Eduardo Ibarra Aguirre
Al dar a conocer la designación del cuarto secretario de Gobernación en apenas tres años, siete meses y 14 días de su gobierno, Felipe (del Sagrado Corazón) de Jesús Calderón Hinojosa se revela como un jefe institucional perseverante con los amigos, pero también incapaz de leer e interpretar los tiempos que vive y padece como pocos, y que reclaman un gobierno de profesionales, signados por la capacidad y la aptitud para coexistir y trabajar en la diversidad. De unidad nacional, pues.
Algún día lo entenderá y, sobre todo, lo aceptará, pero acaso sea demasiado tarde no tanto para él, sino para el país que se lleva entre las patas --así se dice, no es una falta de respeto, además éste se gana--, con una vocación facciosa que se empata muy bien con la condición que, a toro pasado, le recuerda con frecuencia el legislador David Penchyna Grub: (Calderón es) incapaz de obtener legítimamente el poder de la voluntad de los gobernados”. Sólo que el hidalguense omite siempre que su partido, el Revolucionario Institucional, capitalizó muy bien el introducir al michoacano de Morelia al salón de sesiones del Congreso por el área de Tras banderas para que tomara posesión, el 1 de diciembre de 2006, con la anuencia de todos sus legisladores.
Francisco Blake Mora, el novel titular de Gobernación, fue impuesto por Calderón Hinojosa después de que el Senado lo rechazó por su inexperiencia para sustituir, en septiembre de 2009, a Eduardo Tomás Medina-Mora Icaza como procurador general de la República. Naturalmente, 10 meses después tiene “amplias credenciales” (Calderón dixit), sobre todo tras operar las elecciones para alcaldes y el Congreso de Baja California y perder los cinco municipios y la mayoría congresual, el entonces secretario general de Gobierno de José Guadalupe Osuna Millán. Pero Calderón es excelente amigo de sus amigos y desde noviembre de 2006 invitó a Blake a integrarse a su equipo. “No hay mucho que decir, porque no hay mucho que destacar en su trayectoria”, comentó un exintegrante del Comité Ejecutivo Nacional del blanquiazul, sin ánimo de contradecir al irascible primer panista del país.
Con estos cambios suman 15 los producidos en el círculo íntimo del marido de Margarita Zavala Gómez del Campo. Modificaciones de nombres y rostros porque la conducta al parecer no variará, si nos atenemos al juicio de Manlio Fabio Beltrones Rivera. Los colaboradores presidenciales “no saben qué hacer y piensan que su única obligación es decir ‘sí, señor presidente’ y complacerlo, cuando lo que el país espera es gobernabilidad y seguridad”. Tal conducta servil existe porque así fueron seleccionados por su amigo metamorfoseado en jefe de un grupo gobernante faccioso.
Sin embargo, lo cortés no quita lo valiente. Es de reconocerse que el abogado, economista y administrador público dejó a Javier Lozano Alarcón con las ansias desbordadas por ser jefe en el Palacio de Covián. El decepcionado secretario del Trabajo descarga su amargura y frustración en los huelguistas de hambre del Mexicano de Electricistas, a quienes les advierte que las movilizaciones “son inútiles”, que “no respondemos a movilizaciones y chantajes”, pero a la vez busca cooptar a Cayetano Cabrera Esteva al más viejo estilo del autoritarismo hecho gobierno, por la vía del hambre y las necesidades materiales, mientras el ingeniero corre peligro de sufrir un paro cardiaco al acercarse a los 90 días de ayuno por la reinstalación de los 44 mil 500 electricistas despedidos. Ahora se sabe por el mismo Calderón que “bajo la ejecución operativa y administrativa” de la guapa pero harto autoritaria Patricia Flores Elizondo.
Al dar a conocer la designación del cuarto secretario de Gobernación en apenas tres años, siete meses y 14 días de su gobierno, Felipe (del Sagrado Corazón) de Jesús Calderón Hinojosa se revela como un jefe institucional perseverante con los amigos, pero también incapaz de leer e interpretar los tiempos que vive y padece como pocos, y que reclaman un gobierno de profesionales, signados por la capacidad y la aptitud para coexistir y trabajar en la diversidad. De unidad nacional, pues.
Algún día lo entenderá y, sobre todo, lo aceptará, pero acaso sea demasiado tarde no tanto para él, sino para el país que se lleva entre las patas --así se dice, no es una falta de respeto, además éste se gana--, con una vocación facciosa que se empata muy bien con la condición que, a toro pasado, le recuerda con frecuencia el legislador David Penchyna Grub: (Calderón es) incapaz de obtener legítimamente el poder de la voluntad de los gobernados”. Sólo que el hidalguense omite siempre que su partido, el Revolucionario Institucional, capitalizó muy bien el introducir al michoacano de Morelia al salón de sesiones del Congreso por el área de Tras banderas para que tomara posesión, el 1 de diciembre de 2006, con la anuencia de todos sus legisladores.
Francisco Blake Mora, el novel titular de Gobernación, fue impuesto por Calderón Hinojosa después de que el Senado lo rechazó por su inexperiencia para sustituir, en septiembre de 2009, a Eduardo Tomás Medina-Mora Icaza como procurador general de la República. Naturalmente, 10 meses después tiene “amplias credenciales” (Calderón dixit), sobre todo tras operar las elecciones para alcaldes y el Congreso de Baja California y perder los cinco municipios y la mayoría congresual, el entonces secretario general de Gobierno de José Guadalupe Osuna Millán. Pero Calderón es excelente amigo de sus amigos y desde noviembre de 2006 invitó a Blake a integrarse a su equipo. “No hay mucho que decir, porque no hay mucho que destacar en su trayectoria”, comentó un exintegrante del Comité Ejecutivo Nacional del blanquiazul, sin ánimo de contradecir al irascible primer panista del país.
Con estos cambios suman 15 los producidos en el círculo íntimo del marido de Margarita Zavala Gómez del Campo. Modificaciones de nombres y rostros porque la conducta al parecer no variará, si nos atenemos al juicio de Manlio Fabio Beltrones Rivera. Los colaboradores presidenciales “no saben qué hacer y piensan que su única obligación es decir ‘sí, señor presidente’ y complacerlo, cuando lo que el país espera es gobernabilidad y seguridad”. Tal conducta servil existe porque así fueron seleccionados por su amigo metamorfoseado en jefe de un grupo gobernante faccioso.
Sin embargo, lo cortés no quita lo valiente. Es de reconocerse que el abogado, economista y administrador público dejó a Javier Lozano Alarcón con las ansias desbordadas por ser jefe en el Palacio de Covián. El decepcionado secretario del Trabajo descarga su amargura y frustración en los huelguistas de hambre del Mexicano de Electricistas, a quienes les advierte que las movilizaciones “son inútiles”, que “no respondemos a movilizaciones y chantajes”, pero a la vez busca cooptar a Cayetano Cabrera Esteva al más viejo estilo del autoritarismo hecho gobierno, por la vía del hambre y las necesidades materiales, mientras el ingeniero corre peligro de sufrir un paro cardiaco al acercarse a los 90 días de ayuno por la reinstalación de los 44 mil 500 electricistas despedidos. Ahora se sabe por el mismo Calderón que “bajo la ejecución operativa y administrativa” de la guapa pero harto autoritaria Patricia Flores Elizondo.
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