Martha Anaya / Crónica de Política
De entre los múltiples mensajes que se desprenden de los cambios de la semana pasada en el equipo presidencial hay uno contundente. Éste: Josefina, tú no serás la candidata del PAN a la Presidencia de la República.
Se lo ha dicho Felipe Calderón desde que inició el sexenio de muy distintos modos, en múltiples tonos y hasta con figurativas y reiteradas bofetadas, como el negarle una y otra vez –ya van cuatro ocasiones– la secretaría de Gobernación.
Podrá ponerse verde y revolcarse del coraje, pero Josefina Vázquez Mota no llegará. No, al menos, si Calderón logra controlar el proceso de la elección presidencial en el PAN.
Ya podrá aparecer la doña arriba en las encuestas e intentar convencer a su jefe de que es lo más leal del mundo, pero no se lo va a creer. Y esto viene desde la época en que Calderón estaba en precampaña y ella, Josefina, le prometió su apoyo pero a la hora de la hora se hizo ojo de hormiga y esperó a que la situación se definiera.
Eso no lo olvida Calderón, quien tan afecto es a la lealtad. Tampoco lo olvida Alejandra Sota, ahora en el lugar de Max Cortázar como directora de Comunicación Social de la Presidencia de la República.
De ahí que César Nava –por instrucciones de Los Pinos—le insista en que debe jugarla para la gubernatura del Estado de México cuyas elecciones serán el año próximo. Y es que Calderón no la quiere en el camino de la sucesión presidencial, no quiere piedritas en el zapato de su delfín.
Josefina, lo ha dicho reiteradamente, no tiene ningún interés por competir en el Edomex. Quiere la grande: la candidatura del PAN a la Presidencia de la República. Pero con los nuevos movimientos no se ve cómo pueda lograrlo. Cada uno de ellos (Blake en Gobernación, Ruiz Mateos en la Oficina de la Presidencia y Alejandra Sota en Comunicación Social) traen un letrero en la frente dirigido a Vázquez Mota que dice: ¡No pasarás!
Se le acotan los caminos a Josefina. Lo sabe. Los cambios dictados por Calderón en su equipo no sólo no la benefician sino que se erigen como murallas a sus aspiraciones. Pronto habrá de repensar su rechazo a la candidatura panista para la gubernatura en el Estado de México. Además, la posibilidad de la coalición opositora al PRI está prácticamente cocinada, hay posibilidades de triunfo.
Si se aferra a la negativa, muy probablemente Vázquez Mota se quedará como el perro de las dos tortas. Y si eso no lo sabe, seguirá recibiendo bofetones.
De entre los múltiples mensajes que se desprenden de los cambios de la semana pasada en el equipo presidencial hay uno contundente. Éste: Josefina, tú no serás la candidata del PAN a la Presidencia de la República.
Se lo ha dicho Felipe Calderón desde que inició el sexenio de muy distintos modos, en múltiples tonos y hasta con figurativas y reiteradas bofetadas, como el negarle una y otra vez –ya van cuatro ocasiones– la secretaría de Gobernación.
Podrá ponerse verde y revolcarse del coraje, pero Josefina Vázquez Mota no llegará. No, al menos, si Calderón logra controlar el proceso de la elección presidencial en el PAN.
Ya podrá aparecer la doña arriba en las encuestas e intentar convencer a su jefe de que es lo más leal del mundo, pero no se lo va a creer. Y esto viene desde la época en que Calderón estaba en precampaña y ella, Josefina, le prometió su apoyo pero a la hora de la hora se hizo ojo de hormiga y esperó a que la situación se definiera.
Eso no lo olvida Calderón, quien tan afecto es a la lealtad. Tampoco lo olvida Alejandra Sota, ahora en el lugar de Max Cortázar como directora de Comunicación Social de la Presidencia de la República.
De ahí que César Nava –por instrucciones de Los Pinos—le insista en que debe jugarla para la gubernatura del Estado de México cuyas elecciones serán el año próximo. Y es que Calderón no la quiere en el camino de la sucesión presidencial, no quiere piedritas en el zapato de su delfín.
Josefina, lo ha dicho reiteradamente, no tiene ningún interés por competir en el Edomex. Quiere la grande: la candidatura del PAN a la Presidencia de la República. Pero con los nuevos movimientos no se ve cómo pueda lograrlo. Cada uno de ellos (Blake en Gobernación, Ruiz Mateos en la Oficina de la Presidencia y Alejandra Sota en Comunicación Social) traen un letrero en la frente dirigido a Vázquez Mota que dice: ¡No pasarás!
Se le acotan los caminos a Josefina. Lo sabe. Los cambios dictados por Calderón en su equipo no sólo no la benefician sino que se erigen como murallas a sus aspiraciones. Pronto habrá de repensar su rechazo a la candidatura panista para la gubernatura en el Estado de México. Además, la posibilidad de la coalición opositora al PRI está prácticamente cocinada, hay posibilidades de triunfo.
Si se aferra a la negativa, muy probablemente Vázquez Mota se quedará como el perro de las dos tortas. Y si eso no lo sabe, seguirá recibiendo bofetones.
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