Por Manuel Fuentes Muñiz *
Conflictos como los que enfrentan el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y el Gobierno Federal ponen en evidencia el signo de la intolerancia de este régimen, y su desprecio a los derechos humanos.
La negativa de los voceros gubernamentales para reconocer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como patrón sustituto ha agravado el problema al cancelar toda opción de contratación con el reconocimiento de su antigüedad y prestaciones sociales para los integrantes del SME.
No hay precedente de un conflicto de esta naturaleza que haya llegado a los extremos como ahora se expresa.
Son 14 huelguistas de hambre integrantes del SME, tres mujeres y 11 hombres, quienes arriesgando su vida y salud, defienden su derecho al empleo y a su organización sindical. Ellos se refugian en improvisadas casetas de campaña en el zócalo de la ciudad de México y son el centro de las demandas sindicales.
En las últimas horas, Cayetano Cabrera y Miguel Ángel Ibarra han incrementado la tensión del conflicto al anunciar que continuarán sin consumir alimentos hasta recuperar su empleo, ello a pesar de diversas solicitudes respetuosas para que levanten su huelga de hambre, sin desistir de su lucha y continuarla por otras vías, como las expresadas por el obispo Raúl Vera, el sacerdote Carlos Rodríguez, Cristina Ahuerbach, Edgar Cortés, entre otros y a las que me he sumado también.
No me refiero a las peticiones gubernamentales, que buscan deslindarse de toda responsabilidad y revelan descaradamente un cinismo de intransigencia.
Entre quienes impulsan la huelga de hambre, hay tres mujeres como Rocío de la Rosa Rojas, de 36 años de edad, madre de una joven de 17 años, quien considera que su lucha motiva a sus compañeros, les da fuerza y solidaridad, aún a pesar de lo resuelto por la Suprema Corte de Justicia.
Se encuentra también Yazmín Avelar Serrano de 29 años, soltera, quién considera que la huelga de hambre ha logrado mantener unidos a sus compañeros, y ha servido para que la sociedad se sensibilice de su problema.
Belén Martínez Martínez de 30 años, madre soltera con una niña de 10 años, considera que lo importante de estar en huelga de hambre, es crear conciencia en defensa de sus derechos laborales, mantener vivo al SME, y ser un ejemplo de dignidad y orgullo para su hija.
Se han usado todos los recursos para intentar derrotar sin éxito a los y las integrantes del SME, que ahora resisten contra viento y marea toda una serie de ataques. Desde la represión física, hasta burdas agresiones legales impulsadas desde la presidencia de la republica, la Secretaría del Trabajo, La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, Juzgados de distrito, Tribunales colegiados de circuito y hasta la Suprema Corte de Justicia.
Se han destinado contra ellos recursos de manera ilegal, e indiscriminada, para desprestigiarlos y ofrecer liquidaciones superiores a la ley para intentar vencerlos. La dignidad de las mujeres y hombres que ahora se expresa en su resistencia en defensa de su sindicato, su contrato colectivo, su derecho a recuperar el empleo, es una acción que debe apoyarse sin límite alguno.
Sin embargo, no es justificable poner en riesgo la vida y la salud donde los afectados directos serán las y los huelguistas de hambre, sus familias, sus compañeros y el movimiento en general.
Diversas experiencias en huelgas de hambre desarrollaron personalidades como Mahatma Ghandi en 17 ocasiones, Nelson Mandela que las resistió desde la cárcel. En nuestro país, Rosario Ibarra por 7 ocasiones, todas ellas sin poner en riesgo su vida y manteniendo un ejemplo de tesón y lucha.
He sido testigo como abogado y asesor jurídico, de numerosas huelgas de hambre, que aún sin estar de acuerdo con ellas, las he acompañado hasta su solución.
Recuerdo en 1988 la impulsada por los integrantes del comité ejecutivo, entre ellos una mujer, de la entonces paraestatal Diconsa despedidos por Raúl Salinas de Gortari quien era director de esa institución; de trabajadores despedidos del IMSS en 1990 y de la Ford Motor en 1992 por reclamar democracia sindical y mejores condiciones de trabajo.
De todas ellas, se expresó la necesidad de priorizar la organización y acciones más allá del terreno sindical. Que el diseño de todo movimiento debe considerar, resistir el tiempo que sea necesario, bajo acciones de cobertura amplia, de iniciativa propia prolongada, con objetivos definidos, evitando en lo posible, responder con acciones aisladas, de simple reacción y de corto plazo.
Son tiempos de modificar la estrategia y caminos en la pelea por el reconocimiento del patrón sustituto, que vislumbra amplias posibilidades de éxito. Todo ello requiere también de organización técnico legal que oriente a los agremiados y transparente la información para dar seguridad en los caminos a seguir.
Marcelo Ebrad, jefe de gobierno del DF, no debe seguir al margen de este conflicto. Le corresponde gestionar ante el Gobierno Federal una solución definitiva y sumarse al reclamo de los sindicalistas por ser justas sus demandas.
No es justificable aducir que este conflicto, es de carácter federal cuando los afectados directos por la extinción de Luz y Fuerza del Centro son los capitalinos. El incremento desmedido en el pago de la energía eléctrica, se ha aplicado, sin que haya autoridad capaz de corregir estos abusos.
Es importante dejar en evidencia que la solución de estos conflictos, sólo se puede lograr mediante la conciliación y no mediante la imposición de medidas, que son propias de regímenes dictatoriales. El Jefe de Gobierno del DF no debe permanecer al margen y debe definir ante la sociedad donde está su compromiso.
