde irá la cúpula empresarial en 2012, por si alguna duda había. Dice el líder empresarial que "Es en el PAN y en la oposición donde Felipe Calderón funciona mejor". Para quien sepa leer entre líneas, eso también significa que es en la oposición donde el PAN
Claudio X. González recién escribió un artículo que, aunque dice hacerlo a título personal, muy bien puede tomarse como reflejo de la percepción del grueso de la clase empresarial, de la cual González es indiscutible líder. Ese es principal valor del artículo en cuestión, y al menos coincide en lo fundamental con lo que piensa y valora un buen número de empresarios pequeños y medianos con quienes he intercambiado puntos de vista sobre la situación política actual. Supongo que los grandes empresarios, con mayor razón estarán viendo las cosas de manera parecida a lo que expresa X. González.
Lo primero que queda de manifiesto es la decepción empresarial con la gestión de Felipe Calderón, el cual "elige mal a su gabinete; es un árbol a cuya sombra no crece nada… Su decisión de combatir a la delincuencia organizada vinculada al narcotráfico, correcta y valiente, cerca la posibilidad de atender otros temas torales". Una decepción semejante provocó Vicente Fox a los empresarios. Existe la versión de que a mediados de su sexenio, la cúpula empresarial le solicitaba – o le exigía – que, dado que no había logrado los cambios estructurales convenientes a los intereses empresariales (que suelen identificar con el interés nacional), al menos impidiera el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia. A final de cuentas, el gobierno de Fox ("si así se le puede nombrar" dice X. González), era uno de "empresarios para empresarios", según él mismo aclaró desde el principio. Probablemente Fox bloqueó a López Obrador no solamente obedeciendo a sus jefes y promotores, a quienes en buena medida debía su ascenso al poder, sino también por razones personales (una rivalidad personal con el Peje, y el temor de que éste, desde el poder, le abriera un expediente de corrupción a su familia política). De hecho, a todos queda claro que pasados los comicios de 2003, y fracasada la reforma fiscal ese mismo año (tras la defenestración de su amiga y aliada Elba Esther Gordillo), su principal objetivo fue impedir el arribo de López Obrador a la presidencia, cosa que logró, no sin dificultad. En esa faena contó con el respaldo, y no con el reproche, de la élite empresarial.
Ahora X. González le recrimina a Felipe hacer alianzas con la izquierda: "Su obsesión por evitar que el PRI regrese al poder en el año 2012 ha llevado a Calderón incluso a pactar alianzas con el PRD y otras fuerzas políticas que desdibujan la propuesta y programa de gobierno de aquellos estados en donde la alianza resultó triunfante en las recientes elecciones". El reclamo es concentrarse desde ya en detener el avance y eventual retorno del PRI a Los Pinos. Eso lo explica en términos de la parálisis que eso puede suponer durante los años que faltan; "lo más oprobioso (es que) deja en el limbo las reformas que como Presidente de México debería encabezar". Eso es en buena medida correcto. Pero llama la atención que los empresarios nunca expresaron una queja parecida a Fox cuando éste hizo, como se dijo, esencialmente lo mismo. La diferencia es contra quién se endereza dicha estrategia. Cuando se hizo contra el PRD, todo bien; ahora que el embate presidencial se enfila contra el PRI - al que los empresarios seguramente ven como la alternativa a un PAN desgastado e ineficaz -, pues entonces viene la protesta.
Asume X. González que, de no existir ese embate presidencial contra el PRI, las reformas caminarían satisfactoriamente. "Habrá que esperar al año 2012 – se lamenta - para ver avances en lo que a los mexicanos nos interesa". Probablemente no se percató el empresario que aun antes de la confrontación de Calderón con el PRI, las reformas no se aprobaron, y las que cuando lo fueron, quedaron muy deslavadas. Y eso, pese a que el PAN y el PRI tenían mayoría calificada en ambas cámaras, suficiente incluso para modificar la Constitución. Lo que sucede es que hay una parte del PRI que sigue siendo nacionalista-revolucionaria, y se opone a las reformas impulsadas por los empresarios. Las cosas no son tan diáfanas en esta rebatinga de intereses particulares que protagonizan los partidos.
Como sea, el reclamo de X. González es un claro indicador de por dónde irá la cúpula empresarial en 2012, por si alguna duda había. Dice el líder empresarial que "Es en el PAN y en la oposición donde Felipe Calderón funciona mejor". Para quien sepa leer entre líneas, eso también significa que es en la oposición donde el PAN
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