AFP
CIUDAD DEL CABO — Holanda volvió a pasar a la final de un Mundial, por primera vez en 32 años, al derribar por 3-2 este martes, con mortíferas estocadas, la heroica resistencia de Uruguay, que luchó con alma y vida hasta vender cara su derrota en el Green Point de Ciudad del Cabo.
La final la jugará Holanda el domingo en Johannesburgo contra el vencedor del lance España-Alemania, del miércoles en Durban. La 'Oranje' disputará la tercera final mundialista de su historia, tras las perdidas en Alemania-1974 y Argentina-1978, en ambos casos ante el equipo anfitrión.
En un partido cerrado por los candados defensivos y la lucha feroz mano a mano por el control de la pelota, sólo con misiles teledirigidos se podía romper el equilibrio y así fue con los goles de Giovanni van Bronckhorst (18) y Diego Forlán (41).
Van Bronckhorst lanzó su remate esquinado desde 25 metros y clavó el balón en un ángulo alto y Forlán tuvo el talento de fabricar un hueco, una herida en la barrera de defensores con un amague y enganche hacia adentro antes de rematar recto al medio de la portería.
En ambos casos la trayectoria de la Jabulani, caprichosa, pareció confundir tanto al arquero uruguayo Fernando Muslera como al holandés Maarten Stekelenburg.
Cuando la escuadra sudamericana se había adelantado en el campo, con mayor audacia y control del juego, fue sorprendida con dos estocadas mortales, un remate rasante, endiablado, de Wesley Sneijder, que se desvió en la pierna de un defensor, a los 70 y un cabezazo de Arjen Robben, a los 73.
Descontó Maxi Pereira a los 90+2, pero ya sin tiempo para otra épica reacción.
CIUDAD DEL CABO — Holanda volvió a pasar a la final de un Mundial, por primera vez en 32 años, al derribar por 3-2 este martes, con mortíferas estocadas, la heroica resistencia de Uruguay, que luchó con alma y vida hasta vender cara su derrota en el Green Point de Ciudad del Cabo.
La final la jugará Holanda el domingo en Johannesburgo contra el vencedor del lance España-Alemania, del miércoles en Durban. La 'Oranje' disputará la tercera final mundialista de su historia, tras las perdidas en Alemania-1974 y Argentina-1978, en ambos casos ante el equipo anfitrión.
En un partido cerrado por los candados defensivos y la lucha feroz mano a mano por el control de la pelota, sólo con misiles teledirigidos se podía romper el equilibrio y así fue con los goles de Giovanni van Bronckhorst (18) y Diego Forlán (41).
Van Bronckhorst lanzó su remate esquinado desde 25 metros y clavó el balón en un ángulo alto y Forlán tuvo el talento de fabricar un hueco, una herida en la barrera de defensores con un amague y enganche hacia adentro antes de rematar recto al medio de la portería.
En ambos casos la trayectoria de la Jabulani, caprichosa, pareció confundir tanto al arquero uruguayo Fernando Muslera como al holandés Maarten Stekelenburg.
Cuando la escuadra sudamericana se había adelantado en el campo, con mayor audacia y control del juego, fue sorprendida con dos estocadas mortales, un remate rasante, endiablado, de Wesley Sneijder, que se desvió en la pierna de un defensor, a los 70 y un cabezazo de Arjen Robben, a los 73.
Descontó Maxi Pereira a los 90+2, pero ya sin tiempo para otra épica reacción.
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