Eje Central
El uno-dos de Felipe Calderón fue hablar con Javier Duarte el martes por la noche, poco después de que el tribunal electoral local le diera la constancia como gobernador electo de Veracruz, y recibir el miércoles en Los Pinos a su contrincante, Miguel Ángel Yunes, quien según las crónicas de prensa salió con la cabeza gacha y cara de regañado.
¿Qué sucedió en la oficina presidencial? Nadie fuera del ámbito de Calderón lo sabe.
Pero lo que sí saben muchos es la manera como Yunes había venido escalando su mal carácter con diversos políticos.
El fin de semana pasado en Huatusco, le gritó en la cara a Enrique Cambranis, dirigente estatal del PAN, y lo acusó de traición.
El martes, en el restaurante The Palm en la ciudad de México, le gritó y amenazó a Enrique Jackson, una de las figuras del PRI que estuvo en la campaña de Duarte.
Demasiada adrenalina la de Yunes, que tuvo el miércoles en Los Pinos un poco de antidoto.
El uno-dos de Felipe Calderón fue hablar con Javier Duarte el martes por la noche, poco después de que el tribunal electoral local le diera la constancia como gobernador electo de Veracruz, y recibir el miércoles en Los Pinos a su contrincante, Miguel Ángel Yunes, quien según las crónicas de prensa salió con la cabeza gacha y cara de regañado.
¿Qué sucedió en la oficina presidencial? Nadie fuera del ámbito de Calderón lo sabe.
Pero lo que sí saben muchos es la manera como Yunes había venido escalando su mal carácter con diversos políticos.
El fin de semana pasado en Huatusco, le gritó en la cara a Enrique Cambranis, dirigente estatal del PAN, y lo acusó de traición.
El martes, en el restaurante The Palm en la ciudad de México, le gritó y amenazó a Enrique Jackson, una de las figuras del PRI que estuvo en la campaña de Duarte.
Demasiada adrenalina la de Yunes, que tuvo el miércoles en Los Pinos un poco de antidoto.
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