La justicia investiga si la campaña de Sarkozy se financió ilegalmente

El Ejecutivo cierra filas, mientras la popularidad del jefe de Estado es la más baja de su mandato

La excontable de la heredera de L'Oréal dice que la candidatura presidencial recibió 150.000 euros

ELIANNE ROS / PARÍS / ELPERIÓDICO



¿la campaña de Nicolas Sarkozy se financió de forma ilegal? La maquinaria de la justicia se puso ayer en marcha para responder a la pregunta que tiene en vilo a Francia, y al Gobierno totalmente desbordado, después de la bomba que dejó caer la excontable de la heredera del imperio L'Oréal. Según Claire Thibaut, la antigua contable de la mujer más rica del país, Liliane Bettencourt, en el 2007 su patrona destinó 150.000 euros a sufragar la carrera presidencial del jefe del Estado.

De acuerdo con la versión de Thibaut, la cantidad –muy superior al límite de 7.500 euros fijados por la ley– se entregó en dinero líquido al tesorero del partido de Sarkozy, Eric Woerth, que ha compatibilizado este cargo con el de ministro del Presupuesto y ahora de Trabajo. Woerth ha sido acusado de conflicto de intereses –su esposa trabajaba para la empresa que gestiona la fortuna de Bettencourt– y de hacer la vista gorda ante una supuesta evasión de impuestos de la heredera.

Una trama digna de un thriller de conspiración político-financiera. Como sucede en las películas, en el origen se encuentra una guerra familiar, la del clan de L'Oréal, que acabó en los tribunales. La aportación a la investigación de unas grabaciones clandestinas del mayordomo de Bettencourt –en las que aparece la supuesta evasión fiscal– ha sido el hilo que ha llevado hasta el Gobierno, desatando una tormenta con visos de auténtico huracán.

«El PÁNICO» / De momento, el Gobierno aguanta el tipo. Lo niega todo, denuncia una «caza» orquestada para cortocircuitar reformas clave como la de las pensiones –misión encargada a Woerth– e intenta no perder los nervios ante titulares como el que ocupa toda la portada del semanario l'Express: «El pánico». Razones no faltan. Mientras el Gobierno cerraba ayer filas tras el consejo de ministros en el que Sarkozy llamó a mantenerse firmes, la policía seguía la pista del dinero.

Según el diario Le Monde, los investigadores de la brigada de delitos fiscales han encontrado pruebas de la retirada de 50.000 euros –en marzo del 2007— cuyos datos corresponden con una cantidad supuestamente entregada a Woerth. La policía se hizo también con los documentos en los que la antigua contable consignaba todos los movimientos de dinero de las cuentas de Bettencourt. Según Thibaut, en estos documentos –que estaban en posesión de la heredera de L'Oréal– deberían encontrarse las pruebas que apoyarían su acusación de financiación ilegal de la campaña de Sarkozy.

La excontable dimitió en el 2008 por discrepancias con el director de la empresa que gestiona la fortuna de Bettencourt, Patrice de Maistre, lo que hace pensar en un posible ajuste de cuentas de la antigua empleada. En su declaración, De Maistre ha rechazado tanto las acusaciones de fraude fiscal como las aportaciones al partido del Gobierno.

En el frente político la tensión crece a medida que trascienden los avances de las investigaciones. Algunos miembros del Gobierno reclaman a Sarkozy que aborde ahora la importante reforma del Ejecutivo que había anunciado para el próximo otoño con el fin de tomar la iniciativa y minimizar los daños causados por el escándalo. Un afán que ahora mismo se antoja un poco vano. La ya precaria popularidad del presidente ha caído hasta el 26%, el punto más bajo según una encuesta de TNS Sofres. Y otro sondeo revela que dos terceras partes de los franceses consideran que los políticos están «corrompidos».

SANGRE FRÍA PRESIDENCIAL / No se descarta que Sarkozy anuncie un cambio de Gobierno la semana que viene. Entre tanto, el primer ministro, François Fillon, salió a la palestra para ejecutar las consignas del presidente. «No cederemos a la agitación. No añadiremos una crisis política a la crisis económica y financiera», clamó. Sarkozy pidió a sus colaboradores mantener la «calma», la «sangre fría» y concentrarse en su trabajo. El presidente quiso dar la imagen de que es «amo del calendario».

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