* Presidente de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), consejero de la Comisión de Derechos Humanos del D.F., e integrante del consejo de CIMAC.
mfuentesmz@yahoo.com.mx
Conflictos como los que enfrentan el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y el Gobierno Federal ponen en evidencia el signo de la intolerancia de este régimen, y su desprecio a los derechos humanos.
La negativa de los voceros gubernamentales para reconocer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como patrón sustituto ha agravado el problema al cancelar toda opción de contratación con el reconocimiento de su antigüedad y prestaciones sociales para los integrantes del SME.
No hay precedente de un conflicto de esta naturaleza que haya llegado a los extremos como ahora se expresa.
Son 14 huelguistas de hambre integrantes del SME, tres mujeres y 11 hombres, quienes arriesgando su vida y salud, defienden su derecho al empleo y a su organización sindical. Ellos se refugian en improvisadas casetas de campaña en el zócalo de la ciudad de México y son el centro de las demandas sindicales.
En las últimas horas, Cayetano Cabrera y Miguel Ángel Ibarra han incrementado la tensión del conflicto al anunciar que continuarán sin consumir alimentos hasta recuperar su empleo, ello a pesar de diversas solicitudes respetuosas para que levanten su huelga de hambre, sin desistir de su lucha y continuarla por otras vías, como las expresadas por el obispo Raúl Vera, el sacerdote Carlos Rodríguez, Cristina Ahuerbach, Edgar Cortés, entre otros y a las que me he sumado también.
No me refiero a las peticiones gubernamentales, que buscan deslindarse de toda responsabilidad y revelan descaradamente un cinismo de intransigencia.
Entre quienes impulsan la huelga de hambre, hay tres mujeres como Rocío de la Rosa Rojas, de 36 años de edad, madre de una joven de 17 años, quien considera que su lucha motiva a sus compañeros, les da fuerza y solidaridad, aún a pesar de lo resuelto por la Suprema Corte de Justicia.
Se encuentra también Yazmín Avelar Serrano de 29 años, soltera, quién considera que la huelga de hambre ha logrado mantener unidos a sus compañeros, y ha servido para que la sociedad se sensibilice de su problema.
Belén Martínez Martínez de 30 años, madre soltera con una niña de 10 años, considera que lo importante de estar en huelga de hambre, es crear conciencia en defensa de sus derechos laborales, mantener vivo al SME, y ser un ejemplo de dignidad y orgullo para su hija.
Se han usado todos los recursos para intentar derrotar sin éxito a los y las integrantes del SME, que ahora resisten contra viento y marea toda una serie de ataques. Desde la represión física, hasta burdas agresiones legales impulsadas desde la presidencia de la republica, la Secretaría del Trabajo, La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, Juzgados de distrito, Tribunales colegiados de circuito y hasta la Suprema Corte de Justicia.
Se han destinado contra ellos recursos de manera ilegal, e indiscriminada, para desprestigiarlos y ofrecer liquidaciones superiores a la ley para intentar vencerlos. La dignidad de las mujeres y hombres que ahora se expresa en su resistencia en defensa de su sindicato, su contrato colectivo, su derecho a recuperar el empleo, es una acción que debe apoyarse sin límite alguno.
Sin embargo, no es justificable poner en riesgo la vida y la salud donde los afectados directos serán las y los huelguistas de hambre, sus familias, sus compañeros y el movimiento en general.
Diversas experiencias en huelgas de hambre desarrollaron personalidades como Mahatma Ghandi en 17 ocasiones, Nelson Mandela que las resistió desde la cárcel. En nuestro país, Rosario Ibarra por 7 ocasiones, todas ellas sin poner en riesgo su vida y manteniendo un ejemplo de tesón y lucha.
He sido testigo como abogado y asesor jurídico, de numerosas huelgas de hambre, que aún sin estar de acuerdo con ellas, las he acompañado hasta su solución.
Recuerdo en 1988 la impulsada por los integrantes del comité ejecutivo, entre ellos una mujer, de la entonces paraestatal Diconsa despedidos por Raúl Salinas de Gortari quien era director de esa institución; de trabajadores despedidos del IMSS en 1990 y de la Ford Motor en 1992 por reclamar democracia sindical y mejores condiciones de trabajo.
De todas ellas, se expresó la necesidad de priorizar la organización y acciones más allá del terreno sindical. Que el diseño de todo movimiento debe considerar, resistir el tiempo que sea necesario, bajo acciones de cobertura amplia, de iniciativa propia prolongada, con objetivos definidos, evitando en lo posible, responder con acciones aisladas, de simple reacción y de corto plazo.
Son tiempos de modificar la estrategia y caminos en la pelea por el reconocimiento del patrón sustituto, que vislumbra amplias posibilidades de éxito. Todo ello requiere también de organización técnico legal que oriente a los agremiados y transparente la información para dar seguridad en los caminos a seguir.
Marcelo Ebrad, jefe de gobierno del DF, no debe seguir al margen de este conflicto. Le corresponde gestionar ante el Gobierno Federal una solución definitiva y sumarse al reclamo de los sindicalistas por ser justas sus demandas.
No es justificable aducir que este conflicto, es de carácter federal cuando los afectados directos por la extinción de Luz y Fuerza del Centro son los capitalinos. El incremento desmedido en el pago de la energía eléctrica, se ha aplicado, sin que haya autoridad capaz de corregir estos abusos.
Es importante dejar en evidencia que la solución de estos conflictos, sólo se puede lograr mediante la conciliación y no mediante la imposición de medidas, que son propias de regímenes dictatoriales. El Jefe de Gobierno del DF no debe permanecer al margen y debe definir ante la sociedad donde está su compromiso.
* Presidente de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), consejero de la Comisión de Derechos Humanos del D.F., e integrante del consejo de CIMAC.
mfuentesmz@yahoo.com.mx
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