La diplomacia y el terrorismo…

A Puerta Cerrada / Marcela Gómez Zalce

• Escrutinio en el Capitolio
• La (nula) rendición de cuentas

Complejo el contexto bilateral en el que se desenvuelve la mentada Iniciativa Mérida. Delicado el ambiente que se desarrolla en el Congreso estadunidense sobre el tema de los derechos humanos en la irreflexiva guerra, perdón, lucha contra la “ridícula minoría”, que se aventó el explosivo tiro de detonar un coche bomba en Ciudad Juárez encendiendo los focos rojos en el tablero de seguridad nacional norteamericano, donde comienzan las susceptibles y potenciales lecturas de la afganistación o iraquización de la violencia en este volátil Vive México.

Y de ahí que se derive una activa y proactiva labor del embajador Arturo Sarukhán en diversos y poderosos ámbitos de Washington para esterilizar esa curiosita manía de pretender etiquetar a nuestro país en ese atractivo rubro que desencadenaría medidas, acciones y políticas de Estados Unidos contra nuestro país. Y las secuelas de ese original tránsito, my friend, afectaría no sólo programas importantes de cooperación, capacitación, entrenamiento e intercambio de información fundamental sino que pegaría en la línea de flotación de tratados comerciales internacionales, y como eslabón de la cadena (del retrete) entraría de lleno en la sugestiva cadena de mando operativa para entrarle de frente a la espiral de violencia.

El tema por mucho es una preocupación (y ocupación) diplomática que además tiene que atravesar el accidentado y minado camino de obstáculos por el sensible tema sobre los derechos humanos, que es epicentro de debate en organizaciones mundiales y en el epicentro legislativo del Capitolio.

Sólo así se explicaría el simpático documento dado a conocer por el US Government Accountability Office, una rama del mismo que investiga los dossiers estratégicos del gobierno de Barack Obama para conocer los llamativos detalles sobre la medición del desempeño en el combate al organizado crimen, en donde se constata los focos anaranjados (tirándole a rojos) que develan que no hay medición exacta para saber si vamos bien amigous o vamos completamente del nabo…

Sobre todo, mi estimado, porque no hay nada que, digamos, arrope a la Iniciativa Mérida en términos de rendición de cuentas (término absolutamente desconocido en el diccionario calderonista ABC de Los Pinos) y cuando se exigen recursos, gadgets y equipo que pasa por el divertido escrutinio del legislativo estadunidense para enfrentar a la organizada delincuencia en la puerta fronteriza del patio trasero cuyas acciones son cada vez de más violencia... pues como que las sumas no dan el resultado esperado, sino que restan y dividen a sus más animados promotores, yes?

Luego entonces se explica que en ese extraordinario dossier se criticaran los laxos parámetros de medición de la cacareada Iniciativa, en donde la asignación de responsabilidades se vuelve complicada y ante la amena demanda, el gobierno demócrata ha accedido a incluir indicadores de desempeño en la administración del programa.

Ahora imagínese por un (ingenuo) momento que alguno de los gadgets entregados a este (des)gobierno para andar recabando datos de inteligencia contra la “ridícula minoría” haya sido utilizado recientemente para andar de traviesos checando como está el pulso electoral de los pájaros en el alambre de… esa minoría ridícula tricolor.

Porque con la pena amigous, hay sugestivos datos que apuntan a que no se están portando del todo bien, and that’s so not good.

Quizá sería un buen momento ahora que empieza la próxima legislatura que los partidos políticos y su atractiva fauna se sumaran a demandar y exigir una rendición clara de cuentas de cómo se esta utilizando el recurso y las ayudas englobadas en la Iniciativa Mérida para empezar a saber de que lado escupe la iguana bilateral y poner candados, que sean del conocimiento público, y también medir el desempeño de las dependencias federales encargadas en la recuperación de los simpáticos espacios públicos que hoy son territorio completamente narcou...

La ventaja (o desventaja, dependiendo del cristal con que se observe) es que Vive México esta bajo una severa lupa bilateral que abarca el amplio espectro que ya incluye el término terrorismo… so start doing the bloody math.

Por la mirilla

¿Y Diego Fernández de Cevallos, apá...?

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